Fernando Grande-Marlaska se acobardó cuando iba a ‘tirar de las orejas’ a Pablo Iglesias.

El ministro del Interior fue consultado, en la rueda de prensa de este lunes 27 de abril, sobre el vídeo difundido en redes sociales donde se ve a Pablo Iglesias comprando en un supermercado sin llevar mascarilla. Sin embargo, buscó responder sin enfadar a su ‘líder’.

Grande-Marlaska recomendó al vicepresidente del Gobierno que use una mascarilla en lugares donde no pueda mantener el distanciamiento social,siguiendo las instrucciones para el conjunto de ciudadanos en prevención del coronavirus.

En su asustadizo ‘regaño’, Grande-Marlaska rápidamente se llenó de halagos con Iglesias. A su entender, el cofundador de Podemos es un «firme partidario» de la disciplina social y de la labor pedagógica para extremar la higiene y la protección contra el coronavirus. Una definición que poco encaja con las imágenes del vídeo o con sus ‘escapadas’ tanto del confinamiento como de la cuarentena.

«Yo recomendaré al vicepresidente segundo y a cualquier ciudadano la utilización de la mascarilla en aquellos momentos que sea necesario porque no pueda guardar la distancia social en público», ha comentado tímidamente.

El vídeo

Pablo Iglesias fue ‘cazado’ haciendo la compra en uno de los supermercados del gigante El Corte Inglés, un ‘Opencor’ próximo a su localidad.

La tarea es impecable desde el punto de vista de las obligaciones domésticas pero el vicepresidente no es precisamente un ejemplo para los ciudadanos: realizaba su compra sin la recomendada mascarilla, más aún para una persona que ha estado expuesta a la Covid-19.

Iglesias, además, realiza la compra acompañado por uno de sus guardaespaldas que, visiblemente nervioso, mira a un lado y a otro para evitar que algún cliente pueda acercarse al vicepresidente. En su movimientos, se puede apreciar la pistola que asoma por su chaqueta.

Y todo esto ocurre en un ambiente de máxima tensión, de hartazgo nacional, con más de 23.000 muertos oficiales (expertos ya tasan las muertes por encima de los 45.000) y este 26 de abril se convoca una gran cacerolada contra el Gobierno alentada desde un sector sanitario que ha visto como se le ha utilizado de manera aviesa para los intereses del ‘okupa’ de La Moncloa.

Porque mientras los ciudadanos respaldaban a los sanitarios desde los balcones, el Gobierno no hacía más que engañarlos con falsas promesas de dotarles de los medios necesarios para realizar en condiciones máximas de seguridad su trabajo.

Carencia de respiradores, falta de guantes, mascarillas y tests defectuosos, unos equipos de protección individual que varios casos se hicieron artesanalmente con bolsas de basura y gafas de buceo. Todo un conglomerado de despropósitos.

Por eso, aunque Sánchez pretenda que siga sonando música positiva y que las 8 de la tarde continúe siendo un jolgorio, este 26 de abril de 2020 le van a decir ‘hasta aquí hemos llegado’.