Charla-Debate ofrecida el 12 de marzo por “El Faro de Alejandría Benidorm”.
El ponente fue: Antonio Esquivias Sainz- Pardo. Licenciado en Geografía y doctorado por
la Universidad de Cantabria. Es la cuarta vez que Antonio se brinda a impartir y transmitir
sus conocimientos.
La tarde empezaba prometiendo con la sala ocupada por un centenar de personas.
Esquivias, con la soltura que le caracteriza cuenta que, lo que sabemos hasta ahora, hace
unos 200 millones de años (a finales del Triásico y comienzos del Jurásico), surgieron los
primates. De ellos, hace entre 5 y 7 millones de años, se separaron dos grandes familias:
los póngidos y los homínidos. Los primeros homínidos fueron los Australopitecus, de los
cuales desciende el homo, género al cual pertenecemos los actuales seres humanos.
Mientras tanto, los póngidos siguieron evolucionando hasta dar lugar a los actuales
gorilas, chimpancés y orangutanes.

Nos explicó mostrando imágenes, seis factores en el proceso de hominización:
1. La postura erguida
2. La especialización de la mano
3. El desarrollo del cerebro
4. El desarrollo del lenguaje
5. La cooperación en grupo
6. La modificación de la dieta
La Prehistoria es el período más extenso de la historia de la humanidad (el 99,9% de la
Historia de la Humanidad es Prehistoria). Comienza con el estudio de los primeros
antepasados del ser humano (hace más de 3 millones de años) y culmina con la aparición
de la escritura y de las primeras civilizaciones urbanas, hacia el año 3.200 a. de C.
En todo este largo periodo, se produjeron dos hechos fundamentales: el origen del ser
humano y el desarrollo de la agricultura.
Durante el Paleolítico, la base económica era: la caza, pesca y la recolección de frutos y
conchas, una forma de vida, bien al aire libre o en cuevas (dependiendo de las épocas
glaciadas o interglaciadas), la producción de fuego; la fabricación de útiles toscos de
piedra o hueso, etc. Estaban organizados en clanes o tribus familiares y se sabe que
enterraban a sus muertos. Pintaban en el interior de las cuevas, habitando solo el
vestíbulo de las mismas. Hacían ceremonias propiciatorias de la caza, etc.
El arte se inició al final del Paleolítico (Paleolítico Superior), bien pintura rupestre (sobre
roca, en el interior de las cuevas) o pintura esquemática (en los abrigos de montaña).
Pintaban, sobre todo: caballos, ciervos, bóvidos, cabras, mamuts, renos, etc.; también
antropomorfos (chamanes y “venus”), manos (en positivo y en negativo); y diversos
signos indescifrables (puntiformes, claviformes, tectiformes y campaniformes).
Antonio continuó mostrando como utilizaban pigmentos obtenidos mediante oxido de
manganeso y hierro, carbón vegetal, caolín, yeso, ocre y arcilla y, como aglutinante,
sangre, grasa animal y caseína. Cuatro son las técnicas: pincel o dedos, soplado,
tamponado y grabado.
El conjunto de Puente Viesgo (Cantabria) está considerado como un importantísimo
poblado troglodita, situado en una montaña cónica, labrada en caliza de origen
paleozoico, afectada por la carstificación, lo que propició la génesis de multitud de
cuevas. Las más importantes de este conjunto son, de norte a sur: El Castillo, Las
Chimeneas, La Pasiega y Las Monedas. Todas ellas son Patrimonio de la Humanidad de la
UNESCO.
El Castillo fue descubierto en 1903 y ha sido objeto de numerosos trabajos arqueológicos,
cuyos resultados son hoy un referente científico para la comprensión del desarrollo y
comportamiento humanos, durante la Prehistoria europea. En la actualidad, esta cavidad
posee el arte paleolítico más antiguo del mundo, de al menos 40.800 años de antigüedad.
El conjunto rupestre de su interior está constituido por unas 300 unidades gráficas:
manos (50), bisontes, ciervos y caballo (200), y símbolos de enigmático significado (50).
Henry Breuil estableció en esta cueva la primera secuencia temporal del arte paleolítico
en España. Es de destacar el antropomorfo esculpido y pintado sobre una gran
estalagmita, que representa a un ser (posiblemente un chamán), con parte humana y
parte animal, cubierto con la piel de un bisonte. También destaca el llamado “Bastón de
Mando” encontrado en el Nivel 6 de la entrada, tallado en asta de ciervo, datado en el
Magdaleniense Superior (12.121 años BP), de una traza muy minuciosa. Representa a un
ciervo macho con unos detalles escultóricos notables.
La cueva de Las Chimeneas se descubrió al abrir la carretera de acceso a las otras cuevas,
en 1953. Se trata de una cavidad con un trazado complicado, con dos pisos comunicados
por chimeneas cársticas (de ahí su nombre). Presenta numerosas pinturas y símbolos en
negro, datados entre el 13.900 y 15.000 años BP, aproximadamente.
La Pasiega se descubrió por casualidad en 1911. Se trata de la cavidad con mayor número
de representaciones de toda la Península Ibérica, con un total de 916 figuras y llama la
atención la gran cantidad de símbolos encontrados. Posee un conjunto de caballos,
corzos, un ciervo, un ave y un pez, siendo estos últimos extraños dentro de las pinturas
rupestres. Su mayor interés estriba en el último descubrimiento del arte rupestre más
antiguo del mundo, hasta la fecha, acontecido en 2012 y publicado en 2018 en la revista
“Science”. Las nuevas dataciones de esta cueva certifican una antigüedad remota hasta
ahora, insospechada para los orígenes de la actividad artística en el género humano. La
fecha de datación (64.800 años BP) es anterior, al menos en 20.000 años, a la llegada de
los primeros humanos modernos a Europa y, por tanto, certifica su autoría por parte de
grupos humanos neardentales; lo cual implica un replanteamiento sobre el origen del
pensamiento simbólico y la expansión de las primeras capacidades artísticas de los seres
humanos.
Finaliza con la cueva de Las Monedas, se encuentra a 675 metros al sur de la del Castillo y
es, también, la de mayor recorrido de las cuatro. En el momento de su descubrimiento
(1952) se la denominó “Cueva de los Osos”, pero un hallazgo fortuito en una sima de
unos 23 metros de profundidad, de un lote de 20 monedas de la época de los Reyes
Católicos, otorgó un nuevo nombre a la cueva.
El conjunto pictórico se compone de unas 17 figuras de animales de color negro,
correspondientes a una única fase del Magdaleniense Superior (unos 12.000 años BP).
Las figuras están compuestas por caballos, renos, cabras, bisontes, un oso de las cavernas
y signos de difícil interpretación.
Muchas gracias Antonio Esquivias Sáinz-Pardo. Los aplausos por tu buena presentación
piden que vuelvas de nuevo a este tu espacio. Lo que sabemos es una gota de agua; lo
que ignoramos es el océano.
María Isabel López Villanueva.
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