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José María García: «Me queda un telediario y ya sólo quiero ser buena gente»

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  • IÑAKO DÍAZ-GUERRA

Actualizado Lunes, 18 enero 2021 – 

«Ten cuidado, manejas una bomba». Y ahí te deja, con cara de susto. La pesadilla del entrevistador es enfrentarse a otro mejor que él. Tus trucos no funcionan, el control de la conversación es precario y hay instantes en los que sólo te queda dejar que todo fluya y cruzar los dedos. Ponerte en manos de José María García tiene sus riesgos, pero que no te cuente nada no es uno de ellos. Arrancas con unas preguntas de calentamiento para que el interrogado se sienta cómodo y se vaya soltando, pero, claro, quien fuera el periodista (no sólo deportivo) más poderoso de España durante 30 años no pierde el tiempo con charlas de ascensor: tres frases y directo al mentón. Ojo al dato.¿Cómo estás?Llevo nueve meses confinado en Marbella porque mi mujer es de alto riesgo, pero estamos fenomenal.¿Ves mucho deporte?Menos del que debería porque me aporta muy poco cómo lo están haciendo los medios de comunicación. El periodismo deportivo de hoy es basura.Vaya, hombre. ¿Eres un maestro decepcionado con sus alumnos?La mayoría de los que trabajaron para mí me han decepcionado mucho. Han dejado el periodismo de investigación, serio y de denuncia, para dedicarse a esa faceta absurda de un periodismo que no reporta nada, que no contrasta la noticia y que, en realidad, ni siquiera las da. Una noticia no es noticia si no se comprueba y se confirma por todas las partes y ahora no comprueban nada, todo vale.La noticia ha desaparecido engullida por la opinión.Exacto. Todo es cachondeo y juerga, decir lo primero que se te ocurra para rellenar un espacio. No hay seriedad, no hay rigor y hay poco talento o no lo utiliza quien lo tiene. Es tentador ir a un plató a decir tres tonterías y cobrar sin trabajar, pero el tío que tiene talento y no lo utiliza es un necio. Hay programas que consisten en hacer constantemente el ridículo y sentirse orgulloso de ello.https://23d66af24f38688767df0e30f0b2078b.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.htmlPero tienen éxito.No, discrepo abiertamente contigo en eso. Un programa de televisión como El chiringuito no llega a los 300.000 espectadores sin competencia en su franja. Yo tenía en la radio a esa hora un millón y medio de oyentes. ¿Qué éxito tiene El chiringuito? Ese programa es un despropósito de Florentino Pérez. Punto. Es su obra. Pedrerol no es más que una lamentable anécdota en todo esto. ¿Cómo es posible que un periodista pueda rodearse de ultras y presumir de ello? Venden a bombo y platillo que un redactor jefe del diario AS llore, o finja llorar, cuando pierde el Madrid. Es tan insultante que eso lo permita una casa como PRISA [propietaria de AS] que ha presumido de seriedad, aunque es verdad que en todos los órdenes del periodismo esa casa ha sido el ejemplo nada válido de la manipulación y el poder corrosivo, con una deuda tan terrible que deberían callarse y dejar las lecciones.¿No viste venir esta deriva del periodismo deportivo estando en activo?No. Aunque es verdad que con El larguero empezó a prostituirse la información deportiva. Querían captar un público más amplio y ahí es donde empezó el jajaja jijiji. Aquellos barros han traído estos lodos. Le pregunté a un periodista de los que empezó conmigo, que ahora es tertuliano de estos, si podía mirar a la cara a su hijo cuando llegaba a casa. «No, pero además de comer puede hasta merendar», me respondió.En aquella época, eras el villano, el rostro de la vieja España ante la modernidad que representaban José Ramón de la Morena y la SER, ¿cómo llevabas ese rol?Me sentí tranquilísimo porque ni yo ni ellos nos ajustábamos a esos papeles. Hemos vivido durante muchísimos años la dictadura del EGM, que es una patraña. A José Ramón de la Morena le ponían en el cielo con casi un millón de oyentes. Un millón… ya. Mira, en un periódico, un periodista nunca es imprescindible por bueno que sea. Hay auténticos maestros que se han ido de un periódico a otro y no ha pasado absolutamente nada. En la radio es distinto: se escucha al comunicador y no a la emisora. Luis del Olmo, Carlos Herrera o yo nos marchábamos de una radio a otra y nos llevábamos todos nuestros oyentes. De la Morena se fue de la SER a Onda Cero y no ha pasado de 300.000. ¿Cómo es posible perder 700.000 oyentes por el camino? Pues porque no los tenías antes. Es la patraña del EGM: las emisoras pagan y el que más postes tiene, más audiencia da. Punto. Pero es mentira. Hace menos de un año Juanma Castaño se puso líder con la COPE y le duró dos meses el liderato porque el que manda, manda.

