Tras el escándalo en el Reino Unido, la rubia trans Isla Bryson acaba de ser enviada a una cárcel de hombres
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- CARLOS FRESNEDA@cfresneda1Londres
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Violó a dos mujeres, cambió de género y fue a una prisión de mujeres. Su propia ex mujer dice que es «un impostor» rapado (o impostora) que se burla de las autoridades

Adam Graham iba de tipo duro por la vida, con la cabeza rapada y un tatuaje en la cara a lo Mike Tyson. Se ganaba la vida «pinchando» en los clubs con el sobrenombre de DJ Blade, aunque prefería «ligar» en aplicaciones como Badoo o Bigo. Así fue como conoció a dos mujeres que le acusaron de haberlas violado, en 2016 y en 2019, y que esta semana defendieron sus casos ante un tribunal en Escocia que emitió finalmente el veredicto: «Culpable».
Graham con peluca rubia, uñas largas, panties ceñidos y un impermeable rosa. A sus 31 años, Adam Graham se hace llamar Isla Bryson desde que inició su «transición» en el 2020 tomando hormonas (aunque sin someterse a cirugía). Alegó haber tenido problemas de identidad sexual desde los cuatro años, aunque su ex mujer -Shonna Graham- asegura que estamos ante un «monstruo» y un «impostor» que haría cualquier cosa para seguir abusando de mujeres: «No parará, es su naturaleza».
Tras el veredicto de esta semana, Adam Graham/Isla Bryson iba a ser enviado o enviada a una sección especial en la cárcel de mujeres de Cornton Vale. Pero el escándalo llamó a las puertas de la ministra principal Nicola Sturgeon, que se vio obligada a intervenir y a ordenar el traslado del preso a la sección masculina de la cárcel HMP de Edimburgo.
El caso ha puesto al rojo vivo la polémica por la ley trans de Escocia, que permite la autodeterminación de género a los 16 años (sin certificado médico) y que ha sido criticada duramente por JK Rowling y otros destacados activistas por considerarla una amenaza para la seguridad de las mujeres. El Gobierno británico ha decidido, de hecho, intervenir y bloquear la ley, cuyo destino se decidirá al final en los tribunales.
Entre tanto, Isla Bryson/Adam Graham ya aguarda la sentencia en una cárcel de hombres, donde posiblemente recibirá la insospechada visita de su ex para entregarle los papeles de divorcio. El testimonio de Shonna fue clave para forzar un debate parlamentario y obligar a Nicola Sturgeon a rectificar ante cámaras y taquígrafos: «No es posible tener a un violador en una cárcel de mujeres».
«Yo tengo mucha empatía con quienes son realmente personas transgénero, porque debe ser algo duro de vivir», admite Shonna Graham, en declaraciones a The Daily Mail. «Pero mi ex marido está simplemente burlándose de las autoridades. Cuando vi sus fotos con la peluca rubia y sus panties de lycra, me caí de la cama de la risa».
«El jamás dijo nada que cómo se sentía con su cuerpo mientras estuvimos juntos», agrega Graham. «Estoy convencida que su transición de género es una impostura para llamar la atención y evitar acabar en una prisión junto a hombres temibles. Enviarle a una prisión de mujeres sería algo indignante. ¿Cuánto tardaría la siguiente víctima en ser atacada?».

Shonna se casó con Andy Graham el 8 de julio de 2016. En la foto puede verse al marido sonriente, trajeado y con corbata, con la cabeza rapada y con el tatuaje recorriéndole media cara, mientras la novia -vestida con una especie de mantilla negra- estampa su firma en el registro civil de Flakirk.
Apenas cinco semanas duró el matrimonio, aunque nunca formalizaron la separación. «El 16 de agosto me dijo que había conocido a otra mujer, y no puedo expresar el alivio que sentí cuando desapareció de mi vida. Me habría divorciado en el acto, pero no sabía dónde enviarle los papeles y llevo esperando siete años. Estando en la cárcel será mucho más fácil hacérselos llegar.
«Andy es un monstruo y espero que arrojen la llave de su celda a cualquier sitio para que no pueda salir», advierte Shonna Graham (aún conserva el apellido del marido). Se conocieron en el 2015 a través de la aplicación Badoo y le encontró de entrada «cariñoso y divertido», pero la relación no tardó en volverse abusiva.
El se trasladó al piso de ella, «y una vez allí empezó a controlar cada aspecto de mi vida, con estallidos de ira y arranques de celos incluso si me veía hablar con un vecino mayor». Una noche discutieron cuando él estaba viendo televisión en el salón. Ella se encerró en el dormitorio y al rato apareció él, con un cuchillo de cocina en la mano y exigiendo sexo.
«Le dije que se fuera, y me bajó los pantalones del pijama e intentó violarme. Le rogué que me dejara en paz y entonces me di cuenta de que me había herido en el muslo con el cuchillo. Se llenó todo de sangre, incluida la moqueta. Tardó en llamar una ambulancia y cuando vinieron yo estaba casi desmayada«, cuenta.
«En el hospital llamaron a la policía porque aquello les parecía un caso de abuso doméstico. Pero Adam me convenció para que les dijera que había intentado suicidarme y que yo misma me había causado la herida. La policía intentó convencerme para que presentara cargos contra él, pero no tuve valor de hacerlo», añade.
«Ahora me siento culpable porque si lo hubiera hecho, tal vez habría podido evitar que esas dos pobres mujeres pasaran por lo que yo pasé. Me tenía aterrorizada, pesando siempre en qué era lo próximo que podía hacer. Después de aquel incidente, mis amigos me decían que lo dejara, pero no les escuché. No solo seguí con él sino que me casé meses más tarde».
Shonna ha revivido en los últimos días su propio drama durante el juicio en el que testificaron las dos víctimas que acusaron de violación a Adam Graham. La primera, una mujer de 30 años que reconoció haber estado enamorada de él, pero que pasaba miedo con sus raptos de violencia, como la ocasión en la que llegó a violarla en la casa de su madre y a amenazarla con causar daño a toda la familia si lo revelaba. La segunda mujer, de 34 años, declaró que Adam intentó violarla en su propia casa en Glasgow cuando le invitó a ver la película Chicas Malas, con Lindsay Lohan.
Adam Graham, convertido ya en Isla Bryson, declaró ante el jurado que en ambos casos se había tratado de «sexo consensuado», aunque en realidad no le gustaba «acostarse con mujeres» y a su segunda víctima le había llegado incluso a confesar sus «problemas de género» cuando se conocieron en internet. Durante el juicio, se negó a responder cuando le llamaron por su viejo nombre masculino, y en la piel de Isla Bryson llegó a declarar que estaba dispuesto a llegar hasta el final para completar del todo su transición: «Obviamente, quiero toda la cirugía que el Servicio Nacional de Salud (NHS) pueda facilitar», dijo.
Categorías:Alfaz del Pi, Benidorm, La Nucia
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