Benidorm

BENIDORM.- ARTICULO DE CORACHÁN

SI LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS VIENEN DE PARÍS

¿DE DÓNDE VIENE EL RESTO?

 ¡Si señor! Esta es la pregunta, esta es la cuestión, este el asunto y el problema a dirimir, a resolver. Porque desde que yo recuerde, desde que era pequeñito, diminuto, minúsculo todo el mundo decía que los niños y las niñas o viceversa, venian de París. Posteriormente, ya con Franco, el asunto comenzó a complicarse, ya se hablaba del claustro materno, de la pareja, de la cigüeña (que no de la gaviota)… La gaviota llegó con la democracia, con los obreros y el orgullo fraterno, pero la pregunta perduró y perdura: ¿de dónde viene el resto de la prole?.

Si el lector se pregunta quienes son el resto, voy a tratar de explicarlo. El resto son los que no son ni niñas ni niños sino algo distinto, diferente, singular o plural según la cantidad o concentración. En la década de los 50 y algunas posteriores les llamaban maricas, amanerados, sarasas e incluso los mas comedidos y de lenguaje mas serio homosexuales. Por el otro lado las denominaciones tambien eran variadas y variables, lesbianas, tortilleras, sáficas y como no los mas serios y comedidos, homosexuales por aquello de la igualdad.

Una vez hemos aclarado mas o menos queines son el resto volvamos al meollo de la pregunta ¿de dónde vienen estas y estos? ¡Ni se sabe! No obstante cada uno tenemos nuestrta opinión. Yo tengo la mía y no me gustaría divulgarla, no sea que alguien pueda sentirse molesto, pero ya puesto y a pesar de los pesares voy a revelarla:

¡Vienen de Venezuela!

Podemos caer en la tentación de decir en qué baso mi creencia, pero hay que ser serio, prudente, comedido y discreto. No se pregunten por mi base pues es como decía seria, sensata, comedida y discreta. De un tiempo a esta parte y mas exactamente desde que se nos ha llenado la boca de democracia, hemos perdido el conocimiento y la sabiduría de nuestra lengua y estamos obligándonos a utilizar el género femenino cuando y dónde no hace falta alguna. Y digo obligándonos atendiendo al valor de las obras de caridad: Enseñar al que no sabe… al que no sabe utilizar nuestro idioma.

Así llegaron, precisamente de Venezuela, algunos ilustrados mezclando continuamente democracia con feminizaciones innecesarias y cursilerías aparentemente progresistas. Siendo clara y evidente la diferenciación entre perro y perra, entre gata y gato, entre pato y pata, entre negro y negra y no tan clara ni indiscutible entre tigre y tigra (tigresa), entre pájaro y pájara, entre avestruz y avestruza… la cosa se complica cuando hablamos de coña, de pena, de plátano, de dátil, de pera… en cambio queda clarísima cuando hablamos de burro y burra, pero eso sí, con orgullo.

Y hablando de burras, burros, asnos y acémilas y al hilo de la democracia: Según nuestra Constitución, la soberanía reside en el pueblo y es éste quien mediante la votación elije a sus gobernantes… ¿Mande…? Debemos andar montados en el equívoco, porque por lo visto durante la última semana, la soberanía reside de facto en los despachos políticos y por ende el pueblo ya no elije, ha pasado de votante a rebotado. Al final y muy a nuestro pesar habrá que darle la razón a aquel que dijo que el mejor destino de las urnas era la hoguera.

Porque ¿quien eligió al nuevo Presidente? ¿dónde estaban las urnas? ¿dónde los colegios electorales? ¿dónde los votos? ¿dónde la policía? ¿dónde los listados de votantes soberanos?¿acaso votamos a los diputados elegidos democráticamente a dedo para que nos suplantaran nuestro derecho soberano a votar? ¿quién nos consultó si queríamos seguir por la derecha, por el centro o por la izquierda? ¿si queríamos honradez o corrupción? De continuar con estas maniobras acabaré por declararme independiente no se de qué ni de   quién, pero seré independiente y hasta estoy pensando en colocarme en la solapa un lazo sin color, transparente… para que no se vea.

Lo dicho, cada vez nos vamos pareciendo mas y mas a Venezuela. Allí votan y les vale lo mismo que a nosotros sin votar. Allí votan pero no comen, aquí no votamos pero por el momento comemos. Los políticos hacen lo que quieren, al voto… botan y todos y todas contentos y contentas. Creced y multiplicaros, pero eso si, los niños con los niños y las niñas con las niñas, al resto que nos tiren a los perros y perras atados con longanizas y longanizos, que los hay y en cantidad. ¡Con mucho orgullo!

 

 

José Antonio Corachán Marzal