Tú trabajaste muchos años en la SER.Sí, pero también fui líder en Antena 3. Y en ambos sitios luchamos por hacer la radio más seria, más creíble, más plural y más libre de Europa. Pero entonces había directores de radio profesionales, auténticos genios que lo habían mamado, pero esa radio ha desaparecido por la situación económica y el desconocimiento de los gestores. Hoy es director cualquiera que no tiene ni puta idea de radio ni ha cogido un micrófono. Una radio no es El Corte Inglés ni una pescadería. Los que pierden son siempre los lectores, los oyentes y los espectadores.Fuiste, en 1972 en la SER, quien llevó el deporte a la medianoche. Un hallazgo que permanece.Sí, pero ni yo mismo creía que fuese una buena idea. Cuando empezamos dentro de Hora 25, le dije a su director, Manolo Martín Ferrand, que estábamos en el boom de la televisión y a las 12 no nos iban a escuchar nuestros familiares, pero me convenció. Y lo revolucionamos todo entendiendo que la radio no podía luchar contra la imagen, pero la radio sí podía dar mejor sonido a quien estaba viendo la imagen en la tele, cuyas retransmisiones siempre eran más tediosas y monocordes. Ese fue el secreto de aquel boom de la radio deportiva. Donde mejor hicimos eso fue en el ciclismo. La tele iba con una moto en la que no se escuchaba nada y yo me instalé en los coches de los directores de equipo. Yo usaba el helicóptero como unidad de repetición y otros lo llevaban para pasear invitados y, especialmente, invitadas. Ganamos la lucha para que el espectador escuchase la radio mientras miraba la tele. Pero ese logro lo han despilfarrado luego.¿Cómo?No respetando al medio. Llegamos a la barbaridad del penúltimo Mundial de fútbol en el que las dos emisoras fuertes, SER y COPE, cedieron sus cabezas de cartel [Paco González y Manu Carreño] a la televisión. Se peleaban entre ellos por hablar. Es una doble cabronada en la que pierden todos porque se acaba haciendo peor radio y peor tele.¿Tampoco ellos te gustan?Hay gente que me gusta, pero hacen una labor que no me interesa. No se significan por la investigación ni por la denuncia. Me dirás: «Pero son populares». Bueno, ¿y qué? ¿Tú crees que una estrella o estrellita de la radio puede anunciar el Energisil ese de los cojones?Se está haciendo una serie basada en tu guerra con De la Morena, ¿tenéis trato hoy?Sí, un trato correcto. Fue una época en la que no estuvimos acertados ninguno de los dos, pero un buen día me llamó para comer y le dije que sí. Tengo la edad que tengo y me queda un telediario, que se puede prolongar o no, pero no anido ya rencor ni revancha. Lo único que quiero es ser buena gente.¿No lo eras antes?Creo que he sido siempre una buena persona. Lo que la gente debe entender es que yo soy el que más difícil lo he tenido de este país.Hombre, José María…Que sí, que es cierto. He estado en todas las emisoras: SER, COPE, Onda Cero y Antena 3. Sólo me queda Radio Taxi, que no se descarta. Y siempre me marché por defender la libertad de mis oyentes. Sólo me equivoqué, y soy yo el culpable, cuando dejé la COPE para montar lo de Telefónica [en 2000, García se puso al frente del área deportiva de Telefónica Media, que incluía Vía Digital, Antena 3 TV y Onda Cero]. Me equivoqué porque dejé a unos profesionales admirables y de pronto me vi rodeado de enemigos. Y con un contrato de 2.000 millones de pesetas anuales, me marché.Es dinero como para haber aguantado.Sí, pero yo no soy así. Aquel proyecto no podía funcionar porque tuve la mala suerte de coincidir con el mayor dictador que he conocido: ni Franco ha sido más dictador mediático que José María Aznar.¿Te quitaron de en medio?No, me quisieron quitar de en medio, pero me quité yo. Hicieron que no trabajase a gusto y ya era muy mayor para aguantar cada día un follón. Tenía la responsabilidad de tres medios enormes y, además, cada día había que soportar que llamase Aznar, Florentino o el de las alpargatas. Era evidente que me había equivocado. Y si me equivoco, lo soluciono: me fui y se acabó.

