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Discurso del rey Felipe VI, en directo: mensaje de Navidad

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Discurso del rey Felipe VI, en directo:

Buenas noches,

Me dirijo a vosotros en esta Nochebuena cuando estamos viviendo unas circunstancias verdaderamente excepcionales debido a la pandemia.

Muchas familias no os habéis podido reunir esta noche como teníais pensado por las medidas sanitarias; y en miles de hogares hay un vacío imposible de llenar por el fallecimiento de vuestros seres queridos, a los que quiero ahora recordar con emoción y con todo respeto. Un recuerdo que llena de sentimientos muy profundos nuestros corazones. Y también, en estos momentos, muchos ciudadanos lucháis contra la enfermedad o sus secuelas en vuestras casas, en hospitales o en residencias. A todos os envío especialmente hoy mi mayor ánimo y afecto.

Dificultades

2020 ha sido un año muy duro y difícil. El virus ha irrumpido en nuestras vidas trayendo sufrimiento, tristeza o temor; ha alterado nuestra manera de vivir y trabajar, y ha afectado gravemente a nuestra economía, incluso paralizando o destruyendo muchas 
empresas.

Muchos ciudadanos y familias vivís la angustia del desempleo o la precariedad; la angustia de apenas llegar a cubrir las necesidades básicas; o sentís la tristeza de tener que abandonar un negocio al que habéis dedicado vuestra vida. Por todo ello es lógico y comprensible que el desánimo o la desconfianza estén muy presentes en tantos hogares.

Y sin embargo, la respuesta a una crisis tan seria como la que estamos viviendo no puede venir de la mano de más desánimo o de más desconfianza. La situación es grave. Pero, aún así, tenemos que afrontar el futuro con determinación y seguridad en nosotros mismos, en lo que somos capaces de hacer unidos, con ánimo y esperanza; con confianza en nuestro país y en nuestro modelo de convivencia democrática.

Tenemos motivos para ello; porque a lo largo de las últimas décadas, ante dificultades también graves, siempre hemos sido capaces de superarlas. Y esta situación que estamos viviendo no va a ser distinta de las demás; porque ni el virus ni la crisis económica nos van a doblegar.

Sobre la situación sanitaria, es claro que la superación de esta enfermedad llegará gracias a la ciencia y a la investigación. Los nuevos tratamientos contra el virus y el desarrollo de las vacunas que están en marcha nos ofrecen ya una gran esperanza. Pero, mientras tanto, tenemos mucho que hacer.

La responsabilidad individual sigue siendo imprescindible y es un instrumento efectivode lucha contra el virus. Por ello es tan importante mantenernos prevenidos y no bajar la guardia.

A los sanitarios les damos una vez más las gracias por su enorme esfuerzo, su extraordinaria profesionalidad y su gran humanidad con los enfermos. Hicieron frente a los primeros embates del virus en situaciones extremas y también de desbordamiento en algunos de nuestros hospitales. Hoy siguen afrontando esta lucha con una gran carga emocional y física sobre sus espaldas. Les pedimos que mantengan todo el ánimo y toda la fortaleza y que sigan cuidando de nuestra salud.

Recuperación económica

El otro gran problema y reto es la crisis económica y evitar, sobre todo, que derive en una crisis social. Cada persona importa y mucho. Por tanto, las personas y las familias deben ser nuestra preocupación fundamental. Especialmente nuestros jóvenes; su nivel de desempleo es altísimo, y no pueden ser los perdedores de esta situación. Nuestra juventud merece tener la formación más adecuada, crecer personal y profesionalmente, y poder llevar a cabo sus proyectos. España no puede permitirse una generación perdida.

Proteger a los más vulnerables y luchar contra las desigualdades que la pandemia ha creado o ha agravado es una cuestión de dignidad entre quienes formamos una misma comunidad política. Pero también será fundamental recuperar nuestra economía.

