¿GANAR, PERDIENDO?
Ando dado vueltas a este binomio que las pasadas elecciones ha vuelto a estar en circulación, y no lo entiendo porque habitualmente si pierdo, pierdo y si gano, gano, pero ¿ganar, perdiendo? solo me cabe pensar que si pierdo algo que tengo y resulta que gano, será porque lo que he perdido, en la situación que me ha dejado su pérdida, es mejor que la que tenía antes de la misma. Y la verdad no termino de comprender, de alcanzar una solución positiva a no ser que lo que tenía previamente a su pérdida fuera intrínseca, merecidamente malo. No entiendo que se pueda perder algo bueno y a continuación me pueda sentir mejor, mas contento, mas satisfecho, a no ser que mienta maliciosamente, de forma solapada y taimada cual político al uso y consumo.

Por lo que he visto tras el día de reflexión, tras el día de la votación, en el día de la soñada solución, es que no tenemos solución alguna con estos políticos que nos han tocado en suerte. Lo mio no es la política nacional, sino la local, pero hemos llegado a un punto que no puedo evitar dar mi opinión sobre el último sainete. Entiendo que si no aprendemos a sumar, nunca sabremos multiplicar, es decir, si no sabemos convivir nunca sabremos ser políticos. Porque a fin de cuentas la buena, decente y seria política es convivir con respeto. La mayor parte de los políticos con los que forzosamente vivimos no practican el respeto al prójimo, ven enemigos donde no los hay, incluso normalidad donde hay violencia, porque según ellos quien no piensa como yo está contra mí… El resultado a la vista está. Varios líderes políticos han perdido votos y con ellos escaños y representatividad, y siguen tan contentos y felices, es más algunos se atreven con todo el descaro a decir que han ganado, confundiendo el progresismo con el tocino.
En mi opinión ha ganado el que ha conseguido mas votos que la vez anterior, cualquier otro razonamiento es falso, apócrifo, hipócrita y desleal. Quien se afirme farisaicamente en esa postura no es político si no ególatra, se venera sí mismo, no piensa en los demás a no ser para utilizarlos, consciente de que su progresismo es para los demás retroceso e involución, en una palabra no es el político que necesitamos hoy por hoy porque solo se respeta a él, no convive sino que vive de los que le rodean, aplauden y vitorean. Esa casta de personajes que cuando pierde no solamente no dimite sino que alardea de una ficticia victoria, es la que estoy viendo hoy, el supuesto día de la solución.
La solución como hemos visto, no viene de la mano de las urnas. Puede venir siempre y cuando la sociedad que vota esté preparada, sepa respetarse y respetar su entorno social y sobre todo esté carente de odio, ira, revancha o venganza. Una sociedad con alguna de esas cuatro “virtudes” no es una sociedad demócrata, es una sociedad perdida, sin Norte, que va perdiendo su vitalidad y riqueza lenta e inexorablemente con el paso del tiempo, para terminar como Cuba o como Venezuela, hundida en la pobreza. Para ellos no tenemos los votantes término medio, o somos progresistas o somos fachas. Su carisma progresista es la personalidad, el don y el caché de los buenos, el resto son franquistas trasnochados, fachas emboscados o nazis importados, mala gente. Y no es eso, ni los unos ni los otros están en posesión de la verdad. Han olvidado que ambos somos la sociedad en la que hay que aprender a convivir respetándonos mutuamente. Esas política del respeto y la convivencia es la esencia de la sociedad demócrata, sociedad en la que el que pierde, pierde, lo reconoce y desaparece y el que gana da las gracias y permanece. ¿Ganar, perdiendo? No, mas bien perder lo ganado.
José Antonio Corachán Marzal
Categorías:Benidorm, Benidorm / deportes













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