Benidorm

Benidorm.- ARTICULO DE CORACHÁN

¡QUE CONTENTO ESTOY!

 

Que sí, que para una vez que estoy contento tendré que decirlo con voz clara y alta, a los cuatro vientos, pase lo que pase y pese a quien pese. ¿He dicho cuatro vientos? Me equivoqué porque en la Comunidad Valenciana tenemos mas de cuatro vientos, tenemos hasta 32 vientos, así que a todos los vientos: ¡Que contento estoy!.

¿Qué ha ocurrido? Ha sido sin lugar a dudas una conjunción planetaria que ha conseguido poner de acuerdo los vientos de Levante con los de Poniente, aprovechando que los vientos Siroco, Maestral, Gregal y Xaloc como de costumbre estaban en calma chicha. Si por otra parte tomamos en consideración la proximidad (2019) del año votacional no nos puede extrañar que vientos opuestos se conjuguen en una sola banda y formen la Banda del Empastre (Tsunami a la valenciana) hagan sonar sus dulzaina y tambor y nos digan que en 15 meses tendremos en Benidorm Casa de Cultura.

¡No es cierto!. Me niego a admitir dicha predicción. Como máximo admito que tal vez tengamos Casa de Cul (con perdón) porque llevamos esperando años y años a que finalicen una obra prometida y ahora los de la Banda del Empastre nos dicen que va a quedarse en la mitad. Al parecer con el transcurso de los años ha perdido la “tura” ¿porque será?. Pero antes de seguir por este derrotero habrá que aclarar conceptos.

Porqué al Pacto de la Casita le llamo Banda. Banda es una cinta de color que cuelga del hombro derecho para atar a la izquierda en la cintura, es un intervalo de frecuencias, es el intervalo de cotización de una divisa, es la parte que protege a la cámara de un neumático, es un espacio magnético en una tarjeta electrónica, es una agrupación musical, es una modalidad culinaria “arroz a banda” y también es una agrupación de personas unidas con fines ilícitos. En nuestro caso los fines son claros: La Casa de Cul, falta ver con el transcurso del tiempo la licitud de los medios y no por ello dejo aparcada la presunción de inocencia de la Banda del Empastre. Cabe la posibilidad de que tengamos al fin una Casa aunque sea de Cul, pero el verdadero problema es ¿vamos a tener cultura suficiente para rellenarla? Ante la duda y como parche para un descosido siempre podemos recurrir para su relleno a los trileros, a los vendedores ambulantes, a los retranqueístas… es más, si la cosa se pone fea y no hay forma de hinchar el presupuesto, creamos una Fundación (ya tenemos experiencia en ello) la Fundación de la Casa del Cul… y a vivir… cuatro años mas.

La debida Presunción de inocencia se nos tambalea cuando recordamos por cuanto presupuestaron la construcción del nuevo Ayuntamiento y vemos cual ha sido su costo real, como nos ocurrió con el Palacio de los Deportes, con la Estación de Autobuses, con el Parque de Foietes… los metros cuadrados perdidos en el solar del Burguer King, en el solar de Ricardo Bayona… No se trata de aplicar el “piensa mal y acertarás”, mas bien se trata de “por sus hechos los conoceréis, que no por sus palabras”. Las palabras se las ha ido llevando el viento (aquí como dije, disfrutamos de 32) una tras otra, los hechos y los políticos malos en cambio permanecen anclados, aferrados a su modus vivendi.

Por si faltaba algo aparece en Alicante e Sr. Presidente y nos adelanta que hay partidas presupuestarias para la zona sur de nuestra provincia. De nosotros un año mas se olvida y el olvido debe estar inducido por la buena gestión de nuestro diputado y nuestro alcalde, que siempre han estado poniendo en valor las necesidades de nuestra ciudad. ¿Ciudad Turística, AVE, Peaje Eterno, Casa del Cul? Recuerdo hace años, cuando no votábamos, Benidorm prosperaba. Ahora que votamos, Benidorm va hundiéndose en la ruina. ¿Es este el precio de la libertad? ¡No! es el precio de no saber votar a las personas adecuadas. Pero al fin ahora que me he dado cuenta (he tardado cuarenta años) he recuperado la felicidad vecinal soñada y me digo: ¡Que tonto has sido! Los que dependen del voto para comer o enriquecerse te han estado utilizando. Aprende con la experiencia, aprende a votar y lograrás estar contento. Por eso ahora que he descubierto el problema y la solución, digo a todos los vientos: ¡Que contento estoy!

José Antonio Corachán Marzal