Y para ello es decisivo fortalecer el tejido empresarial y productivo, industrial y de servicios. El reconocimiento y el apoyo a nuestras empresas, la protección a nuestros autónomos y comerciantes, tan golpeados estos meses, será imprescindible para crear empleo, ese
empleo que tanto necesita nuestro país. Necesitamos, por tanto, consolidar las bases que nos den un horizonte claro de impulso, estabilidad y confianza económica, que anime la inversión y la creación de puestos de trabajo.

Esfuerzo de todos

Los retos sanitarios, económicos y sociales a los que nos enfrentamos son, por tanto, grandes… enormes, pero no insalvables. Superarlos constituye un gran objetivo nacional que a todos nos debe de unir; que, como ciudadanos, nos compromete y nos obliga a todos; con
nosotros mismos, con los demás y con nuestro país.

Y ello requiere un gran esfuerzo colectivo, un gran esfuerzo en el que cada uno siga dando lo mejor de sí mismo en función de sus responsabilidades y en la medida de sus capacidades.

Para ese gran esfuerzo nacional contamos en primer lugar con lo más importante: con las personas; con el ejemplo de miles de ciudadanos que han puesto su trabajo al servicio de los demás, que han vivido estos últimos meses con abnegación, compromiso y una gran generosidad. Personas que estimulan nuestro ánimo de superación y de las que debemos sentirnos justamente orgullosos.

Todo eso lo hemos comprobado personalmente la Reina y yo durante este tiempo. En el campo y en la mar; en los pueblos y en las ciudades; en los mercados, en las fábricas hemos visto el coraje y el nervio de este país. Hemos sentido el pulso de nuestra sociedad que, pese a todo, ha mantenido a España en pie.

Unión ciudadana

Los dos tenemos en nuestra memoria la imagen viva de esos miles de ciudadanos que representan a una sociedad que se ha sentido más unida que nunca en su lucha y resistencia frente a una situación tan adversa; una sociedad que cuenta con organizaciones solidarias y eficaces para que nadie se sienta solo o desamparado; una sociedad que ha sobrellevado estos meses tan duros con entereza, responsabilidad y serenidad.

Contamos, por tanto, con una sociedad fuerte y también con un Estado sólido. Durante todo este tiempo, tanto los servicios públicos y básicos, como las empresas en sectores esenciales han funcionado bien, procurando poner todos los medios a su alcance. La pandemia nos ha revelado aspectos que necesitan ser mejorados y reforzados, pero también nos muestra nuestras fortalezas como Estado avanzado. Lo hemos comprobado por ejemplo con la eficacia y entrega de nuestras Fuerzas Armadas, de nuestros Cuerpos de Seguridad, Protección Civil y servicios de Emergencias, y otros muchos servidores públicos, que han demostrado su vocación de servicio y su plena sintonía con nuestra sociedad.

Y Europa es también muy importante para afrontar esta crisis. Contamos con la Unión Europea, que ha asumido un compromiso firme con la sostenibilidad y recuperación económica frente a esta pandemia. La Unión nos ofrece una oportunidad histórica para progresar y avanzar; abre una nueva época para que España se una en un proyecto común para modernizar nuestra economía; adaptar nuestras estructuras productivas a la nueva revolución industrial, tecnológica y medioambiental que vivimos. Y asentar con ambición y cohesión nuestro papel colectivo como miembros de la UE ante el mundo.

El papel de la Constitución

Y contamos sobre todo con nuestro sistema de convivencia democrática. En un tiempo en el que la pandemia y sus consecuencias económicas y sociales provocan tanta incertidumbre, nuestra Constitución nos garantiza nuestro modo de entender la vida,nuestra visión de la sociedad y del ser humano; de su dignidad, de sus derechos y libertades. Una Constitución que todos tenemos el deber de respetar; y que en nuestros días, es el fundamento de nuestra convivencia social y política; y que representa, en nuestra historia, un éxito de y para la democracia y la libertad.

