¡QUE NEEERRRVIOSO ESTOY!

Me resulta difícil describir lo nervioso que estoy. Nervioso, nervioso, nervioso hasta agotar mis reservas de tea, manzanilla, tila y resto de potingues caseros tranquilizantes. Nada que estoy delos nervios que no me aguanto, que no me siento cuando trato de sentirme, que me pellizco y no me encuentro, vamos que es un sin vivir, una zozobra, un desasosiego, una inquietud…

Y ¿todo porque? ¡Malditos roedores! Todo porque se dice, se comenta, se rumorea, se anuncia, se presagia que hoy viernes se van a presentar públicamente las listas de candidatos a alcaldías y sus correspondientes séquitos, del Partido Transparente Popular, y entre ellas la lista de Benidorm. Claro, ya se lo que se, el número uno, que no es el origen de mis nervios, en todo caso de los suyos. Lo que me pone de los nervios es el saber los componentes de la comparsa que le acompañan.

Doy por sentado, porque donde va la cuerda va el pozal, que le acompañará el “diplomado en biciclos”, en cambio no tengo claro que “el enólogo” forme parte del equipo, aunque nunca se sabe y del resto, de la “agrupación de la Once”… pues eso, ver oír y callar… y a final de mes a cobrar y a partir del 26M al Labora, que para eso está. Queda claro cual es el origen de mi desasosiego, de mi incertidumbre, de mi inquietud, zozobra y temor ante lo desconocido. Así que vivo sin vivir en mí. Le doy vueltas y vueltas a la ruleta de la fortuna política  y caigo en la vorágine, en la barahúnda de las dudas.

¿Que futuro nos espera? ¿Quién se encargará de mentirnos? ¿Quién se ocupará de escondernos los papeles, las pruebas de la verdad? Ahora que ya estábamos acostumbrados a este sí pero no ¿quién recogerá las brevas? ¿las duras, las maduras? ¿las que le dio, las que no le dio?… Por eso entenderá el lector como me encuentro ante el desencuentro político, porque por otra parte ya estábamos acostumbrados o al blanco o al negro, pero con el bonancible verano invernal que nos ha tocado vivir hasta ahora, ha surgido tal cantidad de partidos políticos, que ya no sabe uno a dónde acudir.

Antes o era una rosa o era un clavel, pero ahora ni clavel ni rosa, ahora es una selva, una selva a la que dos mil moscas acuden y de la que todas quieren comer. El horizonte es muy prometedor, con un poco de suerte te garantizas cuatro años de sueldo fijo (sin pegar ni golpe), cotizas a la seguridad social, tienes derecho al paro y te salen amigos hasta debajo de ls piedras. Claro está que algunos de esos amigos van acompañados de prebendas y subsidios cerrados en un sobre y duran lo que un caramelo a las puertas de un colegio. Por esa razón y otras no confesables alrededor del Ayuntamiento siempre en estos tiempos preelectorales suena un famoso tango:

Adivino el parpadeo del sillón que me espera

que a lo lejos va marcando mi retorno

Son las mismas que alumbraron con

sus votos hondas horas de placer

Pero el político que huye, tarde o temprano detiene su andar

y aunque el olvido que todo destruye haya matado su vieja ilusión

queda escondida una esperanza humilde

que es a fin de cuentas todo su bolsón.

Sentir que tu voto es mi vida, que veinte años no es nada

que febril la mirada, errante en la urna te busca y te nombra

vivir con el voto aferrado a un dulce recuerdo que me hace llorar…

No obstante un poco mas allá del Ayuntamiento se escucha un coro de plañideros que repite sin cesar:

Estas mintiendo, ya lo se

Vete, olvida que existo, que me conociste

Olvida de todo, que tu para eso

tienes experiencia.

Por eso vete, olvida mi nombre, mi cara, mi  voto

Y pega la vuelta

Estas mintiendo ya lo se

Vete, olvida mi cara, mi nombre, mi voto

Que no te desean.

Es el coro de los vecinos hartos y hastiados de tanta repetición fraudulenta y de tantas promesas incumplidas. El próximo 26M sabremos quien se lleva el premio, si el político con las sienes plateadas o los plañideros. Al tiempo.

José Antonio Corachán Marzal