Benidorm

¿CONSEJOS?… POCOS Y LEJOS

 

¿Pocos? Y tan pocos, solo hay uno: El Consejo Vecinal y mas bien parece que está de sobra.  El caso es que deberían haber dos, pero… si uno ya resulta en ciertas ocasiones molesto, enojoso y peligroso, caso de haber dos… mejor dejarlo estar. Y así lo han decidido el equipo de gobierno  y sus simpatizantes (oposición). Da la impresión de que la decisión que tomó en su día el Pleno Municipal al aprobar el Reglamento de Participación Ciudadana fue una osadía, una audacia, vamos, que se pasaron de rosca como suele decirse y han tenido que frenar de urgencia. Así estamos frenados, detenidos, parados una buena parte de los vecinos de Benidorm.

Porque con independencia  de los 5.958 parados (datos a febrero 2019) hay al menos otros tantos vecinos paralizados en su derecho a opinar sobre temas importantes de su ciudad. Y estamos en lo de siempre y no adelantaremos  mientras no tengamos claro que ademas de leer hay que comprender lo que se lee, interpretarlo y discernirlo. Queda claro que echo de menos al Consejo de Ciudad. Para que el lector pueda entender el porqué lo echo en falta, voy a referirme al citado Reglamento de Participación Ciudadana.

Dice en su Artículo 23 refiriéndose al Consejo de Ciudad: “Es el órgano de participación desde el que se analizan y coordinan las actuaciones que afectan al conjunto de la ciudad”. Cuando se refiere al Consejo Vecinal en su Artículo 26 dice: “Es el órgano de participación desde el que se analizan y coordinan las actuaciones que afectan a cada uno de los barrios de Benidorm, así como su interrelación sobre el conjunto de la ciudad”. La diferente función de cada uno de ellos es clara y evidente, el primero contempla al conjunto de la ciudad, mientras que el segundo   entra en el peculiaridad de cada barrio y su posible influencia en el resto de la ciudad.

Hasta aquí nada que objetar, refutar o discutir. Ahora bien si seguimos leyendo el citado Reglamento de Participación Ciudadana y mas específicamente en sus artículos 24 y 27 en los que se determina la composición de ambos consejos, veremos que con independencia de la presidencia y vicepresidencia de ambos, los consejeros del Consejo Vecinal son un representante por cada uno de los Grupos municipales que conforman la Corporación municipal y dos representantes por cada una de las asociaciones de vecinos, mientras que la composición de Consejo de Ciudad consta de un representante de cada una de las asociaciones de vecinos, un representante de cada una de los Grupos Municipales constituidos en el Ayuntamiento, diez personas en representación de las organizaciones sociales, sindicales, profesionales y empresariales mas representativas de Benidorm, diez personas en representación de las asociaciones inscritas en el Registro Municipal de entidades o Asociaciones (excluidas las vecinales), diez personas de especial relevancia propuestas por el Alcalde y por último representantes de las Administraciones Públicas con competencia en el ámbito territorial de Benidorm.

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La diferencia entre ambos consejos queda clara tanto en su función como sobre todo en su composición que queda articulada de tal forma que el derecho a participar lo sea de todos y cada uno de los ciudadanos del municipio siempre y cuando coexistan los dos Consejos. Ahora bien una cosa es la teoría y otra la práctica y esta última nos dice que la rutina, el hábito, la comodidad, la manipulación, el truco nos lleve durante nueve años (del 2000 al 2019) a olvidar, arrinconar y prescindir de los derechos de una buena parte de nuestros ciudadanos atribuyendo y dejando invadir competencias que no son suyas al Consejo Vecinal. Resulta mas sencillo manipular a un grupo de treinta personas que a un grupo de sesenta,

Se que mas de un lector puede alegar que si el ciudadano no figura en el censo municipal su participación directa o indirecta en alguno de los Consejos, es discutible. Puede ser discutible, pero no ilegitima su derecho en tanto en cuanto tenemos al alcalde y a varios  concejales que no habitando en Benidorm están censados en él, al igual que miembros de los cuerpos de seguridad, Policía Local, Nacional y Guardia Civil, así como sacerdotes y religiosas que siguen censados en su lugar de origen a pesar de llevar años viviendo en Benidorm. La realidad es que el número de habitantes era de 67.558 el año pasado y que su crecimiento vegetativo era negativo (mas defunciones que nacimientos) y que nada, absolutamente nada ha hecho ni el equipo de gobierno ni su supuesta oposición por establecer el número real de habitantes.

Seamos sinceros, el censo electoral de una población no depende de la “morriña” de sus habitantes, sino por el contrario de la realidad, de la sinceridad de los mismos a la hora de censarse y pensar en el bien común. Una buena parte de los vecinos no piensa que somos 67.000 habitantes y estamos obligados a dar servicio en momentos puntuales (Semana Santa y verano) a 300/400.000 ciudadanos, financiando esos gastos con nuestros impuestos y tasas y con las subvenciones del Estado, ayudas que son acordes al número oficial de habitantes, número que como hemos visto dista enormemente de la realidad. Una simple operación aritmética nos dice que la proporción en ciertos momentos del año es de un habitante teórico por cada cinco habitantes reales, es decir, hay que mantener unos servicios públicos que a los habitantes de hecho nos cuestan teóricamente cinco veces más caros.

¿Alguien se beneficia con esta desproporción? La contestación es simple y sencilla, se benefician económica y exclusivamente aquellos habitantes no censados, cuyos ingresos dependen directa o indirectamente del turismo, pero cuya infraestructura estamos obligados a mantener y actualizar quienes vivimos censados en Benidorm.  Y ¿qué hace el Ayuntamiento? (no me atrevo a decir nuestro Ayuntamiento) Nada, cero, su miopía viene aumentando año tras año, su ineficacia financiera aumenta nuestro endeudamiento, tenemos escuelas en barracones, comunicaciones caras, precarias y arcaicas, servicios hospitalarios en otro término municipal y con accesos laberínticos, casa de cultura fantasma, estación de autobuses donde está aparcada mayor cantidad de corrupción que de vehículos, concejales que se vanaglorian de trabajar “poquet a poquet” cobrando de “mes a mes” (referencia temporal, no cuantitativa)… En fin, tenemos lo que nos merecemos, lo que nos hemos buscado votando equivocadamente cada cuatrienio confiando en promesas incumplidas, en opacas transparencias, en pudorosas morales, en ilusorias renovaciones y soportando, aguantando  y apechugando con políticos que van momificándose y que nos han llevado a donde estamos.

¿Que somos masoquistas? Tal vez. ¿Que somos tontos? Es posible. ¿Que nos dejamos engañar? Se puede admitir. ¿Que mas vale listo politizado que memo censado? A la vista está. Ver para aprender, por eso visto lo visto y aprendido, he decidido a la vejez, vender mi vehículo y con los ahorros del impuesto de circulación y zona azul, adquirir una bicicleta con la que disfrutar del maravilloso Carril Bici, mientras no me cobren por su utilización. ¿Consejo Vecinal? ¿Consejo de Ciudad? Mi consejo es: Pon una bici en tu vida y eso sí, circula poquet a poquet porque Benidorm mejora. ¿Consejos?… pocos y cuanto mas lejos, mejor.  

José Antonio Corachán Marzal