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La culturilla de un pueblo
De don Miguel de Unamuno,
yo muchas veces recuerdo
que hablaba de la “intrahistoria”.
¿Qué quiso decir con eso?
Pues que batallas y reyes,
guerras y descubrimientos,
políticas, hecatombes,
y los más grandes inventos,
no bastan para escribir
la historia viva de un pueblo:
está la historia pequeña,
que se vive más por dentro,
la que escriben a diario
personas de menos vuelos.
De la misma forma digo
que la cultura de un pueblo
no está en los grandes eventos
donde acude mucha gente,
sino en los actos pequeños.
Una gota de rocío,
unas gaviotas al viento,
el mar azul y profundo
y la inmensidad del cielo,
dan lugar a una poesía,
a una balada, a un cuento;
glosar un canto de amor,
hablar de lo sentimientos,
sentir nostalgia por algo,
rememorar los recuerdos,
es cultura variada:
refleja el alma de un pueblo;
y el intérprete inspirado
lo expande a los cuatro vientos:
eso es la culturilla
que más necesita el pueblo.
La imitación de la vida,
con algo de fingimiento,
es el arte del teatro
para grandes y pequeños;
teatro de sala o calle,
cultura sin aspavientos,
pero que enseña y divierte
y hasta causa buen efecto.
Cuatro notas acordadas
de afinados instrumentos
proporcionan melodías
y delicados acentos.
Las voces de una coral,
los cantos nobles, sinceros,
dan cultura cotidiana
y llena de vida al pueblo.
Y no son grandes eventos
sino actividades simples
con escaso presupuesto,
ejercidas con cariño,
con corazón y talento.
La culturilla de un pueblo
no se traduce en dinero;
es variedad y frecuencia
y basta decir “yo quiero”.
La tradición, las costumbres,
el folklore verdadero,
que levantan los aplausos
son alimento de un pueblo.
Para masas “entendidas”
queden los grandes eventos;
para el público corriente
hagamos actos pequeños,
día a día, con cariño
y con trabajo sincero.
Eso complace a la gente
y cuesta poco dinero.
Con los euros que se pagan
por un importante evento,
se podrían sufragar
cien actos en un invierno.
Porque, incluso en Benidorm,
son muy largos los inviernos;
y pienso que hay que llenarlos
con muchos actos pequeños.
Que nos pidan opinión,
que eso no cuesta dinero;
a veces basta decir:
“adelante, yo lo quiero”.
Manuel Palazón Martí
(Esta poesía se publicó en Canfali en 2004.
Como ven, aún tiene vigencia).
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