No olvidemos que los avances y el progreso conseguidos en democracia son el resultado del reencuentro y el pacto entre los españoles después de un largo período de enfrentamientos y
divisiones. Son el resultado de querer mirar juntos hacia el futuro, unidos en los valores democráticos; unidos en un espíritu siempre integrador, en el respeto a la pluralidad y a las diferencias, y en la capacidad de dialogar y alcanzar acuerdos. Son principios que no pierden nunca vigencia por el paso de los años.

Y junto a nuestros principios democráticos y el cumplimiento de las leyes necesitamos también preservar los valores éticos que están en las raíces de nuestra sociedad.

Responsabilidad

Ya en 2014, en mi Proclamación ante las Cortes Generales, me referí a los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas. Unos principios que nos obligan a todos sin excepciones; y que están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares.

Así lo he entendido siempre, en coherencia con mis convicciones, con la forma de entender mis responsabilidades como Jefe del Estado y con el espíritu renovador que inspira mi Reinado desde el primer día.

Siempre he pensado que España es un país extraordinario, de una enorme riqueza y diversidad cultural, construido a lo largo de los siglos gracias al esfuerzo en muchas generaciones de españoles, y con una gran historia que ha sido, durante una época, la historia 
misma de nuestro mundo.

Salir adelante

No somos un pueblo que se rinda o que se resigne en los malos tiempos. No va a ser nada fácil superar esta situación, y en cada casa lo sabéis bien. Pero yo estoy seguro de que vamos a salir adelante. Con esfuerzo, unión y solidaridad, España saldrá adelante. Con todos
y para todos. Y, como Rey, yo estaré con todos y para todos, no solo porque es mi deber y mi convicción, sino también porque es mi compromiso con todos vosotros, con España.

No será difícil que el año 2021 mejore a este 2020. Vamos a recuperar en lo posible la normalidad en los lugares de trabajo, en las aulas, en las plazas y en los barrios; en los comercios, en los mercados, en los bares; en los cines, en los teatros…; en la vida cotidiana que da forma al carácter de una sociedad como la nuestra.

Es lo que todos queremos. Y en la seguridad de que así será, la Reina, la Princesa de Asturias, la Infanta Sofía y yo os agradecemos muy sinceramente todas las muestras de afecto y apoyo que nos habéis transmitido este año, y os deseamos una Feliz Navidad y todo lo mejor para un 2021 especialmente lleno de esperanza.

Eguberri on. Bon Nadal y Boas festas.

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CASA REAL Mensaje de Navidad

Las 10 frases claves del mensaje del Rey: del desempleo juvenil y la desigualdad a la pluralidad de España

Jueves, 24 diciembre 2020

El monarca hace una fotografía de la difícil situación económica y social que atraviesa el país y pide unidad a los políticos

Felipe VI, en un momento de su discurso de Navidad.
Felipe VI, en un momento de su discurso de Navidad. POOL / JOSÉ JIMÉNEZ

Felipe VI, en su discurso de Navidad más exigente desde que accedió al trono en junio de 2014, ha lanzado un mensaje de confianza en un futuro esperanzador, pero sin obviar la dureza con la que la crisis sanitaria, económica y social golpea España.

Un momento de incertidumbres donde el monarca ensalza la Constitución como un pilar estable al que agarrarse y donde demanda la unidad de acción de todos los actores políticos e institucionales, más allá de sus diferencias.PUBLICIDAD

1. RECUERDO A LOS FALLECIDOS

«En miles de hogares hay un vacío imposible de llenar por el fallecimiento de vuestros seres queridos, a los que quiero recordar con emoción y con todo respeto. Un recuerdo que llena de sentimientos muy profundos nuestros corazones».

2. LOS CONTAGIOS Y LAS VACUNAS

«Muchas familias no os habéis podido reunir esta noche como teníais pensado por las medidas sanitarias. Los nuevos tratamientos contra el virus y el desarrollo de las vacunas nos ofrecen ya una gran esperanza. Pero es importante mantenernos prevenidos y no bajar la guardia».

