Benidorm

¡Pero cómo hacer del cordón umbilical un cordón sanitario!

Para saber qué hacer con Vox, Feijóo solo tiene que mirarse en Sánchez y en sus procedimientos. Ahora mismo ya debería estar haciendo política de altura

  • 42 comentarios
Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, en el congreso de esta formación.
Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, en el congreso de esta formación.MUNDO

Arcadi Espada

Arcadi Espada

Actualizado 

Todo lo que hace Feijóo con Vox es un error. Lo último, una frase a la altura de aquel que dijo que no dormiría por las noches si gobernaba con Podemos. El compromiso con los españoles que ha formalizado Feijóo al negarse a una coalición de gobierno con Vox es una de esas solemnidades a crédito que están entre lo peor de la política. Y cuya imprudente nitidez, por cierto, contrasta con la abstracta ambigüedad que dedicó al entendimiento con los nacionalistas: «A mí no se me da bien someterme». El discurso de cierre del Congreso del Pp no tuvo otro interés político que esas palabras sobre su imprescindible aliado. Y eso ya fue de partida lamentable. En el discurso de un líder llamado a gobernar por razones eutanásicas la política espera el detalle de sus medidas de reversión. Esta, por ejemplo, de la reforma laboral a la que aludía con gravedad e inteligencia María Jesús Fernández, economista de Funcas, ayer en el periódico. Pero en vez de reversión Feijóo optó por la aversión.

Vox y la podemia son lo peor de populares y socialistas. ¡Pero cómo hacer un cordón sanitario con el cordón umbilical! Pedro Sánchez llevó a la vicepresidencia del Gobierno a un partido que promovía la salida de España de la Otan, que aceptaba la autodeterminación de las nacionalidades españolas, que quería un referéndum sobre la Monarquía y que planteaba una auditoría ciudadana de la deuda pública para que ver qué parte ilegítima no pagaba. Semejante catálogo de sandeces tiene su reflejo especular en las propuestas de Vox sobre la «reconquista» de Europa a cargo de las naciones, el vaciado de competencias de las autonomías españolas, la cláusula de la «adaptación» para decidir sobre la deportación de los emigrantes o el fin del laicismo del Estado en favor del cristianismo. Los dos partidos, además, comparten un crimen, que es el putinismo.

Dadas las circunstancias sociológicas realmente existentes el modelo de relación que cada uno de los dos grandes partidos españoles debe establecer con lo peor de sí mismos es el que ha establecido el sonámbulo de La Moncloa. Descartando la demonización que sugerían sus anunciadas noches en vela, optó enseguida por la esterilización. Y fue esa práctica, al fin exitosa, la que liquidó la carrera política del siempre tabernario y hoy tabernero Pablo Iglesias. Para saber qué hacer con Vox, Feijóo solo tiene que mirarse en Sánchez y en sus procedimientos. Ahora mismo ya debería estar haciendo política de altura. Por ejemplo, escrutar atentamente los renglones del partido de Santiago y decidir cuál va a ser su rubia del bote.