Alfaz del Pi

La Moncloa abre la puerta a Cs: «Si son de centro, puede haber acuerdos»

Inés Arrimadas durante el pleno del Congreso junto a Edmundo Bal
Inés Arrimadas durante el pleno del Congreso junto a Edmundo Bal

El PSOE reivindica la «autonomía» de Ciudadanos y celebran haber normalizado una interlocución que puede ser base de entendimiento

Víctor Ruiz de AlmirónVíctor Ruiz de Almirón

Actualizado:12/03/2021 

NOTICIAS RELACIONADAS

Pase lo que pase en Murcia, y pase lo que pase en Madrid, los acontecimientos del 10 de marzo tienen ya una consecuencia: los puentes están rotos entre el PP y Ciudadanos (Cs). La reconfiguración del tablero político en su derecha puede tener consecuencias electorales y políticas de las que el PSOE intentará beneficiarse.

Para algunas de esas consecuencias habrá que esperar al 4 de mayo. Pero, desde ya, los socialistas ven abierto un nuevo tiempo político. Desde el Gobierno se aseguraba ayer que «si son de centro», están dispuestos a alcanzar acuerdos con Ciudadanos. Un sector del PSOE, incluso, está deseándolo. Lo que ya tienen claro en La Moncloa es que con esta operación en Ciudadanos están desestigmatizando al PSOE y al «sanchismo»

, naturalizando que en el futuro puedan alcanzarse acuerdos.

De entrada, lo que ya reconocen en el Gobierno es que los últimos acontecimientos han permitido normalizar las relaciones. Y eso allana futuros entendimientos, interpretan en el Gobierno: «Lo extraño es que antes solo hablaban con el PP. Ahora también tenemos interlocución nosotros», celebran en el Ejecutivo. Lo cierto es que desde la negociación de las prórrogas de los estados de alarma –durante la primera ola de la pandemia– se había abierto una vía de interlocución con el Gobierno. En concreto con la vicepresidenta primera, Carmen Calvo.

Posteriormente el contacto habitual se produjo entre el número dos de Inés Arrimadas, Carlos Cuadrado, y el secretario general de Presidencia del Gobierno, Félix Bolaños. Inés Arrimadas también ha normalizado su relación con el presidente del Gobierno en los últimos meses. Con esa vía se intentó en verano alcanzar un acuerdo presupuestario que reventó Pablo Iglesias al vincular la presencia de Unidas Podemos en el pacto a que no se suscribiese ningún acuerdo con Cs. Ahora se han incorporado a esos canales de interlocución José Luis Ábalos y Santos Cerdán, en una operación llevada con mimo durante semanas. Son variados los puentes que existen ahora entre las dos formaciones. También se han mejorado durante los últimos meses las relaciones en varios territorios en los que Cs ha colaborado en los presupuestos.

Convulsión con derivadas

Esto es lo que se dice en privado. Pero en público las apelaciones son igualmente nítidas. La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, apunta el jueves a que «lo ocurrido sitúa a Ciudadanos en la encrucijada de decidir qué quiere ser de mayor, si prefiere seguir siendo la cola del tripartito de derechas o ser bisagra y ocupar un espacio de centro-derecha con capacidad de pactar a uno y otro lado». El secretario de Organización del PSOE y ministro de Transportes, José Luis Ábalos, hizo ayer una encendida defensa del proyecto autónomo de Ciudadanos. El número tres del PSOE señaló que «el PP quería que Cs fuera un proyecto político sin autonomía» y que «estaban tan mal acostumbrados que los estaban humillando».

Ábalos reivindicó que Ciudadanos «tiene un margen de autonomía» y que el que se reivindica centrista «más margen de autonomía». Eso sí, Ábalos rechazó considerar a la formación de Inés Arrimadas un socio preferente. Y señaló que por el momento «es un socio en Murcia».

Los socialistas, que han alimentado esa fractura, esperan una fuerte convulsión en la derecha que provoque dos consecuencias: que el PP aparezca inevitablemente asociado a Vox y frustrar la idea de una suma natural PP-Cs que ahora ha quedado descartada. Y, con esto último, ganar en Ciudadanos un potencial aliado. Solo un gobierno del PP en solitario en la Comunidad de Madrid alteraría el planteamiento socialista, que observa esas elecciones como una oportunidad de recuperar la región, en el mejor de los casos, y en el peor, visibilizar un pacto entre el PP y Vox.

Es cierto que las consecuencias del movimiento en la Región de Murcia, en forma de adelanto electoral en la Comunidad de Madrid, han desarticulado el horizonte previsto por los socialistas. Ábalos defendió el jueves que se trataba de «una cuestión muy local» y que de sus contactos con los liberales concluye que «Ciudadanos no se esperaba la reacción de la presidenta de la Comunidad de Madrid». Lo cierto es que el PSOE tampoco lo esperaba. Y sigue aferrado a que la Justicia interprete que el registro de las mociones de censura tiene preferencia sobre el decreto de disolución. Los socialistas defienden que en la Comunidad de Madrid «no se daban las circunstancias» para una moción de censura porque en «Ciudadanos no se lo habían planteado». Y la prueba que esgrime es que «no había nada preparado» ante la reacción de Díaz Ayuso.

«Unidas Podemos no tiene que temer»

La vocación del PSOE de poder alcanzar acuerdos con Ciudadanos es una dinámica que no gusta nada en Unidas Podemos. Para Pablo Iglesias su influencia en el Gobierno se ve reforzada si va de la mano del bloque plurinacional que forma con ERC y Bildu.

Los socialistas, en cambio, se sienten más cómodos sin estos últimos y contando con PNV y Ciudadanos. La vía Iglesias triunfó en los PGE. Pero los socialistas quieren trasladar a su socio que, en cualquiera de las vías, su papel es necesario: «Unidas Podemos no tiene nada que temer respecto a la coalición, que es firme y estable», dijo ayer la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, que remató: «El presidente del Gobierno siempre ha trasladado con absoluta claridad su satisfacción con este acuerdo, y por tanto no hay nada que temer».