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Las elecciones en Valencia serían el 22-M: cinco meses de guerra entre Feijóo y Abascal con tres gobiernos abiertos

Vox tiene en sus manos agotar la legislatura en la Comunidad Valenciana en 2027 con un presidente interino o forzar la ruptura con los ‘populares’ en pleno ciclo electoral en España

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Carlos Mazón, tras su comparecencia de este lunes.
Carlos Mazón, tras su comparecencia de este lunes.ARABA PRESS

Noa de la Torre

Noa de la TorreValencia

Valencia

Actualizado Lunes, 3 noviembre 2025 – 22:45

Una presidencia de la Generalitat en funciones, un gobierno interino, un liderazgo del partido en el aire, un socio instalado en una indefinición calculada y un escenario político por delante cuya única certeza es la incertidumbre. La dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Generalitat —incapaz de sobreponerse al funeral de Estado tras un año acorralado por su ausencia el día de la dana y sus cambios de versión sobre aquella jornada— abre un nuevo capítulo en la historia del autogobierno valenciano. Un capítulo, sin embargo, del que se desconoce su final, pero del que no se podrá prescindir de Vox para escribirlo.

De hecho, fuentes del PP no descartan ni mucho menos que la Comunidad Valenciana pueda verse abocada a una convocatoria electoral anticipada. Se baraja, incluso, la fecha límite del 22 de marzo de 2026, un domingo posfallas que ha suscitado el primer acuerdo —está por ver si también el último— entre PP y Vox. La fecha elegida, de hecho, es lo que explica que Mazón presentase ayer formalmente su renuncia —tras seis horas de incertidumbre— una vez lo habló con la presidenta de las Cortes, Llanos Massó (de Vox).

Ambos partidos han pactado, por tanto, el calendario electoral en la Comunidad Valenciana. De esta forma, la retirada de Mazón precipitará en realidad la batalla entre PP y Vox en pleno ciclo electoral en España, con los de Abascal teniendo que decidir si apoya o bloquea los gobiernos populares. Si Extremadura pone a girar la rueda el 21 de diciembre, Castilla y León seguirá el 15 de marzo, salvo adelanto de las generales. La Comunidad Valenciana podría ser la siguiente.

Y ello a pesar de que el pacto alcanzado entre el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, con su barón autonómico para propiciar una salida a la crisis buscaba sortear precisamente las elecciones anticipadas. Es decir, Mazón hubiese podido firmar su renuncia y convocar elecciones —algo a lo que estaba dispuesto— y, sin embargo, ha optado por dimitir sin apretar el botón electoral. Muchos en el partido consideraban esta opción una maniobra demasiado arriesgada, a pesar de que Mazón ha esgrimido las encuestas que siguen dando al PP como ganador de unas hipotéticas elecciones.

Esto significa, en la práctica, que los populares se dan tiempo para negociar la investidura de un nuevo candidato a la Generalitat, salido necesariamente de entre los diputados y diputadas de las Cortes Valencianas. Habrá que hacerlo, eso sí, con Vox, en cuyas manos está ahora el futuro de la Comunidad Valenciana, pero también el del propio PP valenciano.

Los populares no cuentan con mayoría absoluta en las Cortes para investir por su cuenta a un nuevo presidente, como sí se pudo hacer con Alberto Fabra cuando Francisco Camps dimitió. Los 40 diputados del PP necesitan sí o sí el voto favorable de los 13 diputados de Vox para investir a un nuevo presidente de la Generalitat interino cuya única misión sería, básicamente, aguantar hasta 2027.

Ahora bien, si Vox no cede y se niega a dar su apoyo al candidato del PP, la Comunidad Valenciana se asomará al escenario electoral. Los plazos empezaron a correr ayer con la presentación formal de la renuncia por parte de Mazón. A partir de ahora, el presidente de la Generalitat sigue en funciones hasta la publicación en el BOE del nuevo presidente (si se llega a producir), al igual que todo su gobierno sigue ejerciendo su actividad de manera interina. De hecho, Mazón tiene previsto reunir hoy al pleno del Consell en Alicante, con la salida prevista del vicepresidente Francisco José Gan Pampols.

Lo que hace poco más de un mes se había anunciado como una remodelación del Consell para dar un impulso a la legislatura quedará en una mera redistribución de competencias entre los consejeros. Mazón, además, no renunciará a su acta de diputado, con lo que no perderá el aforamiento para evitar ser citado ya como imputado por la jueza de Catarroja en la causa de la dana.

Con la oficialización de su dimisión, se activa de forma automática un plazo de 12 días hábiles en las Cortes Valencianas para presentar candidaturas a la presidencia de la Generalitat. Dicho con otras palabras, PP y Vox tienen hasta el 19 de noviembre para pactar un candidato. De esta forma, el primer pleno de investidura podría fijarse para la última semana de noviembre.

En caso de fracaso, se activaría el reloj de la convocatoria electoral: dos meses hasta la celebración de unos comicios, que podrían irse así al 22 de marzo. Hasta que su sucesor no tome posesión del cargo, Mazón tendrá que mantenerse en funciones, con lo que los plazos podrían alargarse —en función de las negociaciones— hasta abril o mayo incluso.

El problema añadido es que, a la cita con las urnas, el PP llegaría con un liderazgo en precario y designado por Génova, algo que desde la dirección del PP valenciano siempre se ha querido evitar. El paso a un lado de Mazón —porque se va sin acabarse de irse, también en su partido— obliga a abrir la sucesión de una forma un tanto anómala y precipitada.

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La apuesta del PP valenciano para negociar una nueva investidura con Vox es en principio Juanfran Pérez Llorca, el actual portavoz de los populares en las Cortes, secretario general del PPCV y hombre de la total confianza de Mazón. El alicantino, un auténtico estratega, destaca por su buena relación con Vox, si bien las fuentes consultadas señalan que no aceptará el cargo sin poner sus condiciones. Génova asume que es él quien parte con ventaja para convertirse ahora en el sucesor de Mazón. Pero el PP no cierra la puerta a otro nombre alternativo.

Abascal ya advirtió ayer al PP de que su estrategia de ponerle en el plato «lentejas» —y «si quieres las comes y si no las dejas»— no funcionará. «Que se aclaren primero entre ellos», dijo, sin garantizar un cheque en blanco al PP. Mazón, por su parte, apeló a la «mayoría viva y en marcha» que aún hoy hay en las Cortes.

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