El equipo de Latorre disputa este fin de semana la fase final de la Copa del Rey en la Caja Mágica. El grupo benidormense está a dos partidos de entrar en Europa. Bidasoa Irún, primer obstáculo este viernes (12:00 horas).
El Balonmano Benidorm culminará este fin de semana primera década prodigiosa en Madrid, donde participará, por vez primera en su historia, en la fase final de la Copa del Rey. El torneo sitúa al club que dirige Javier Abínzano, junto a otros siete equipos, en el epicentro del balonmano español, algo impensable hace dos lustros, cuando el equipo competía en categorías autonómicas.
El equipo de Fernando Latorre debutará en el torneo este viernes (12:00 horas) ante el Bidasoa Irún, uno de los componentes de la nobleza del balonmano español, ante el que empató recientemente en Guipúzcoa. Estar en el torneo para el Benidorm, al que se le escapó esta posibilidad en los dos últimos años por un gol, ya es una fiesta, pero es que además hay un premio gordo en el caso de pasar las dos primeras rondas: Europa.
Al ir el FC Barcelona, campeón de las últimas seis ediciones e indiscutible máximo favorito, por el otro lado del cuadro, si el Benidorm gana a Bidasoa en su primer duelo y, posteriormente, derrota al vencedor del Anaitasuna-Liberbank Cuenca accederá a la gran final, lo que le garantizaría una plaza en competición continental el próximo curso. La Copa es distinta y cualquier cosa puede pasar, pero el Benidorm ya fue capaz de vencer a sus posibles rivales en semifinales, por lo que hay argumentos para la esperanza.
La consigna es afrontar esta experiencia única como una fiesta, con cero presión y al máximo de ilusión. «Pero sin renunciar a nada, porque tenemos opciones», avisa Fernando Latorre, entrenador del Benidorm, quien ya tuvo la oportunidad de vivir esta experiencia como jugador. El técnico, sin embargo, no saborea del todo esta competición porque tiene aún la amargura de la derrota de la pasada jornada en Liga, un tropiezo que vuelve a meter al equipo en la lucha por la salvación.
«No tenemos nada que perder», reitera Latorre, quien concede el máximo favoritismo al Bidasoa en el primero de los cruces sin red. «Nadie fuera de Benidorm piensa que podamos ganarles. Por equipo y presupuesto ellos tienen la obligación de ganarnos», explica el preparador alicantino.
«Para el Balonmano Benidorm estar en la fase final de la Copa es un premio y estamos deseando jugar para disfrutar del partido», apunta Carlos Grau, capitán y líder en la pista del equipo. Para el benidormense, formado en la cantera del club, es un «orgullo» llegar a la Caja Mágica y no esconde la ambición de «llegara a la final». «Quitando al Barcelona, puede pasar de todo. Siendo el último en llegar a la Copa van con menos presión y puede ser mejor. A un partido todo puede pasar», añade.
Más allá de lo deportivo, la clasificación también es un balón de oxígeno para el club y demuestra la seriedad y fiabilidad de un proyecto que sigue llamado sin éxito a la puerta de empresas e instituciones vecinas en busca de ayudas. Al contrario de lo que sucede con la mayoría de sus rivales, con los que compite de tú a tú en la pista, el Benidorm apenas recibe apoyos y carece de un patrocinador principal.
El Benidorm, que para llegar a Madrid tuvo que dejar por el camino a Bordils, Zamora y Sinfín Santander, afrontará el partido con las sensibles bajas de los cubanos Ángel Rivero y Jorge Pabán, su máximo goleador, ambos ya en la recta final de sus lesiones en el pie y la mano., respectivamente. Latorre tampoco podrá contar con el joven Diego Rueda, lesionado de la rodilla, ni con Gonzalo Porras, ausente durante todo el curso tras sufrir una operación de rodilla. El Benidorm, que juega en el peor horario posible, también partirá en desventaja en las gradas, ya que no se espera una importante presencia de seguidores en el duelo de cuartos. Otra cosa será si logra pasar a la semifinal.
El internacional argentino Pablo Simonet, el portero brasileño Leo Vial y el alicantino Álvaro Cabanas, junto al capitán Carlos Grau, son los principales referentes de un equipo dinámico que no tiene límites y que pretende seguir escribiendo su historia. La ilusión del Benidorm es lo que le convierte en el rival más peligroso en este tipo de partidos. «Hay que disfrutar porque no sabemos cuándo podremos volver», sentencia Grau.
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