José María García se fue en 2002 y nadie se lo tomó muy en serio. Tenía 58 años, seguía siendo una celebridad y si él llamaba, todos se ponían. Al teléfono y firmes. Su regreso era inevitable. Hoy, Supergarcía ha cumplido 77 años y nunca ha vuelto a presentar un programa o liderar un proyecto. No ha habido Maradona en Boca, Jordan en Washington o Phelps en Río. Es extraño y no es voluntario, pero sí parece definitivo. Se acabó de golpe.¿Por qué no volviste?Primero por el cáncer y, luego, la situación ya estaba tan maleada que… Yo no querría volver para hacer deportes, aunque sí podría y me gustaría ayudar ahora a hacer un programa de actualidad. ¿Pero hay algún medio con la valentía, la independencia y la pluralidad que yo exijo y que se atreva a dar ese paso? No, no lo hay. Porque el periodismo es independencia y ya no queda. Mira los tertulianos que, aunque sean ateos, ven un euro y cantan una misa. Y encima ahora les pagan una mierda. Al médico le enseñan a operar, al ingeniero a hacer puentes y al cura a dar misa, pero ahora hay radios y medios digitales que andan pidiendo dinero a sus lectores para sobrevivir y tienen los santos cojones de explicarle a los ministros cómo hacer su trabajo mientras ellos son incapaces de no quebrar. ¿Qué pinto yo en ese panorama? Nada.

Has nombrado ya a Aznar, a Florentino o a PRISA, ¿elegiste enemigos demasiado poderosos?No. Hice lo que entiendo que tiene que hacer cualquier periodista que se sienta libre. A mí nadie me ha coartado la libertad: cuando se me pedía que no hiciese algo que pensaba que debía hacer, me marchaba. No me han callado. Nunca. Nada.¿Nada de nada?He hecho alguna concesión. En los primeros tiempos de la SER, Eugenio Fontán [director de la cadena de 1960 a 1985] me defendía siempre, así que un día me pidió el favor de que estuviese un mes sin hablar del ministro y lo hice. Yo tenía entonces una guerra continua con el ministro [García no dice su nombre porque «ya se ha muerto y por decencia», pero es público que era Pío Cabanillas] y empezaba cada día el programa preguntando dónde iba el dinero de las quinielas, porque a los equipos sólo les daban el 1%. Él llamó a Fontán y le dijo que llevaba un mes tomando pastillas y sin poder dormir debido a esto y que a ver si podía parar una temporadita.¿Y qué respondiste?Que claro, que sin problema, que estaría un mes sin empezar así el programa. Al mes pregunté si el pobre ministro ya dormía sin pastillas y, cuando me dijeron que sí, volví a la carga ese mismo día. Lo que pasa es que, como había perdido un mes, ahora hacía la pregunta al principio del programa… y al final.