Como la noche y el día. Así son el norte y el sur de España. Nada descubro. Y ojo, no hablo sólo del clima, con un cambio abismal, sino de mucho más. Las prisas, el estrés, el agobio, la paciencia. Creo que el calor afecta y mucho.Ayer amanecí en Trujillo y, aunque no le dediqué el tiempo que esa imperial ciudad merece, reconozco que respira fuerza e historia en todo el esplendor de su inmenso casco histórico, presidido por las esculturas de Pizarro y Orellana, dos de nuestros más grandes descubridores, demasiado a la sombra de Colón. Y de ahí a Mérida, pero sólo de paso, las necesidades de AC VIVIR, a la que hay que mimar para que me siga llevando a descubrir el mundo, y la sorpresa que me esperaba en Sevilla, no me permitieron pararme casi nada.

Otra visita que debo. Un paseo por las afueras del Teatro Romano es a lo que pude aspirar. Hice noche en San José de la Rinconada, con la esperanza de poder conocer a los verdaderos inspiradores de mi decisión de traer a mi vida a VIVIR y poder conocer el mundo de otra manera. No pudo ser. Esta mañana, bien temprano, mi hijo Adrián ha llegado en autobús a Sevilla para acompañarme en esta aventura. Lo primero que hemos hecho es ir al circuito de Jerez, una de sus ilusiones.Ahora, tras cargar la autocaravana con todo lo necesario y visitar de urgencia Chiclana y algo de Conil de la Frontera, hemos parado en Barbate, ciudad emblema de la almadraba que visité hace dos años y me pareció digno lugar para pasar algo más de tiempo. Seguimos en ruta. Ahora somos tres.+7
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