Benidorm

PP y PSPV, en el baile de la corrupción

LAS PROVINCIAS 
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    ¿No puedes verlo bien? pulsa aquí  Caso AbiertoViernes 31 de marzo de 2023  PP y PSPV, en el baile de la corrupción   A. RALLO  Hola ManuelSeremos breves. La penúltima derivada de todo lo que envuelve a Teresa Tanco, la víctima del exmarido de Mónica Oltra, se ha resuelto en las últimas horas. La Generalitat, condenada a pagar 10.000 euros a la joven y otros 10.000 a su pareja por un despido improcedente. El abogado de los jóvenes alegaba que toda esta maniobra -torpe, por otra parte- era una venganza de la Conselleria de Sanidad por la denuncia anterior de los abusos sexuales que, de momento, ha terminado con la carrera política de Oltra. Y la realidad, tal y como concluye el juez, es que el departamento autonómico no ha sabido ofrecer una explicación de los motivos que le llevaron a actuar de esa forma tan anómala. Hay un hecho que invita directamente a la sospecha. La plantilla estaba compuesta por 1.058 empleados y sólo dos no fueron subrogados por Sanidad. Sí, la víctima del ex de Oltra y su entonces novio.La reflexión de esta semana gira alrededor de esta eterna precampaña donde el PP y el PSPV todavía hablan de corrupción.Puig critica el eje de la prosperidad por la corrupción y obvia los casos de los socialistas. El pudor está en declive.El escenario. Aseguran las encuestas que la corrupción ya no importa a los ciudadanos. Parece que no es un factor determinante -si es que en algún momento lo fue- para inclinar el voto. Pero sorprendentemente los partidos no dudan en recurrir a las corruptelas del adversario. Lo más sangrante reside en que el recurso no tiene como objetivo presumir de la limpieza sino esconder los males propios. El pudor, francamente, está en declive. Y a eso se dedican pacientemente los dos principales partidos de Les Corts ante el escaso ruido de Cs -el entierro más largo jamás retransmitido- y el silencio por motivo obvios de Compromís. Los nacionalistas ya cargan con su particular mochila de sospechas sobre Pere Mayor en Azud y con el lastre del caso Oltra, un asunto que se preveía de solución rápida y acumula ya meses de secreto. Llegó Ayuso -un incomprensible pero exitoso fenómeno político- y habló de reeditar el eje de la prosperidad. Suena caduco, la verdad. Un pacto entre Camps y Esperanza Aguirre cuando el presidente valenciano era el mejor activo del PP. Palabras mayores. Saltó el PSPV a la arena de la crítica, pero con el principal argumento de que aquello significó el origen de la mayor etapa de corrupción de los populares. Podían haber alegado, quizá, la solidaridad entre regiones, por ejemplo y la oposición a alianzas de este tipo. Pero claro, es que este tipo de acciones -llamémosle ejes o cumbres- son terreno habitual del presidente. Lo intentó con Cataluña en plan pacificador y una vez comprobado el escaso éxito se centró en Baleares. Pero no. De la chistera salió, cómo no, la corrupción. No se trata de esconder los casos del PP, juzgados, condenados o también absueltos. Pero es que el PSPV y el presidente de la Generalitat atacaron por ese flanco. Y da la casualidad de que en la época de aquel eje, empresarios afines a los socialistas pagaron presuntamente los globos, los abanicos y demás productos comerciales de los socialistas. Y se ha conocido justo ahora, hace tres meses. Esa es la novedad. El PSPV, al parecer, también tenía ahí otro eje. No sabemos si de la prosperidad o de la necesidad. Se trata de la misma etapa que con tanta fruición han criticado, la de la financiación del PP de Valencia. Pero es que la operativa era idéntica en los socialistas. Con menos dinero, sí. Pero el motivo posiblemente fuera que estaban en la oposición. Si esto no fuera suficiente como para encerrar a Puig en una más que prudente cautela, el expresidente sigue pendiente de una sentencia sobre las contrataciones de su exvicepresidente de la Diputación Jorge Rodríguez y el papel que desempeñó el exdelegado del Gobierno Rafa Rubio en el cobro de comisiones de Azud. Ah, y todo esto sin olvidar el caso de su hermano, Francis Puig. Pero toca hablar de la hipoteca reputacional del PP. Sin rubor ni vergüenza. Con la cabeza alta. Y el Palau en el horizonte.