LAS PROVINCIAS ON+  Los acusados de Imelsa, en la semana que comenzó el juicio. Foto: Jesús Signes El estigma de la corrupción, ¿hasta la tumba?  A. RALLO Hola ManuelSeremos breves. No es febrero un mes simpático en el calendario. Pero la actualidad judicial está marcada por dos de los juicios más importantes del año. El foco no sólo está en lo que ocurre dentro de la sala sino también fuera. El enfrentamiento entre los dos Franciscos, Camps y Correa, ha marcado la semana. El expresidente ha recibido habitualmente más críticas que elogios en estos mails de los viernes, pero su reacción, desde su posición, resulta humanamente comprensible. Y comprender que alguien reaccione con improperios no supone justificar. La trama Gürtel supuso el fin de su carrera política por el regalo de unos trajes pese a que luego resultó absuelto. ¡Cómo no acusarle de que le ha arruinado la vida! Ojo que la respuesta de Correa que quien realmente mentía era Álvaro Pérez, el Bigotes. Y este declara en unos días. Esa comparecencia sí será de máxima tensión.La reflexión de esta semana gira en torno a cuándo perdonar u olvidar los actos de corrupción. O si, por el contrario, deben permanecer de por vida.La historia. Fue sorprendente, sin duda. Hacía como doce años que no me cruzaba con esa persona y aquel día en la escalera de un centro comercial -qué manera tan caprichosa y por otro lado tan ordinaria- nos dimos de bruces. Creo que fue un ejercicio compartido y denodado de evitar hacernos caso. Lo solventamos con éxito, claro. De inmediato y de forma automática, casi como la consecuencia inevitable de un encuentro inesperado, hice balance. Una sensación para definir ahora aquel pasado. Y me llevé otra sorpresa. El titular de aquello había cambiado. Más tarde pensé en el desempeño de este oficio nuestro, que camina ahora al son de los gurús, y de cuándo llegaría -si es que debemos hacer que llegue- el momento, entiéndanme la licencia, de perdonar y/o olvidar un hecho. No necesariamente por este orden. Cuándo, por ejemplo, ya no tendría sentido hablar de Camps como el enganche de la Gürtel en Valencia, de Juan Cotino como hombre clave en la trama de la visita del Papa; de Rafael Blasco y Consuelo Císcar como el mayor matrimonio corrupto de la historia reciente; de Mónica Oltra como supuesta encubridora de los abusos sexuales de su exmarido, del candidato de Vox a la Generalitat, Carlos Flores Juberías, como condenado por violencia de género. Pongamos algunos ejemplos del PSPV, también, el agente doble Manolo Mata o el ‘padrino’ Pepe Cataluña o el consejero Rafa Rubio. Es cierto que las informaciones deberán incluir contexto, evidentemente. Pero, ¿deberíamos de establecer un límite en remover el agua pasada? Lo anterior puede tener -y las debe generar, sin duda- consecuencias en lo político. ¿Pero hasta cuándo se debe arrastrar a alguien con sus errores y sus condenas? En días de cierta calma como este surgen reflexiones en las que el cóctel del periodismo y la vida deja un sabor agridulce. Sirva esta ventana para compartir el trago.¿Mano negra en los zombies?. El caso de Francisco Javier Cañizares, el hombre que quiso dinamitar el juicio de los zombies resulta una semana después todavía inquietante. En la vista, se destapó como un hombre que no confía en su letrado. Una defensa impuesta, llegó a decir. Todo esto se conoció allí mismo. Nunca antes había verbalizado semejante traición por parte de su letrado. Que él quería decir la verdad –al parecer era un reconocimiento de los hechos– pero que, en ningún caso quería pactar con la Fiscalía, claro. Algo ciertamente imposible. No se puede tener todo en la vida, aunque esto la facilitaría, sin duda. En el caso de Cañizares no tenía «ni un duro». Montó un buen lío y hubo finalmente que darle salida, una pieza separada que será juzgada aparte. El acusado debe estar en su casa pensando que ha sido el más listo de la clase. La realidad es costaba que enlazara dos frases con cierto sentido el día del juicio, pero aquel mismo día, ya por la tarde, sorprendentemente, fue capaz de redactar un texto que ya quisieran completar algunos periodistas con años de experiencia. En fin. Un misterio. ¿Quién sería el ayudante? |
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