La tensión entre los empresarios y Pedro Sánchez, en máximos tras la actuación con Ferrovial e Indra
El giro contra «los poderes económicos» iniciado por el líder del PSOE tras su caída en las elecciones andaluzas está llevando a un enfrentamiento contraproducente con «los poderes económicos»

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- CARLOS SEGOVIA | LUCÍA MARTÍN (ILUSTRACIÓN)
Actualizado Jueves, 9 marzo 2023 –
La tensión entre el poder empresarial y financiero con el presidente del Gobierno se encuentra en máximos desde que alcanzó el poder. La decisión del presidente de Ferrovial, Rafael del Pino, de trasladar la sede de su empresa a Países Bajos ha agudizado lo que ya se venía larvando. «Lo que ha hecho Del Pino es una señal de lo que está pasando», interpreta el presidente de otra empresa española, que apuesta que si hubiera un mejor clima con el Ejecutivo no habría lanzado así el traslado. El hecho de que el propio Sánchez encabece los improperios a Ferrovial y el nuevo episodio de asalto en una empresa del Ibex como Indra elevan las alarmas en la élite empresarial y financiera.https://omny.fm/shows/el-mundo-al-dia/la-guerra-de-s-nchez-contra-los-empresarios-qu-hay/embed
Una señal del distanciamiento es que el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, ha sido el primero en atreverse a anunciar un recurso contra el impuesto bancario del Gobierno, pese a que tiene al Estado como segundo accionista. Pero más que al 16% que controla el Gobierno en CaixaBank a través del Frob, Gortázar se debe al 84% del capital restan que considera obligatorio recurrir el tributo.
Más significativa es la declaración del Instituto de Empresa Familiar, la influyente asociación de grandes empresarios del país, emitida este martes y llamada «La España en la que nos queremos quedar». Su presidente, Andrés Sendagorta, había optado el pasado octubre en el cierre del congreso anual por un discurso más indiferente a las medidas del Gobierno asegurando que las empresas podían con todo. «Ni podrá con nosotros la inflación, ni la crisis energética y espero que tampoco la marejada fiscal que vivimos estos días», dijo Sendagorta el pasado 4 de octubre. Ahora no, ahora ya no asegura que vayan a poder con todo y en la declaración sostiene que «es imprescindible recomponer un clima de respeto y diálogo constructivo que permita la consolidación y el desarrollo de nuestras empresas, para contribuir a la prosperidad y bienestar de nuestra sociedad».
Los insultos personales hacia Del Pino proferidos no ya por las ministras Ione Belarra o Irene Montero, sino por el propio presidente del Gobierno han alarmado a la élite empresarial y financiera del país, que empieza a plantar cara cada vez más públicamente con declaraciones como ésta. Fue también notorio el pasado 17 de enero el plantón del grueso de los líderes del Ibex presentes en Davos cuando Sánchez más los necesitaba en su intervención ante un auditorio semivacío en el Foro Económico Mundial.
Eso no había sucedido en ediciones anteriores en Davos cuando eran años que el presidente del Gobierno se cuidaba de agredir en lo personal a los jefes del Ibex y, al contrario, gustaba de protagonizar grandes actos con ellos. Pero el gran giro comenzó el 25 de junio de 2022. Fue en una rueda de prensa en Moncloa, la primera desde la caída socialista en las elecciones andaluzas y, de pronto, el presidente destapó que llevaba años soportando presión de los «poderes económicos» y que les iba a hacer frente. Optaba así por recuperar el discurso que le fue útil para recuperar el poder en el PSOE en 2017.
«Este es un gobierno muy incómodo para determinados poderes económicos que tienen sus terminales tanto políticas como mediáticas. Y esto es una realidad que venimos sufriendo desde hace cuatro años a esta parte, primero con la moción de censura y posteriormente con la formación del primer gobierno de coalición progresista», dijo sin haber sido tan explícito previamente en esos cuatro años de supuesto «sufrimiento». «Pero ya les digo esos intereses que desde luego no nos van a quebrar y que vamos a continuar defendiendo los intereses de la clase media trabajadora de este país», proclamó mientras, por cierto, sus aliados expulsaban independientes en Indra en un asalto relanzado estos días.
Fue aquella declaración el principio de un relanzamiento del gasto público para «medidas sociales» que pensó sufragar con nuevos impuestos a los «poderes económicos». Poco después llegaron los impuestos sobre los beneficios caídos del cielo de las empresas energéticas que venía reclamando en vano Podemos hasta entonces. E incluso otro a la banca. Al que el Gobierno había calificado antaño como «hombre de Estado», el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, se convertía en un apestado. Y dos campeones nacionales como la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, y el de Iberdrola, Ignacio Galán, se convertían en referentes de lo que no hay que hacer. «Si Botín y Galán protestan es que [en el Gobierno] vamos por la buena dirección», lanzó el propio presidente el 29 de julio en un comentario que sorprendió entonces y que no era un lapsus, sino una muesca más en la estrategia de choque. Los cenáculos de Madrid que el propio Sánchez o su jefe de gabinete anterior, Iván Redondo, habían frecuentado con las élites, eran ahora para Moncloa centros de conspiración «con puro y chistera» para derribar al Gobierno de coalición.
Llegaron los insultos al presidente de Mercadona, Juan Roig, por su «capitalismo despiadado» sin que Sánchez saliera al paso. De hecho, él mismo fue el más duro contra el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, por un dictamen que había firmado Christine Lagarde en contra del impuesto a la banca. En vez de ceder la tarea de insulto personal a ministros o secretarios de Estado, es el propio presidente del Gobierno el que encabeza la trifulca como en el caso de Rafael del Pino.
«En España hay ejemplos extraordinariamente positivos de grandes empresarios comprometidos con su país. Desde luego, tras este anuncio, creo que no es el caso del señor del Pino», dijo Sánchez el pasado día 2 en rueda de prensa internacional en Copenhague. «Aquellos que tienen más tienen que contribuir más al erario público, pagando más impuestos.Y este es el debate que está detrás de lo que está sucediendo con el señor Del Pino», insistió el día 3 en Helsinki. En todo este tiempo no devolvió la llamada a Del Pino, que le habría podido aclarar que tras el cambio de sede no estaba su interés personal, porque no pensaba mover de Madrid su residencia fiscal.
El presidente del Círculo de Empresarios, Manuel Pérez-Sala, señala en entrevista con este diario que lo que está ocurriendo es lo contrario de que los poderes económicos estén intentando derribar al Gobierno. Es el Ejecutivo el que intenta desestabilizar al poder económico. «Muchas veces el gobierno y algunos miembros del gobierno en particular hablan de que están luchando contra los poderes económicos cuando realmente todo el poder en este país lo tiene el Gobierno».
El enfrentamiento es contraproducente en plena desaceleración económica y en una fase clave de los fondos europeos. La colaboración público-privada es esencial para que no queden desiertos los concursos. Mientras, la prima de riesgo holandesa es 70 puntos mejor que la española y también está en máximos del año.
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