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LA MIRADA DEL CORRESPONSAL

El primer casino de Japón en la isla artificial que fue un vertedero

Yumeshima, futuro epicentro tecnológico y turístico del país, acogerá el nuevo ‘Eurovegas’ nipón

Una foto aérea de Yumeshima, la isla artificial, en la prefectura de Osaka.
Una foto aérea de Yumeshima, la isla artificial, en la prefectura de Osaka.AFP

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Actualizado Miércoles

En la bahía de Osaka, al oeste de Japón, hay una isla artificial de 390 hectáreas, recuperada a partir de grava y arena, que sirvió durante décadas como un gigantesco vertedero. Así fue hasta que en la década de 1990 las autoridades decidieron, debido al potencial de la isla como enclave comercial, convertirla en una mega terminal de contenedores, la más grande del país, con rutas que conectan con los principales puertos de todo el mundo.

El Gobierno nipón tiene grandes planes para Yumeshima, que así se llama esta isla, destinada a ser un epicentro tecnológico y turístico. Para ello, se ha empezado a ofrecer a las empresas más punteras atractivos incentivos fiscales para que inviertan en proyectos. Además, Yumeshima será la sede de la Expo 2025, una feria mundial en la que ya han confirmado su participación 142 países y que se levantará sobre un anillo de madera en construcción de 60.000 metros cuadrados.

Hace unos días, Yumeshima volvió a la actualidad porque acogerá un proyecto pionero en el país: el primer casino de Japón. Históricamente, en esta potente nación asiática, tercera economía mundial y hogar de 125 millones de habitantes, siempre han estado prohibidos los casinos. De manera legal, no podían operar. Aunque no es ningún secreto los clubes de juego que afloraban en la clandestinidad a menudo en grandes ciudades como Tokio al amparo de la temida Yakuza, el crimen organizado.

No fue hasta 2018 cuando se aprobó la primera ley que establecía algunas excepciones de juegos, como el póker, así como la opción de construir casinos siempre y cuando estuvieran integrados en resorts. Ese es el plan que ha sido aprobado para Yumeshima: un super complejo turístico que, además del casino, incluirá un hotel de lujo, un centro de conferencias, un centro comercial, un museo, un teatro, una terminal de ferry y un helipuerto.

Japón tendrá su particular Eurovegas, uno de verdad, pero sin el operador Las Vegas Sands que fundó el polémico y difunto Sheldon Adelson de por medio. El proyecto lo encabeza otro operador estadounidense, MGM Resorts International. Está previsto que se inaugure en 2029 y que cueste 1,8 billones de yenes, que al cambio son alrededor de 7.300 millones de euros.

La noticia del primer casino en Japón saltó el pasado viernes. «La oferta de la ciudad fue aprobada después de un examen suficiente desde varias perspectivas», defendió el ministro de Turismo, Tetsuo Saito.

El propio primer ministro, Fumio Kishida, respaldó la construcción del complejo, que atraerá a turistas y jugadores de todo el mundo, defendiendo que contribuiría al crecimiento económico del área alrededor de Osaka. El gobernante Partido Liberal Democrático lleva unos cuantos años tratando de promover el desarrollo de casinos como otra forma de atraer visitantes extranjeros, ahora más que nunca tras la debacle económica arrastrada desde la pandemia.

«El complejo tiene como objetivo 520.000 millones de yenes de ingresos anuales, el 80% de los cuales provendrán directamente de los casinos, y se pronostica que atraerá a seis millones de turistas internacionales y 14 millones de visitantes nacionales. También se crearán 15.000 puestos de trabajo«, reza el documento de presentación de un proyecto no exento de polémica.

Porque no todos los japoneses, a sabiendas de la problemática que hay con la adicción del juego, incluso en un país como el suyo con tantas restricciones al respecto, comparten el entusiasmo por tener su primer casino. La corriente que se opone a los casinos defiende que estos conducen a una peligrosa adicción y que serán explotados por la Yakuza.

Para lidiar con algunas de estas preocupaciones, las autoridades de Osaka informaron de que se impondrá un límite en el número de visitas de jugadores nacionales. Los familiares que acrediten que uno de sus parientes tiene un problema de adicción, podrán solicitar que se le prohíba ingresar en el centro de juego. Y todos los ciudadanos japoneses deberán pagar una tarifa de 6.000 yenes (40 euros) por cada 24 horas que pasen dentro del casino.

Según una encuesta reciente del periódico Mainichi, el 45% de los residentes de Osaka encuestados estaban a favor del casino, el 38% se oponía y el 17% se mantenía indeciso. Siguiendo con las encuestas, un informe estatal de hace un par de años señalaba que en el país había alrededor de 2,8 millones de personas, aproximadamente el 2,2% de la población, con adicción al juego.

Son populares -y legales al ser consideradas actividades recreativas- los centros donde se puede jugar al pachinko, equivalente al pinball, y que se juega en 7.600 salones en todo el país. Así como muchas modalidades de juegos de azar en línea que tienen enganchados a miles de japoneses.

Aunque los casinos online, como remarcó hace unos meses el primer ministro Kishida, seguirán siendo ilegales. También, a priori, son perseguidas las apuestas, como las demandadas carreras de caballos o carreras de botes, aunque es notoria la permisividad de las autoridades.

El casino que se abrirá en el complejo de Yumeshima, como señalan los medios locales, allanará el camino para que otras ciudades se lancen para abrir sus propias salas de juego, integradas en resort turísticos como permite la ley. La siguiente en la lista que ha solicitado la licencia es la ciudad de Sasebo, en Nagasaki, al sur de Japón.