3. LOS JÓVENES Y LA CRISIS

«Su nivel de desempleo es altísimo, y no pueden ser los perdedores de esta situación. Nuestra juventud merece tener la formación más adecuada. España no puede permitirse una generación perdida».

4. LAS PERSONAS VULNERABLES

«Proteger a los más vulnerables y luchar contra las desigualdades que la pandemia ha creado o ha agravado es una cuestión de dignidad entre quienes formamos una misma comunidad política. Las personas y las familias deben ser nuestra preocupación fundamental».PUBLICIDAD

5. LA ACTIVIDAD ECONÓMICA

«Es decisivo fortalecer el tejido empresarial y productivo, industrial y de servicios. El reconocimiento y el apoyo a nuestras empresas, la protección a nuestros autónomos y comerciantes, tan golpeados, será imprescindible para crear ese empleo que tanto necesita el país».

6. EL EJEMPLO DE LA CIUDADANÍA

«Contamos con el ejemplo de miles de ciudadanos que han puesto su trabajo al servicio de los demás, que han vivido estos meses con abnegación, compromiso y generosidad. Contamos con una sociedad fuerte y con un Estado sólido».

7. LA CONSTITUCIÓN, INDISCUTIBLE

«Nuestra Constitución nos garantiza nuestro modo de entender la vida, nuestra visión de la sociedad y del ser humano. Una Constitución que todos debemos respetar y que en nuestros días es el fundamento de nuestra convivencia social y política y que representa, en nuestra historia, un éxito de y para la democracia y la libertad».

8. TODOS UNIDOS

«Los avances y el progreso conseguidos en democracia son el resultado del reencuentro y el pacto entre los españoles después de un largo período de enfrentamientos y divisiones. Son el resultados de querer mirar juntos hacia el futuro, unidos en los valores democráticos; unidos en un espíritu integrador, en el respeto a la pluralidad y a las diferencias, y en la capacidad de dialogar y alcanzar acuerdos».

9. DISTANCIA CON SU PADRE

«Los principios morales y éticos nos obligan a todos sin excepciones; y están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personas o familiares. Así lo he entendido siempre».

10. COMPROMISO DE LA CORONA CON ESPAÑA

«Estoy seguro de que vamos a salir a adelante. Con esfuerzo, unión y solidaridad, España saldrá adelante. Con todos y para todos. Y, como Rey, yo estaré con todos y para todos, no sólo porque es mi deber y mi convicción, sino también porque es mi compromiso con todos vosotros, con España».

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OPINIÓN

Un Rey y dos golpes al orden constitucional

PREMIUM

  • IÑAKI ELLAKURÍA

Jueves, 24 diciembre 2020

Felipe VI, en un momento del discurso de Navidad.
Felipe VI, en un momento del discurso de Navidad. POOL / JOSÉ JIMÉNEZ

Con la serenidad y determinación que ha demostrado en todos los momentos críticos de su reinado, en el que debe cohabitar con el primer Gobierno democrático que alberga a declarados enemigos del sistema de convivencia que nos ampara, Don Felipe respondió a las presiones para convertir sus palabras navideñas en la puñalada de un hijo a un padre, y a los intentos del copresidente Pablo Iglesias de secuestrar la Nochebuena imponiendo el debate entre monarquía y República, con un discurso fiel a la tradición de cercanía con los que más sufren, tal como exige la fecha y la grave pandemia que nos azota.

Pero también, de compromiso con el pacto que asumió el 19 de junio de 2014, día de su proclamación, de ser y actuar como el Rey de todos los españoles, y de permanecer fiel a una Constitución que encarna el «reencuentro y el pacto» de una sociedad plural, diversa, pero hermana. Una España decidida a no volver a transitar por los trágicos escenarios de división y enfrentamiento civil, que tanto desean recuperar Iglesias y su importada cuadrilla de montonerosEcheniqueandThe Pisarello’s.