¿Llegaste a dar miedo?El miedo depende de los demás. El que hace las cosas bien no debe tener miedo ni de mí ni de nadie. Así que yo sólo daba miedo a los corruptos… que hay muchos. Me he encontrado mucho miserable en el deporte. Cuando Pablo Porta [Pablo, Pablito, Pablete…] era presidente de la Federación Española de Fútbol me vetaron de una reunión de la junta directiva y, media hora después de acabar, tres directivos ya me habían llamado para decirme que ellos no estaban de acuerdo. Esos son los peores, los más miserables, los que ni dimiten de una Federación que veta a un periodista ni asumen la decisión que han respaldado.Ahora que tantos se quejan de sufrir censura y cancelación, ¿cómo era hacer periodismo en una dictadura?A veces ves nostálgicos de aquello y… En el franquismo sí había una censura brutal. Yo tenía que mandar las preguntas que iba a hacer a Amancio o Pirri 48 horas antes para que me las aprobasen. A la semana me di cuenta de que eso era un circo y les mandaba cuatro preguntas tontas: «Amancio, ¿estudias o trabajas?». Mi entrañable amigo Manolo Summers mandó un guión y se lo devolvieron con una hoja tachada. Le explicaron que en esa hoja había muchas tetas, ocho en concreto. Les respondió: «Claro, es que hay cuatro mujeres, ¿me dejarían rodar si las busco con sólo una teta en vez de dos?».¿Murió la censura con el franquismo?No. El poder siempre ha querido controlar la información. A mí no me gustan excesivamente las redes sociales, pero es lo único que no pueden controlar los poderosos. Ya te dije antes que Aznar, por ejemplo, fue peor que Franco en esto. Aznar le ha hecho mucho daño al periodismo y yo tuve un problema grave con él: tocó a los míos.¿Qué sucedió?Alguien que era como un hermano para mí, Antonio Herrero, fue el periodista que más ayudó al PP, porque denunció todos los atropellos del PSOE. Era un periodista tremendo que cogía un tema y no lo soltaba hasta que se acababa. Cuando llegó Aznar al poder ya estábamos en la COPE, porque yo me había llevado allí a Luis Herrero, a Federico (Jiménez Losantos) y a él. Todo el equipo. Y al poco se presenta el portavoz del Gobierno y me dice que no podemos seguir con Antonio Herrero, que hay que echarle, porque ahora su profesionalidad en vez de una ayuda les parecía un peligro. Les dije: «Hombre, le tendrán que echar los curas, que son los dueños de la emisora, no Aznar». Ahí queda la cosa y al poco muere Antonio Herrero haciendo submarinismo en Marbella, vamos todos juntos al funeral y Luis Herrero me cuenta en el avión que la noche anterior habían cenado Federico y él con Aznar y les había exigido la cabeza de Antonio por no someterse. No tuvo ni la dignidad de ir al funeral o al entierro. Ese es el tipo de persona que es Aznar.

Esta es una sección con espíritu lúdico, de anécdotas y chascarrillos, sonrisas y nostalgia, jajaja jijiji, que diría García. Pero ya avisé al principio que no todo entrevistado camina por la senda que uno pretende. Hay caniches y hay lobos. Antes de llamarle, Pedro Simón, amigo común, me avisa de que García es «oceánico», cada pregunta una excusa para que libere una tromba de agua imprevisible. Y es cierto. Intento encauzarla, pero hace rato que soy más un guardia de tráfico sobreviviendo en plena Filomena que Xavi guiando con control absoluto a la España de 2008.

