Alfaz del Pi

Opinión.-La vergüenza


OPINIÓN

CAMBIO DE GUARDIA

Después de tanta burla, ¿qué reacción de cólera hemos visto en las víctimas masivas del Estado? Ninguna

Gabriel AlbiacGabriel Albiac

Actualizado:29/12/2020 

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Después de todo lo que nos ha pasado, después del espectáculo de una incompetencia gubernamental cifrable en decenas de miles de muertos y en una masacre general de ancianos; después de asistir, una y otra vez, a exhibiciones mentirosas -y encima chistosas- de un tal Simón, autotitulado «doctor», que expendía, como moneda de curso legal, la estafa de sus jefes; después de escuchar el «disfrutad» de un presidente que intensificaba una segunda ola que todos los virólogos sabían segura; después de la ocultación hasta hoy del número real de muertes; después de que los televisores perseveraran en la fiesta y la sonrisa; después de tanta burla, ¿qué reacción de cólera hemos visto en las víctimas masivas del Estado? Ninguna. El

 Estado es hoy es una máquina impune. Ni siquiera esta carnicería nos hará salir del sueño. Y, sin embargo, seguimos llamando a esto «democracia».

Y debemos hacerlo. Por dos motivos: 1.- No hemos dado con otro nombre más adecuado. 2.- Hay cosas peores. Mucho peores. Y lo sabemos. Aceptamos, pues. Con rabia. Y distantes de esos sujetos cuya sola cercanía contamina. Pero, de aquello que soñamos alguna vez como democracia, ¿qué nos queda? Reflexionemos sobre lo que cualquier ciudadano sabe -debe saber-: «Democracia» significa a) división de poderes más b) representación electa. Nada más. ¿Qué hay de eso hoy en España?

a) División de poderes: Una ley orgánica de 1985 acabó con ella. E hizo que el poder judicial fuera absorto por el legislativo, el legislativo ya era apéndice del ejecutivo. ¿Tres poderes en España? Uno con dos seudópodos. Hasta el ridículo actual: que es mucho más que un ridículo… No hay en España más poder que el ejecutivo, y en el ejecutivo no hay más que la arbitraria voluntad de dos sujetos agentes: Sánchez e Iglesias. Bajo una suspensión constitucional que se prolonga más de lo que duró ninguno de los estados de excepción que conocimos, en el franquismo, aquellos que tuvimos 18 años en el 68. Ninguno hubiera podido imaginar llegar a esto.

b) No hay más poder representativo hoy que el de las pantallas. Los diputados cobran para mantener en pie una ficción: carecen de funciones. Votan lo que su jefe les dicta. O dejan de cobrar. Basta repasar su incompetencia laboral para saber lo que sería de ellos sin ese sueldo. Y el que paga manda. De un hombre un voto, no hay aquí rastro; nunca lo hubo: el voto de un ciudadano vale distinto según la región en que lo emita.

La República es hoy utilizada por el directorio en pie como último señuelo. Yo, que tuve en la República mi primera convicción moral, la he visto ahora trocarse en sucia coartada. De lo peor. República es el modelo de Garzón: Cuba. República es la fuente de la prosperidad de Iglesias: Venezuela. República Federal fue la Soviética. Y yo sé, lo digo no sin pesadumbre, que cualquier cosa es menos mala que eso.Gabriel AlbiacGabriel AlbiacArticulista de Opinión