Al igual que en anteriores vísperas de Navidad, cuando la amenaza a la democracia española todavía provenía de los nacionalistas vascos y catalanes y no del corazón mismo del Estado, pero esta vez soportando la presión añadida del intento del Gobierno y los medios afines de convertir su discurso en un tramposo plebiscito sobre la institución monárquica (en el que dijera una cosa u otra iba a ser declarado perdedor), Don Felipe remarcó que la prioridad de la nación es ofrecer apoyo, solidaridad y oportunidades de futuro a los españoles que más sufren, que en este triste año de pandemia, miseria e incompetencia gubernamental se han multiplicado sin igual.

Elevando esta petición de ayuda a «una cuestión de dignidad» que debe ser asumida, subrayó, como la máxima preocupación de «quienes formamos una misma comunidad política».

Un mensaje que estuvo acompañado de una sobria puesta en escena y un texto parco en metáforas y limpio de esa barata retórica belicista con la que Sánchez, cualChurchill de Tetuán, se dirigía a los españoles en los primeros meses de pandemia. La voluntad de Don Felipe de mantener una ética y estética propia, emblema de su reinado, volvió a imponerse felizmente a la tentación chabacana que nos rodea.

Una vez fijado el rumbo al que debe dirigirse el «gran esfuerzo nacional» en estos tiempos de emergencia social, sanitaria y económica, Don Felipe abordó la polémica sobre los desmanes financieros del Rey emérito. Esos que tan hábilmente magnifican los enemigos de nuestro sistema democrático, agrupados en la heterogénea mayoría de apoyo al Gobierno de Sánchez e Iglesias, con el fin de socavar los cimientos de una institución monárquica que se ha erigido en el dique de contención más robusto frente a la marea populista. Razón por la que sigue gozando de la estima de una mayoría de españoles, tal como recoge el último CIS, en el que solo el 0,3% de los ciudadanos dice ver en la monarquía un problema.

Con ese aval popular y respondiendo a la demanda de la opinión publicada, Don Felipe no tuvo reparos en volver a desmarcarse de su padre con la misma firmeza con la que en marzo repudió su conducta, reafirmándose sin matices en unos «principios morales y éticos que nos obligan a todos, sin excepciones de consideración personal o familiar», pero evitando que esa dolorosa aunque necesaria ruptura del hijo con el padre pudiera ser interpretada como una injusta enmienda a la totalidad de la labor que Don Juan Carlos desempeñó en la llegada, consolidación y modernización de la democracia española.

Cuatro décadas de celebrados aciertos, también de algunos y graves errores que están siendo investigados por la Fiscalía y que no deberían ser utilizados como coartada para atacar una institución que, al asumir su función de clave de bóveda de nuestra democracia parlamentaria, ha iniciado un proceso de renovación en sintonía con los cambios que ha experimentado la sociedad española y en la que Don Felipe, como insistió en su discurso, se ofrece como garantía de integridad y continuidad en el servicio público.

También como garante del espíritu y la literalidad de una Carta Magna «que todos tenemos el deber de respetar» y a la que ya tuvo que defender de urgencia el 3 de octubre de 2017 asumiendo críticas, inesperados silencios y la posibilidad de salir corneado del envite, cuando el independentismo catalán avanzaba hacia la declaración de independencia.

Si entonces el joven Rey supo interpretar el papel histórico que exigía su cargo frente al golpe de Estado separatista, defendiendo la democracia española como un espacio de convivencia de hombres libres e iguales frente a la ley, en esta ocasión entendió que no podía inclinar la cerviz, ni aparecer como un monarca débil y derrotado ante el nuevo intento de alterar sin consenso el orden constitucional, con la república confederal como destino, que protagoniza la alianza de la izquierda y el nacionalismo que nos gobierna