Alfaz del Pi

Reflexionemos: ¿Para qué sirve el Senado?

senado-lorenzo-3

Margarita Barbáchano

Hoy es un bonito día para reflexionar. ¿Para qué sirve el Senado?, es una buena pregunta; y la contestación a esa pregunta la tenemos en nuestras manos. Tal y como están las cosas, la desastrosa gestión de la crisis económica por parte de Europa, el mal gobierno de las autonomías con sus derroches ejercidos como una costumbre durante los últimos años, y la absoluta necesidad de recortar gastos innecesarios, lo que debemos de hacer es un simple gesto: coger el sobre sepia del Senado, elegir una papeleta de una opción política; y, sin marcar cruz alguna (en blanco), introducirla en el sobre cerrado y depositarla en la urna. Fácil, ¿no?

Si somos muchos los votantes que elegimos esta opción (por pura coherencia, por puro sentido común) no saldrán elegidos senadores los nombres que han determinado los partidos políticos para vivir del cuento durante cuatro años. Si echamos las papeletas del Senado en blanco se podría eliminar una Cámara obsoleta que no representa a nadie, salvo a ellos mismos y sus propios intereses. La llaman Cámara de representación territorial, y bajo ese paraguas se refugian 264 senadores que reciben una asignación básica de 3.126,52 euros mensuales. Sueldo base al que hay que sumar los complementos en función del cargo que ocupan en el Senado, las dietas por asistir a las sesiones, más lo que se llevan por el cargo que ya ejercen en otra Administración. Por ejemplo: se puede ser presidente de un Parlamento autonómico y además senador. Se puede ser alcalde de una gran ciudad y además senador. Así, sin despeinarse. No hay incompatibilidad alguna. Imagínense ustedes los sueldos de sus señorías. No hay calculadora que lo resista.

Eso sí, los planes de ajuste y los recortes son para los pensionistas, los funcionarios, las empresas que cierran y despiden a sus plantillas, los jóvenes sin empleo con subvenciones en el aire o los jóvenes mileuristas que rezan porque se les renueve su contrato basura. Mientras esto pasa en España, ¿por qué tenemos que mantener a estos señores con unos ingresos desmesurados y con una ocupación sin trascendencia para el país? No sabemos qué hacen, para qué sirve lo que hacen, ni quiénes son los que ocupan esos 264 escaños. Los senadores pasan la legislatura en silencio, totalmente desapercibidos. Les ha tocado la lotería del servilismo a sus partidos, el agradecimiento a los servicios prestados en un retiro bien pagado y discreto, y por eso callan y no aparecen casi nunca en la prensa. Sus nombres solo salen un día cada cuatro años en una papeleta junto a las siglas de un partido político. Hay que ignorarlos y reservar toda nuestra energía en elegir a los diputados (aunque sea en listas cerradas), porque el Congreso sí que nos representa a todos. Sabemos en lo que trabajan y por lo que cobran. Dan la cara. Los diputados legislan y cobran el mismo sueldo que los senadores. ¡Increíble! Periodista y escritora