“El vino y la tauromaquia unidos por las celebraciones”
Tema presentado el pasado 5 de febrero por José Luís Barrachina Susarte,
en “El Faro de Alejandría Benidorm”.
La Charla comenzó sobre las seis de la tarde. José Luís vino desde Villena,
acompañado por su amigo Benito Sánchez Leyva, a contarnos largo y
tendido sobre el origen del vino, el toro y la relación entre ellos, basado en
su libro: “Días de vino, tardes de toros”.
La vid al principio era salvaje. Los arqueólogos encontraron indicios que
fijan el origen de la primera cosecha de vino, en las tierras regadas por el
Tigris y el Éufrates, en la antigua Mesopotamia, 6.000 a.C.
Se estima que el verdadero nacimiento del vino se produjo antes, quizá se
había logrado de forma accidental. La adaptabilidad de la vid favoreció su
expansión por Europa Occidental a través de las rutas comerciales,
llegando hasta China. Se cree que la vid llegó a la Península Ibérica antes
que los fenicios.

En el 700 a.C., el vino llega en su proceso expansivo a la Grecia clásica,
donde los griegos lo conservaban en pellejos de cabra. Lo tomaban
aguado en los ritos religiosos, funerarios y fiestas populares. La mitología
griega, atribuye la invención del vino a una divinidad: Dionisos, que
aparece siempre representado con una copa en la mano.
Los romanos celebraban cada año la fiesta de la vendimia, los vinos
blancos eran los más valorados. Símbolo de riqueza, poder y lujo, el vino
blanco se servía en copas de cristal en las casas de los nobles, mientras
que el vino tinto se servía en las tabernas populares (como así han
confirmado excavaciones realizadas en ciudades como Pompeya).
El ponente va detallando cronológicamente y comenta sobre la plaga de la
filoxera en pleno auge del sector vinícola, pulgón que se alimenta de las
raíces tiernas de la vid, a principios del siglo XIX, fue uno de los grandes
reveses a los que se enfrentó el vino a nivel mundial.
Estuvo a punto de acabar con todas las cepas de Europa. En 1865 llegó
desde Estados Unidos y se propagó con tal rapidez que se convirtió en
epidemia, dado que los barcos viajaban muy rápidos alcanzando a Francia,
Portugal, Alemania, España. Suiza e Italia sufren la devastación, quedando
sus cepas prácticamente diezmadas. Pero las cepas que habían llevado los
misioneros a América resistieron el envite de la enfermedad. De esta
forma, se recuperaron las vides silvestres que habían sido llevadas al
Nuevo Mundo y se replantaron en Europa, creándose variedades híbridas,
que enriquecieron el panorama vitivinícola aportando nuevos vinos.
La Biblia se refiere al vino en diversos pasajes, entre otros donde relata la
última cena de Jesús, ritual que en la actualidad se sigue practicando en la
celebración de la misa.
El enfrentamiento entre un hombre y un toro, es una tradición de antiguo
arraigo, fascinante para unos y repulsivo para otros. El ser humano y el
toro siempre han mantenido una relación estrecha, para desgracia de este
último. Existen varias teorías alrededor del origen de este animal único en
el mundo, herbívoro, domesticado desde hace cerca de 10.000 años.
También podemos leer en los textos bíblicos referencias escritas sobre el
toro de lidia, “Dios hizo el mundo y lo pobló con infinitas especies entre
ellas, el toro y por supuesto, el hombre”.
Hace unos 15.000 años en las paredes y techos de las cuevas de Altamira
hallaron la existencia del uro, a través de pinturas rupestres, demuestra
en paredes talladas y techos, figuras de toros y de bisontes claramente
diferenciadas, confirmando la existencia prehistórica, distribuida por toda
Iberia. Incluso entre los ríos Tigres y Éufrates se encontraron
representaciones del Toro.
Este bello animal se utilizaba para consumo humano, proporcionaba
carne, leche o fuerza para el trabajo y el transporte. La diferencia hoy está
en la selección y el fenotipo acorde con el carácter bravo del animal,
diseñado para atacar. Es bastante parecido al Uro, que tuvo que
defenderse de los ataques de sus diversos depredadores. Estuvo presente
en el norte de África, Europa y Asia durante bastante tiempo hasta que se
adaptó al medio y pudo sobrevivir.
Desde épocas protohistóricas, el toro ocupó un lugar importante en la vida
de los seres humanos. Tanto el nómada como el sedentario convivían
cerca con este animal, que se agrupaba a su lado y del cual el hombre,
muchas veces, dependía para su supervivencia.
Aunque millones de españoles están en contra de las corridas de toros, a
lo largo de la historia, no son pocas las figuras públicas que se han
interesado por el mundo del toro. Nombres mayúsculos y dispares
decenas de actores, escritores, cantantes y periodistas, además de
políticos, han llegado a decir que la tauromaquia es poesía. Lo cierto es
que al toro no se le da la posibilidad de huir,sólo le queda la opción de
modificar el entorno, eliminando aquellos aspectos del mismo que son la
causa de su sufrimiento, en este caso, los toreros y los caballos.
José Luís Barrachina Susarte, estuvo muy respetuoso con el toro, con el
vino y con el público. Fue comparando ambas culturas y tradiciones con
mucho tacto, brindó con una copa de vino y comenzó el coloquio, con
preguntas de varios tipos, y respuestas sencillas y cercanas. Gracias por tu
visita y hasta la próxima.
Todos los temas son interesantes y de todo se aprende hasta de una
humilde hormiga.
Por los cuernos se agarra al toro, al hombre por la palabra.
María Isabel López Villanueva.
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