RELLEU
Tres montañas circunvalan
el pueblo que nos ocupa:
la Sierra del Aguilar,
de unos mil metros de altura,
el Cabeçó d’Or llamado,
con maravillosas rutas,
y la Sierra de La Grana,
como así se la titula.
Cuando los reyes cristianos
a los moriscos expulsan,
este pueblo se quedó
con poca gente y penuria.
Debido a la emigración
en la última centuria,
la población decreció;
pero, quizá, a estas alturas,
con el turismo extranjero,
se encuentra mejor que nunca.
Las Torres Balde y Vallonga
un castillo que está en ruinas,
una ermita y una Iglesia,
con su simpático cura,
la patada del Apóstol
y los tollos que allí abundan,
es lo que tiene Relleu,
es por lo que más despunta.
En las Fiestas Patronales
veneran con gracia suma
a la Verge del Miracle,
Mare de Déu, siempre pura.
En torno a una romería
el pueblo todo se agrupa:
la ermita de San Alberto,
una ermita diminuta.
Sant Antoni del Porquet
también es fiesta de alcurnia.
Y el Día de Nochebuena,
la noche de más ventura,
se celebran “les aixames”,
que unas cuantas horas duran,
mientras piden aguinaldos
con las antorchas que alumbran
por las calles y las plazas,
mejor cuanto más oscuras.
Borra, cocas y la olleta,
cocina de mucha enjundia,
es lo que saben hacer, y que también es cultura.
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