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Abrir en navegador ![]() Encarni Bao AguirreViernes 15 de diciembre de 2023El ‘bien pagao’Buenas tardes, ManuelTermina una semana en la que Ucrania logró asomar la cabeza y robar siquiera una mínima atención a la guerra que está reduciendo a escombros Gaza. La jornada del jueves, la 656 de la invasión rusa, llevó a los ucranianos una señal de esperanza en el futuro dentro de la Unión Europea. La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, en ausencia de Viktor Orbán, acordó por unanimidad abrir formalmente las negociaciones para la adhesión de una nación que hace más de una década proclamó su firme voluntad de sacudirse la tutela de Moscú, y que combate desde hace 22 meses por expulsar a las tropas del Kremlin de su territorio.Incansable ZelenskiEn los días previos a la ansiada bienvenida a la UE, Volodímir Zelenski conservó la confianza en una decisión positiva y animó a sus compatriotas a mantener la fe. Y no le habrá resultado fácil, después de interminables jornadas viajando por el mundo mientras en casa llovían los misiles. Seguido, además, ya no por la amenaza de Viktor Orbán, sino por la presencia física del propio primer ministro húngaro.En esa Argentina donde ya todo es posible, el protocolo de la toma de posesión de Javier Milei sentó a Zelenski y Orbán casi codo con codo. Conversaron en medio de una tensión evidente y solo separados por la barriga del mandatario húngaro. El ucraniano pidió al gran opositor que le diera una sola razón por la que su país no debería pertenecer al club comunitario. «No tres, ni cinco, al menos una, y todavía estoy esperando la respuesta».Un trago, aunque seguramente no el peor, porque la siguiente escala llevó al dirigente ucraniano a Washington. Un terreno de juego que ha conocido en mejores momentos, cuando las próximas elecciones presidenciales no habían acabado de envenenar el clima político. Y se vio a los líderes del Senado de EE UU, Schumer y McDonnell, pastorear a Zelenski hacia una reunión a puerta cerrada con legisladores selectos. «Habló todo el rato en inglés», elogió uno de los senadores, seguramente el que atendía al invitado con un café entre las manos. «Para estar librando una guerra, parece que tiene mucho tiempo», censuró el libertario Rand Paul, contrario a que el presidente ucraniano «venga aquí».La delegación ucraniana encontró más calor en el Pentágono y en la Casa Blanca. Pero partió de vuelta sin compromiso alguno de prolongar el apoyo financiero y militar. Aunque en las últimas horas parece que el Senado, que ya se disponía a iniciar las vacaciones navideñas, pospondrá la huida para seguir negociando. Extremo control en las fronteras de EE UU a cambio de acceder a librar miles de millones para Ucrania, Israel y Taiwán. Todavía hay que verlo. Volodímir Zelenski y Joe Biden volvieron el martes a verse en Washington. Michael Reynolds/EFEDarles lo que necesitenAntes de que Vladímir Putin se riera del declive del apoyo occidental a Ucrania llovieron las opiniones expertas que advertían del peligro de enviar este mensaje al Kremlin. La profesora de la Universidad canadiense McGill Maria Popova: «Lo más frustrante es que el debilitamiento del compromiso de Occidente no tiene una buena razón: no lo exige la opinión pública, no hay crisis energética ni decepción con los ucranianos, que usan la ayuda con eficiencia y de acuerdo a la ley internacional». A ver si Israel puede mostrar esta hoja de servicios.El profesor de Relaciones Internacionales en West Point Rob Person: «Occidente no debe apoyar ‘el tiempo que sea necesario’ sino hacer todo lo necesario para ayudar a Ucrania a derrotar a Rusia lo más rápidamente posible. Inutilizar el puente de Kerch (la niña bonita de Putin) es difícil, pero posible si se le dan las herramientas necesarias».El antiguo jefe del comando supremo aliado de la OTAN en Europa, el general Breedlove: «Deberíamos dar a Ucrania lo que nosotros llevaríamos al campo de batalla: aviones de combate, mayor alcance en la capacidad de ataque, dejar de prohibirles atacar en territorio ruso…». Kiev carece de estas capacidades. Dispone de solo tres sistemas Patriot, dos facilitados por Berlín y uno por Washington, cuando EE UU tiene cincuenta, Alemania doce, Grecia seis, Catar once o España dos.El día decisivoYa con Zelenski en casa, Ucrania miraba a Bruselas. Aunque los rayos y truenos que seguía profiriendo el ‘premier’ húngaro anunciaban un largo debate, al final 26 países acordaron iniciar las negociaciones de adhesión. La víspera, Orbán había visto desbloqueados 10.200 millones, aunque aún reclama más de 20.000 que la UE retiene por las libertades que el Gobierno de Hungría se toma con el Estado de Derecho, en forma de abierta lucha contra la diversidad, la oposición y los medios de comunicación independientesLa cita incluso registró un ‘momento Scholz’. Diversos medios atribuyen al canciller alemán la iniciativa de invitar a Orbán a abandonar la sala para que los demás pudieran acordar el abrazo a Ucrania. En su interminable lista de agradecimientos de esa noche, Zelenski reconoció que «el apoyo de Alemania crece día a día». La frase prueba que no olvida el desapego de Berlín hacia el conflicto en su país y un respaldo que llega con cuentagotas. Estos días se anuncia el envío de un nuevo Patriot «con repuestos». Olaf Scholz, en primer plano, y Viktor Orbán, durante la cumbre de la UE de esta