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- La pandemia primero y la inflación después acaban por condenar al histórico establecimiento fundado en 1974 y que ha vivido primero en Tàrbena y después en Alcalalí
- «Santuario del País Valencià», por allí pasaron Fuster, Estellés, Billy Brandt, Ernesto Cardenal o Santiago Carrillo.

Paco Muñoz, en una visita al restaurante en junio de este año.📷 Facebook Casa Pinet.
«Casa Pinet nació como un espacio que hizo de la política algo gastronómico y de la gastronomía algo político». Ese es el espíritu de este establecimiento hostelero histórico que durante casi medio siglo de vida ha compartido hogar entre Tàrbena y Alcalalí, esto es, entre las dos comarcas de la Marina, y que este fin de semana anunció por redes sociales una noticia ya esperada pero fatídica: echa el cierre.
«Con profundo sentimiento, Casa Pinet dice adiós después de casi medio siglo de servicio. Todo empezó en 1974 cuando Jerónimo y Anita se adentraban en esta aventura, dando forma a lo que hoy ya es un buen trozo de historia y tradición de La Marina, de Diania, del País Valenciano y de la nación entera».
Realmente para entender lo que ha significado este templo social de la gastronomía no hay más que leer el emocionado texto de despedida del restaurante: «En esta casa los encuentros han sido a la vez celebraciones y luchas por las conquistas sociales venidas y por venir. Han sido comidas y cenas fieles a los paladares de la cocina Dianica de raíz mallorquina, donde nunca han faltado los sabores propios de la experiencia culinaria mediterránea»
Y junto a esto, el hogar, el espacio físico: «Poco a poco las paredes de esta casa fueron llenándose de vida, memoria, cultura e ilusión por el futuro de nuestro pueblo, y sin pretenderlo, con el paso del tiempo, Manuel Sánchez Warner nos descubrió que Casa Pinet no es un bar ni un restaurante, es el santuario del País Valencià».

Una imagen reciente del restaurante.📷 Facebook de Casa Pinet.
En cada rincón de la casa en Tarbena había un diario de décadas de peregrinación de muchos ilustres comensales, incluyendo a los principales figuras de la lengua y de la cultura valenciana, Joan Fuster y Vicent Andrés Estellés. «También nos visitaron Billy Brandt, y exministros de varios países, como Ernesto Cardenal, o nuestro amigo Santiago Carrillo».
Lo mismo sucedió después, con el desplazamiento a la Marina Alta: «No ha sido distinto desde la apertura en Alcalali, donde se han continuado llenando las paredes de nuestras visitas, ahora también amigas de la casa».
Gran parte de su historia puede repasarse en estos dos vídeos que vienen a continuación:
Una llama que se fue apagando
Sin embargo, los últimos años han sido duros: primero el covid, después las guerras: «Esta llama se ha ido apagando desde la pandemia. Las primeras dificultades fueron durante los confinamientos, cuando tuvimos que mantener todos los gastos económicos con el restaurante cerrado».
Luego, «cuando pensábamos que estábamos superando el bache, vino la guerra de Ucrania y la inflación actual. Con todo esto nos hemos visto en un callejón sin salida, hemos luchado hasta el último momento tratando de salvar a Casa Pinet, pero desgraciadamente no hemos encontrado solución y eso nos ha llevado a tomar la dolorosa decisión de cerrar nuestras puertas».
Queda, eso sí, la memoria proyectada hacia el futuro: «Nos consuela pensar que el legado de Casa Pinet perdurará en la memoria y el corazón de todos aquellos que han tenido la oportunidad de visitar nuestro espacio». «Llegados a este punto queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a todos nuestros visitantes, amigos y colaboradores, que nos han acompañado en esta pequeña historia de la gastronomía y la utopía de nuestro pueblo».
«Sois los protagonistas de este museo que ha guardado la historia del progresismo valenciano, y os llevaremos siempre en nuestro corazón».
Una comida popular
Ahora bien, por ese mismo motivo Casa Pinet no se marchará en silencio. Eso no entra en su genética. Y ha realizado una invitación para el próximo 17 de diciembre con el fin de que «despidamos juntos esa etapa con una gran comida popular». Para ello, el restaurante ha pedido que las personas que deseen ir hasta Alcalalí realicen reserva antes de esa fecha: «Será un día de hermandad y memoria, que no olvidaremos».
Ahora, Casa Pinet hace su despedida «con gratitud y respeto, con el convencimiento de haber aportado nuestro grano de arena a la construcción del País Valencià y con la esperanza de que los recuerdos vividos en estas paredes continuarán brillando en el destino de nuestra gente».
Y, evidentemente, poco más hay que añadir.
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