Este hombre estuvo viniendo al mismo restaurante durante años. La comida no era muy buena y la decoración no era muy agradable, pero él seguía viniendo de todos modos. Siempre hablaba con una camarera en particular y formaron un vínculo muy especial. Ella pensaba que lo sabía todo sobre él. Hasta que, un día, él le tocó el hombro y le dijo, «tengo algo que confesarte…»

Eva, de 35 años, llegó a conocer a este hombre mayor mucho más de lo que ningún otro miembro del personal lo había hecho. Le contó la historia de su vida, pero omitió un detalle importante. Frank, de 84 años, era un veterano de guerra. Había luchado en Vietnam y había visto cosas horribles mientras estuvo allí.

Cuando volvió a su país de origen, estaba ansioso por hablar con alguien de ello. Pero eso todavía era algo inusual en ese momento, así que simplemente lo reprimió todo. Pero cuando conoció a Eva, supo que podía contarle casi cualquier cosa. Excepto…

Cuando Frank llegó a una fiesta cuando tenía 20 años, no sabía qué hacer. Era un chico tímido que siempre tenía la cara escondida detrás de un libro. Pero esa noche, sus amigos le convencieron para que fuera a una fiesta en el salón de baile del pueblo. De mala gana, se puso su traje más elegante y se dirigió con los chicos al salón de baile.

Riéndose y haciendo bromas, los chicos entraron al salón de baile. Frank se sintió incómodo y quiso esconderse en un rincón del lugar, cuando de repente pasó algo que cambiaría su vida para siempre…

Una dama le deslumbró. Nunca antes había visto a una mujer tan hermosa. Y la mujer también se fijó en él. Fue una atracción muy fuerte. No tenía sentido resistirse. Bailaron juntos toda la noche y cuando la fiesta terminó, la dama invitó a Frank a su apartamento.

Cuando Frank se despertó allí al día siguiente, no se podía creer lo que había pasado. ¡Esta hermosa mujer le había elegido! ¿Cómo era eso posible? Pero entonces pasó algo que puso patas arriba la vida de esta joven pareja…

Cuando Frank llegó a casa con una gran sonrisa en la cara después de una noche fantástica, vio una carta en el felpudo. Era una notificación. Le enviaban a Vietnam a luchar en la guerra. Devastada y profundamente emocionada, la joven pareja se despidió. Prometieron escribirse y casarse justo después de la guerra.

Desafortunadamente, la guerra puede pasarle factura a las personas. Las cambia. Y también cambió a Frank…

Frank apenas sobrevivió a la guerra. Y cuando al fin le permitieron volver a casa después de meses luchando en Vietnam, ya no era el mismo chico inocente y dulce que una vez fue. Había visto cosas que nadie debería ver en su vida, y como resultado, estaba gravemente traumatizado.

Gastó el escaso salario que había ahorrado durante su servicio militar en alcohol para reprimir sus sentimientos. Por un momento, pensó en visitar a su chica de antes de la guerra, pero pronto decidió que esta no era una opción. ¿Qué pensaría ella de él ahora? Pasó por la vida completamente solo. Hasta que un día, conoció a alguien…

Frank tenía 81 años cuando perdió su casa y acabó en la calle, pero eso no le afectó. Ya nada le afectaba. Era una cáscara vacía del dulce chico que había sido una vez. Su nueva vida consistía en pedir dinero para comprar bebida. Pero un día, mientras mendigaba en la esquina de la calle, se le acercó una camarera de un restaurante cercano. Ella le dio una manta y algo de comida. Y cuando la miró a los ojos, su vida cambió para siempre…

Le sonaba de algo, pero no sabía dónde había visto esos ojos antes. Los grandes ojos marrones de la mujer lo miraron intensamente. «Toma», le dijo, envolviendo su cuerpo con la manta. «¡Vas a coger un resfriado!» Y con una cálida sonrisa, volvió al restaurante. Frank se quedó tan impresionado por este dulce gesto que decidió cambiar su vida.

Quizás el mundo no era un lugar tan malo después de todo… Inmediatamente tomó medidas y se gastó el poco dinero que le quedaba en un nuevo corte de pelo. Buscó trabajo y consiguió alquilar un pequeño apartamento. Y después, volvió al restaurante. Quería volver a ver a la mujer que le había resultado tan familiar…

Ella no le reconoció al principio, el peluquero había hecho un gran trabajo. Pero cuando le dijo quién era, esa misma sonrisa cálida volvió a aparecer en su cara. «¡Bienvenido!», le dijo con alegría. Esos ojos de nuevo. ¿Dónde había visto esos ojos antes? Con dudas, le preguntó a la camarera su nombre. «Eva Ortega, señor. ¿Y usted? ¿cómo se llama?»

Cuando Frank escuchó su nombre, se tapó la boca con la mano, entró en shock. Miró a la mujer durante mucho tiempo y la vio trabajar durante todo su turno. No será ella… ¿no?

Esta chica, se parecía mucho a la mujer con la que había bailado hacía tantos años y con la que había pasado la noche, sin duda, era su hija. Cuando Frank se dio cuenta, decidió guardarse esta información un poco más. Quería poner sus asuntos en orden antes de decírselo.

Pasaron los años, años en los que visitaba todos los días el restaurante de la esquina y hablaba con Eva. Sobre su vida, sobre la vida de ella, sobre todo lo que tenía en mente. Los dos llegaron a conocerse tan bien que se creó un vínculo especial. Y entonces, llegó el momento de la verdad. Frank le revelaría su gran secreto a su hija…

Cuando Eva estaba a punto de recoger su mesa, él le dio un golpecito en la espalda.«Siéntate un momento, tengo algo que confesarte…» El resto pasó muy rápido. Eva estaba tan feliz por conocer a su padre que inmediatamente saltó a los brazos de Frank.

Ella misma había sentido durante mucho tiempo que tenían una conexión especial y esta era la confirmación que necesitaba. Padre e hija estaban encantados de que al fin pudieran abrazarse. Pero la mayor sorpresa estaba aún por llegar…

Porque, cuando Eva se enteró de que había conocido a su padre, inmediatamente llamó a su madre para contárselo. Su madre, la exnovia de Frank, estaba tan sorprendida que casi se le cayó el teléfono. «Voy para allá ahora mismo…», murmuró, sobresaltada. Y cuando la pareja se volvió a ver por primera vez después de todos estos años, saltaron chispas como si nada hubiera pasado.

Era como si hubieran viajado en el tiempo y hubieran vuelto a la pista de baile en 1966. La pareja decidió recuperar todo el tiempo perdido y no dejar que nada se interpusiera entre ellos nunca más. Así que ya sabes, nada puede vencer al poder del amor, ni la distancia, ni las dificultades, ni el tiempo.