- DANIEL MOLTÓ
- Alicante
Actualizado Lunes, 23 noviembre 2020
Recibe este lunes uno de los IV Premios Meninas, que otorga la Delegación de Gobierno en la Comunidad Valenciana. Educadora social y experta en igualdad, se encarga de impartir talleres para detectar la violencia de género, prevenirla y combatirla

La educadora social y experta en igualdad y violencia de género Marina Marroquí es una de las personas que este lunes será reconocida con los IV Premios Meninas, que entrega la Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana. Estos galardones ponen en valor a las personas e instituciones que han incorporado estrategias y proyectos para combatir la violencia contra las mujeres.
Marroquí ha sido premiada por su novedosa forma al impartir talleres para detectar la violencia de género, prevenirla y combatirla, especialmente en la adolescencia. Autora de «Eso No Es Amor», relata en este libro sus propias experiencias con la violencia de género, de la que fue víctima entre los 15 y los 19 años, las edades que suelen tener las adolescentes con las que diariamente trabaja y entre las que, lamentablemente, se repiten estas situaciones. «Por desgracia, en los talleres que realizo, nunca me he ido de un aula sin que una chica me diga que está sufriendo lo mismo que yo sufrí. Y estamos hablando de cursos por los que han pasado más de 80.000 chicos y chicas de este país. Es desesperante ver cómo la violencia de género se mantiene y cómo crece de forma alarmante la violencia física», explica Marina Marroquí a EL MUNDO. Junto a esto, destaca además la violencia sexual que sufren estas nuevas generaciones y que considera «abrumadora» y lo que es peor, normalizada. «Un comentario que me han hecho más de un centenar de chicas de en torno a 13 años es: ‘Bueno Marina, cómo te va a violar tu novio?’. O ‘si yo lo veo todo motivado, a mí qué me cuesta? Pues yo me quedo quieta y que pase pronto’. Hemos dejado que la pornografía eduque a nuestra adolescencia y nos hemos olvidado de ofrecerles una educación afectivo-sexual acorde a los días en los que vivimos», subraya
«CERRAR LA PUERTA DEL INFIERNO POR DENTRO»
En estos tiempos extraños en los que todo parece haber sido engullido por el coronavirus, Marroquí advierte de que sigue habiendo otras pandemias -como la de la violencia machista- que se han visto alimentadas por los confinamientos y las restricciones de movimiento que, en este tipo de situaciones, suponen «cerrar la puerta del infierno por dentro». Los ciclos se han trastocado y esto dificulta la detección y la intervención en casos de maltrato, lo que favorece a los agresores enormemente. «Imaginemos el poder que tiene el maltratador sabiendo que la víctima no puede ver a su familia ni salir a la calle prácticamente para nada, la impunidad y el nivel de manipulación y chantaje que puede ejercer utilizando la justificación del coronavirus, el machaque psicológico diario, que se dispara al pasar más tiempo dentro del hogar y que también afecta a los hijos».
Esta experta advierte del error que supone pensar que durante los meses de pandemia ha descendido la violencia de género porque ha habido menos denuncia. «La violencia ha subido y muchas mujeres han tomado o están tomando ahora la decisión de salir de la relación. Por eso, es sumamente importante que en los momentos de desescalada total, las instituciones estén muy alerta, que se desarrollen las campañas de sensibilización y los recursos para ayudar a estas mujeres cuando se atrevan a dar el paso, con el peligro que conlleva y que en muchas ocasiones puede llevar a que el maltratador decida matar a su pareja para que no sea libre».
Pese a la persistencia de esta problemática, ello no quiera decir que no se haya avanzado en los últimos años. Según Marroquí, «la Ley integral de violencia de género ha calado en la sociedad, que está mucho más sensibilizada. Por supuesto que hay gente que sigue negándolo pero obvian tanto la evidencia que ya se les compara con los terraplanistas«, afirma. No obstante y pese a que judicialmente se han acortado los tiempos, según esta educadora social queda mucho trabajo por hacer por lo que respecta a prevención y formación de los profesionales. «Al final da igual que consigas que la víctima se identifique como mujer maltratada si los psicólogos, médicos o abogados que la atienden siguen sin una formación especializada, si los docentes siguen saliendo de la facultad sin una base real para detectar y prevenir la violencia de género en las aulas».
Incide también en la importancia de la «reparación del daño», ya que en su opinión, una orden de alejamiento o una sentencia no permite a la víctima de maltrato recuperar su vida. «El peligro sigue presente y las secuelas de una violencia de género o sexual son tremendas. La víctima necesita ayuda psicosocial y todo un programa de recuperación tras el maltrato que ahora mismo es inexistente»Más en El MundoAna Obregón revela que el Rey Juan Carlos fue la primera persona en darle el pésame por la muerte de su hijo ÁlexEl MundoAndrea Levy y Pepe Ruiz-Gallardón rompen su relaciónEl Mundo
Marroquí recuerda que solo una de cada tres mujeres que sufre maltrato acaba interponiendo una denuncia y de estas, únicamente el 50% acaba en un proceso judicial. «Ese es el gran trabajo pendiente. Vivimos en una sociedad que sigue cuestionando a la víctima y confiriendo impunidad al agresor. A la víctima no le basta con identificar el maltrato y atreverse a denunciarlo, sino que además tiene que alzar la voz, ser creíble, ser coherente…cuando yo conseguí salir de mi relación después de 200 intentos de romper, mi único objetivo era salir viva de aquello», remarca.
Marina Marroquí no puede evitar sentir cierto desencanto con el trabajo de las Administraciones y hace especial referencia a las expectativas que tenía puestas en la Ley Celáa y en la instauración de una asignatura de educación en igualdad, que finalmente no se han cumplido. «Pese a que se mantiene como algo transversal, que ya existía, no es suficiente. Hay que tener en cuenta que en España una de cada tres adolescentes sufre violencia de género, una de cada dos sufre abuso o acoso sexual continuado, uno de cada cinco niños o niñas sufre bullying y uno de cada cinco sufre abuso sexual infantil. Si con esos datos no contemplamos un equipo psicosocial interno para trabajar las violencias, no sé cómo se quiere erradicar esto», argumenta.
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