Alfaz del Pi

Menos rollos y más vacunas

  • JULIO CÉSAR CANOCastellón

Lunes, 29 marzo 2021

ANDO preocupado por las consecuencias que el periodo vivido nos dejará como herencia; en las secuelas psicológicas que en algunas personas perdurarán en el tiempo. Sin caer en la fatalidad, a veces tiendo a mostrar cierto pesimismo; sin embargo, en el inicio de la pandemia algo me removió por dentro y afloró mí lado más positivo. Busqué las posibles ventajas del confinamiento, me sentí fuerte y solidario, un padre de familia protector. Cumplí las normas a rajatabla e insistí, también desde esta columna, en que no era tan difícil conseguirlo, ni tan psíquicamente dañino si estábamos juntos y sanos.

Aplaudí desde la ventana, me solidaricé con los sanitarios, con los docentes, con el personal de los supermercados, con los ganaderos, pescadores, agricultores… con todos los que, sin saber cómo protegerse eficazmente, salían de sus casas para que no nos faltara de nada.

Pero el tiempo pasa inmisericorde y mina sin remedio. Infinidad de nuevas patologías demuestran que la cosa pasará factura. Estrés, ansiedad, frustración, irascibilidad y otras consecuencias físicas y mentales están a la orden del día, aunque la pérdida del puesto trabajo o un futuro incierto provocan temor y desasosiego.Más en El MundoCoronavirus España hoy, noticias de última hora | El Gobierno endurece la norma del uso de las mascarilla en la calleEl informe de la OMS sobre el origen de la Covid mantiene «todas las hipótesis»

Escuché decir que España está recetando más política de la que puede administrar. Se habla ya de una posible cuarta ola, los índices vuelven a subir, los turistas extranjeros viajan a nuestro país, algunos compatriotas han ideado la manera de saltarse las restricciones perimetrales y veo en televisión que hay quien vuela a destinos permisibles como Punta Cana. No se entiende bien. O se entiende tan mal como que nuestros políticos, los que deberían trabajar unidos para que la vacunación sea imparable y esto termine de una vez, prefieren ocuparse con las elecciones de Madrid; con las inoportunas mociones de censura o con Bárcenas y su eterno tirar de la manta.

Me entra la risa cuando escucho a Toni Cantó y siento desolación porque miles de mayores siguen sin recibir la primera dosis de la vacuna, se llame como se llame. Ahora hay que dejarse de rollos, la historia va de inmunizar, de acelerar el ritmo y dejar atrás el ridículo porcentaje de vacunados en este país nuestro que vislumbra ya, con estoica resignación, la próxima ola, y no precisamente la del verano en la playa. Y entre otras cosas que no entiendo: ¿soy el único al que le parece que el barco encallado en el Canal de Suez iba demasiado cargado? Menos rollos y más vacunas, por favor. Eso es lo verdaderamente importante.