Hola, espero que estéis bien.
Y aquí estoy, otro día más reflexionando, y en este momento más que nunca debido a la
situación que tenemos, y aprovechando las horas del día en pensar y organizar mi nueva
vida. ¿Cómo será mi vida después de todo esto?
Y lo que tengo claro es que nada va a ser igual que antes. Estamos atravesando momentos
muy duros, y pienso que, para salir adelante, tenemos que hacer un gran cambio a todos los
niveles sin esperar nada de nadie. Cada uno de nosotros debería ser el arquitecto de su
propia vida.
Siento que estamos en un momento de colaborar, cooperar y compartir.
Ahora más que nunca hay que poner en valor y en práctica la Resiliencia, es decir, la
capacidad que tenemos para superar circunstancias traumáticas de todo tipo.
¡Resurgir como el Ave Fénix! Porque no tenemos más opciones. Dejarnos vencer y sentir que
hemos fracasado, o sobreponernos y salir fortalecidos.
¡Yo apuesto por la Resiliencia!
Para una persona resiliente no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Es una manera
más optimista y diferente de ver el mundo sin dejar de ser consciente de que, después de la
tormenta llega la calma, y por supuesto sin perder la sonrisa y el buen humor. Con una
actitud positiva todo se lleva mucho mejor.
Por supuesto que las personas resilientes no nacen, se hacen, lo cual significa que han
tenido que luchar contra situaciones adversas y que no se han dado por vencidas y han
desarrollado las habilidades necesarias para enfrentarse a los diferentes retos de la vida,
por eso creo que en estos momentos no nos queda otra que ser Resilientes.
Estamos en un momento de poner en práctica nuestra creatividad y de transformar nuestra
experiencia dolorosa en algo bello y útil.
Confiar en lo que somos capaces de hacer y trabajar en equipo con personas que se
complementen y estén alineados con nosotros.
Asumir las dificultades como una oportunidad para aprender y crecer.
Tener el hábito de estar plenamente presentes, vivir en el aquí y el ahora, y tener una gran
capacidad de aceptación.
Rodearnos de personas con actitud positiva y cultivar nuestras amistades.
No intentar controlar las situaciones sino nuestras emociones. No podemos controlarlo
todo, deberíamos aprender a lidiar con la incertidumbre y sentirnos cómodos. Centrarnos
en cambiar nuestras emociones.
Ser flexible ante los cambios. Deberíamos de estar dispuestos a valorar diferentes
alternativas sin aferrarnos obsesivamente a nuestros planes iniciales o a una única
solución.
Ser tenaces en nuestros propósitos. El ser flexibles no implica que renunciemos a nuestras
metas, al contrario, es ser perseverante y tener capacidad de lucha. No ir a contracorriente
si no aprovechar el sentido de la corriente y fluir con ella sin perder la motivación que nos
ayuda a mantenernos firmes, y luchar por lo que queremos.
Siento ser repetitiva, pero deberíamos de reírnos de la adversidad y sacar una broma de
nuestras desdichas. La risa es nuestra mejor aliada, nos ayuda a mantenernos optimistas y
sobre todo a enfocarnos en los aspectos positivos de las situaciones.
Buscar la ayuda en los demás y el apoyo social, porque nuestro primer objetivo es superar
cualquier situación traumática, y como somos conscientes de la importancia no dudamos en
buscar asesoramiento cuando lo necesitamos.
Yo me preguntó cada día:
¿Qué puedo aprender de esto?
¿Qué puedo sacar bueno de esto que ha ocurrido?
Yo comprendo la resiliencia como «El arte de rehacerse».
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