semana. Yves Herman/ReutersEl freno financieroLos ucranianos se acostaron el jueves con la buena nueva de las negociaciones de entrada en la UE y se levantaron esta mañana con el aplazamiento de los 50.000 millones de ayuda financiera plurianual. De nuevo Orbán, el ‘bien pagao’, que parece que en esta ocasión se aferró a la silla hasta que, a las 2.00 de la madrugada, los otros veintiséis tiraron la toalla.Una decepción en un momento en que Kiev necesita fondos para continuar el esfuerzo bélico y para la supervivencia de sus ciudadanos. Habrá una cumbre extraordinaria en enero para alumbrar un mecanismo de respaldo a Ucrania fuera del presupuesto comunitario. Y siempre queda el recurso al apoyo bilateral de los socios. Putin puede reírse todo lo que quiera, pero Ucrania no está sola. La reunión de Zelenski el miércoles con los países nórdicos resultó muy productiva, en forma de miles de millones. Y el Banco Mundial acaba de anunciar más de 1.300 millones de ayuda para servicios públicos básicos.Emmanuel Macron, el que ya no telefonea a Moscú, dijo al término de la cumbre de Bruselas que «hay procedimientos para evitar el bloqueo de Hungría, como se derrotaron los vetos de Reino Unido en la etapa de Cameron». Según el presidente francés, los veintiséis están «preparados» aunque hartos. «Se mostró respeto a Orbán. Ahora debe demostrar si es europeo o no». |
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Volodímir Zelenski y Joe Biden volvieron el martes a verse en Washington. Michael Reynolds/EFEDarles lo que necesitenAntes de que Vladímir Putin se riera del declive del apoyo occidental a Ucrania llovieron las opiniones expertas que advertían del peligro de enviar este mensaje al Kremlin. La profesora de la Universidad canadiense McGill Maria Popova: «Lo más frustrante es que el debilitamiento del compromiso de Occidente no tiene una buena razón: no lo exige la opinión pública, no hay crisis energética ni decepción con los ucranianos, que usan la ayuda con eficiencia y de acuerdo a la ley internacional». A ver si Israel puede mostrar esta hoja de servicios.El profesor de Relaciones Internacionales en West Point Rob Person: «Occidente no debe apoyar ‘el tiempo que sea necesario’ sino hacer todo lo necesario para ayudar a Ucrania a derrotar a Rusia lo más rápidamente posible. Inutilizar el puente de Kerch (la niña bonita de Putin) es difícil, pero posible si se le dan las herramientas necesarias».El antiguo jefe del comando supremo aliado de la OTAN en Europa, el general Breedlove: «Deberíamos dar a Ucrania lo que nosotros llevaríamos al campo de batalla: aviones de combate, mayor alcance en la capacidad de ataque, dejar de prohibirles atacar en territorio ruso…». Kiev carece de estas capacidades. Dispone de solo tres sistemas Patriot, dos facilitados por Berlín y uno por Washington, cuando EE UU tiene cincuenta, Alemania doce, Grecia seis, Catar once o España dos.El día decisivoYa con Zelenski en casa, Ucrania miraba a Bruselas. Aunque los rayos y truenos que seguía profiriendo el ‘premier’ húngaro anunciaban un largo debate, al final 26 países acordaron iniciar las negociaciones de adhesión. La víspera, Orbán había visto desbloqueados 10.200 millones, aunque aún reclama más de 20.000 que la UE retiene por las libertades que el Gobierno de Hungría se toma con el Estado de Derecho, en forma de abierta lucha contra la diversidad, la oposición y los medios de comunicación independientesLa cita incluso registró un ‘momento Scholz’. Diversos medios atribuyen al canciller alemán la iniciativa de invitar a Orbán a abandonar la sala para que los demás pudieran acordar el abrazo a Ucrania. En su interminable lista de agradecimientos de esa noche, Zelenski reconoció que «el apoyo de Alemania crece día a día». La frase prueba que no olvida el desapego de Berlín hacia el conflicto en su país y un respaldo que llega con cuentagotas. Estos días se anuncia el envío de un nuevo Patriot «con repuestos».
Olaf Scholz, en primer plano, y Viktor Orbán, durante la cumbre de la UE de esta semana. Yves Herman/ReutersEl freno financieroLos ucranianos se acostaron el jueves con la buena nueva de las negociaciones de entrada en la UE y se levantaron esta mañana con el aplazamiento de los 50.000 millones de ayuda financiera plurianual. De nuevo Orbán, el ‘bien pagao’, que parece que en esta ocasión se aferró a la silla hasta que, a las 2.00 de la madrugada, los otros veintiséis tiraron la toalla.Una decepción en un momento en que Kiev necesita fondos para continuar el esfuerzo bélico y para la supervivencia de sus ciudadanos. Habrá una cumbre extraordinaria en enero para alumbrar un mecanismo de respaldo a Ucrania fuera del presupuesto comunitario. Y siempre queda el recurso al apoyo bilateral de los socios. Putin puede reírse todo lo que quiera, pero Ucrania no está sola. La reunión de Zelenski el miércoles con los países nórdicos resultó muy productiva, en forma de miles de millones. Y el Banco Mundial acaba de anunciar más de 1.300 millones de ayuda para servicios públicos básicos.Emmanuel Macron, el que ya no telefonea a Moscú, dijo al término de la cumbre de Bruselas que «hay procedimientos para evitar el bloqueo de Hungría, como se derrotaron los vetos de Reino Unido en la etapa de Cameron». Según el presidente francés, los veintiséis están «preparados» aunque hartos. «Se mostró respeto a Orbán. Ahora debe demostrar si es europeo o no».