¿Era tan divertido el deporte español de los 80 y 90 o es pura nostalgia?Era otro deporte: más cutre, no sé si más puro, menos profesional… Mira, este país tiene un cáncer gigantesco y monumental que son los políticos. Y el segundo cáncer de este país son los profesionales de la información. Reina la mediocridad, manda el conformismo e impera la adulación. Un país no es un país grande, un país de Champions, si sus políticos no son brillantes e insobornables, si la Justicia no es independiente y si el periodismo no es plural y libre. Nosotros tenemos políticos mediocres y mangutas, la Justicia es independiente para castigar al chorizo de barrio y se arrodilla ante el poderoso, y el periodismo… Todos los escándalos que salen ahora en los medios no son por periodismo de investigación, son filtraciones de un partido para joder al otro. El periodismo es hoy una simple herramienta de los políticos. Se me caen los palos del sombrajo cuando lo veo.Vale, pero volviendo a lo del deporte y la nostalgia…El deporte español está muchísimo mejor de lo que tenía que estar porque los políticos no sirven al deporte, se sirven del deporte. Antes y ahora.Bueno, lo intento de otro modo, ¿cuál ha sido el personaje más fascinante que has conocido en el deporte?Hay un tipo que me maravilló que fue Juan Antonio Samaranch. Había muchas cosas de él que no me gustaban, como que era político y militante de Falange, pero sabía lo que quería. Quería presidir el COI y lo logró. Quería Juegos en Barcelona y los tuvo. Seguramente sea el que más me ha impresionado.¿Disfrutaste en aquel fútbol disparatado de dirigentes pintorescos y éxitos contados?Fue divertido, porque era un fútbol totalmente diferente. Es como cuando preguntan si era mejor Maradona que Messi. No se puede comparar. No había tarjetas, no había cien mil cámaras, a los delanteros los mataban, no había árbitros profesionales… Es comparar manzanas y peras. Hoy el fútbol vive de las televisiones y entonces los clubes se ofrecían gratis a las televisiones. Ha cambiado mucho, pero no ha cambiado el gran problema.¿Cuál es?Mira, Estados Unidos, que es el país más poderoso del mundo aunque cometa mamarrachadas como la del Capitolio, busca imponer en su deporte unas leyes que permitan sobresalir a la inteligencia y a los que trabajan bien. Se compite de igual a igual y gana el mejor. Aquí no, aquí salvo que tu presidente sea tan zote, tan zote, como el que se acaba de ir del Barça, siempre ganan los mismos. ¿Cómo va a ganarle una liga el Eibar al Madrid si la ficha de una figura del Madrid es superior al presupuesto de toda la temporada del Eibar? ¿Dónde está la igualdad? ¿Qué mérito tiene fichar a una estrella siendo presidente del Madrid? Ninguno. Pero no pasa nada, porque toda la prensa lo jalea.¿No había periodistas de bufanda en tu época?Había cosas. El periodismo siempre ha sido una profesión mal pagada y eso antes abría la puerta a ciertos… regalos. He conocido periodistas que han ido a un viaje y han cobrado dietas de tres: su medio, el equipo que cubrían y la televisión que lo transmitía. El presidente de la Asociación de Periodistas Deportivos, José María Lorente, era funcionario del CSD y director del Palacio de Deportes de Madrid. En fin, nunca hemos sido ejemplares, pero no llegaba a lo de ahora.¿Piensas en tu legado?Sí. He sido un privilegiado y el periodista más cotizado de Europa. No digo esto por soberbia, sino para recordar que desde la independencia también se puede llegar a la cima económica, a ganar esos 2.000 millones al año. Además, siempre es muchísimo mejor comer un bocata de sardinas de pie que un plato de caviar de rodillas. Todo lo que yo hice se podía seguir haciendo ahora, pero quienes dirigen los medios y los propios periodistas no se atreven.De ser eso cierto, ¿cuál crees que es el motivo?Miedo, cobardía, mediocridad… Florentino Pérez, que ha pedido la cabeza de periodistas de todos los medios de España, dice el otro día que los medios de comunicación son antimadridistas y no sale ni un director a contar la de veces que le ha llamado para que despidiese a tres tíos. Mira los homenajes que le ha hecho el Madrid a Michael Robinson después de muerto y en vida Florentino pidió su cabeza a Movistar. Me preguntas por mi legado… ¿Qué legado voy a dejar si estamos en una casa de putas pero sin putas?Como poco, quedarán insultos legendarios: chupópteros, correveidiles, chiquilicuatres…Tenía una audiencia mayoritaria en la que había tanto universitarios como analfabetos y, como periodista, tenía la obligación de que todos me entendiesen. Buscaba palabras que comprendiese igual el letrado que el iletrado. ¿Qué es un abrazafarolas? Pues un pelota que abraza a cualquiera. ¿Qué es un chupóptero? Un tío que chupa del bote. ¿Qué es un lametraserillos? Un tío carente de personalidad y de decencia. La verdad es que fue divertido.Pues ya estaría. Muchas gracias, José María.Ve con cuidado.¿Yo? ¿Por qué?Porque me has cogido bien y te llevas una bomba de relojería. Manéjala con cautela.Hombre, no me digas eso…En fin, suerte. Buenas noches y saludos cordiales.Pero…Clic.