La Asociación de Amas de Casa marcha contra la violencia de género
Igualdad programa varios actos para conmemorar el Día Internacional contra la Violencia de Género
Cerca de un centenar de personas participaron ayer en una marcha contra la violencia de género organizada por la Concejalía de Igualdad y la Asociación de Amas de Casa de Benidorm, y que forma parte de la programación que se ha confeccionado para conmemorar el Día Internacional contra la Violencia de Género que se celebra mañana, 25 de noviembre. Una marcha a la que asistieron, entre otros, el alcalde, Toni Pérez; la concejala de Igualdad, Ángela Llorca; así como representantes de algunos grupos de la corporación.

LA PRESIDENTA DE LA ASOCICIÓN DANDO LAS GRACIAS Y DETALLES DEL ACTO
Tras la lectura de un manifiesto por parte de Astri de Juan, la marcha partió de la Plaza SSMM Reyes de España hasta la estatua de la Paz del artista Juan de Ávalos situada en la intersección de las avenidas Mediterráneo y Europa, donde se colocó una corona en recuerdo de las mujeres que han sido asesinadas este año por sus parejas o ex parejas.

LA CONCEJAL DE BIENESTAR-ANGELA LLORCA, DANDO INFORMACIÓN
Mañana, Día Internacional contra la Violencia de Género, la Concejalía de Igualdad ha previsto al mediodía colocar en el balcón del Ayuntamiento la pancarta ‘Benidorm contra la Violencia de Género’ y guardar un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas, 39 en lo que va de año. A las 13.00 horas, en la extensión administrativa de Els Tolls y organizado por la asociación de vecinos del barrio, tendrá lugar un acto en homenaje a las mujeres asesinadas titulado ‘Ha dejado el grupo’. Por la tarde, a las 19.00 horas, el Salón de Actos del Ayuntamiento acogerá la representación del espectáculo ‘Mujer de Agua’ a cargo de la artista local Ana Benavente y organizado por las Concejalías de Igualdad y Cultura.

ASTRI DE JUAN DURANTE SU CONFERENCIA
Los actos conmemorativos del Día Internacional contra la Violencia de Género seguirán la próxima semana con dos conferencias. La primera, titulada ‘Conoce, detecta y escapa de la violencia de género’ y organizada por el Club de Leones, será la impartida el martes 29 de noviembre en el Salón de Actos del Ayuntamiento a las 19.00 horas por Marina Marroquí, presidenta de la asociación ilicitana contra la violencia de género. Al día siguiente, la Concejalía y la Diputación Provincial de Alicante, en colaboración con la Asociación de Amas de Casa, presentan la charla ‘La respuesta ciudadana ante la violencia de género’ a cargo de José Pablo Cuéllar, técnico jurídico de la Oficina de Medidas Alternativas a la Prisión de la Audiencia Provincial y autor y coautor de diversos artículos, libros y capítulos de libros sobre violencia de género. La conferencia será a las 18.30 horas en la Casa del Fester.

SE INICIA LA MARCHA HACIA LA AVDA. DE EUROPA
manifiesto por
Astrid de Juan

Ya son cuarenta mujeres en lo que llevamos de año y hoy, claro, por supuesto, venimos aquí a llorarlas, a declarar nuestra rabia, a rezar por ellas, a guardarlas en el recuerdo porque así, en el recuerdo, la muerte es menos muerte.
Creedme si os digo que a los hombres se nos arrasan las entrañas cada vez que nos enteramos.
Creedme.
Porque muere alguien de vuestro género, mujeres, pero esa es la parte inocente, vosotras sois las inocentes y alguien de nosotros, un hombre, es quien nos coloca a todos los hombres en el bando sospechoso y por eso hoy tengo tantas, tantas cosas que decir.
Por eso, os pido que no me hagáis sentir que estoy entrando sin permiso en una parte que sólo os pertenece a vosotras. Vengo en nombre de amigos, de hermanos, de compañeros, de familiares, de conocidos.
Lo que hoy traigo para deciros os lo diría cara a cara o al oído a cada una de vosotras.
Vengo como hombre para que sepáis que no estáis solas. Que la otra mitad de las personas del mundo que somos los hombres, os quiere felices, os quiere vivas. Os queremos vivas y con una vida plena y sentimos náuseas en el fondo del alma cuando nos enteramos de esa parte que aflora en forma de muerte, del insoportable infierno en el que vivís muchas de vosotras.
La otra mitad de la población que somos los hombres, quiere también hacer algo, quiere hacer mucho, quiere hacer todo lo posible. Poner todo de su parte para que las cosas no se repitan como hasta ahora.
Porque la violencia, el terrorismo contra la mujer, es el fruto de un mundo que ha estado, que sigue estando infectado.
No sé decir en qué momento de la historia enfermó, pero está herido y queremos que se cure de una vez.
Porque el que una mujer sea objeto de la violencia de un hombre destroza la forma que tendrán de ver el mundo en el futuro los hijos de esas mujeres, rotos ya para siempre. Y no hablo sólo de las muertes. Hablo de cualquier forma de atacar a una mujer. El padre que golpea, que insulta enseña a sus hijos cómo hay que tratar a una mujer, y las niñas que presencian la violencia contra su madre aprenden todo lo que se debe soportar de un hombre. El hombre que maltrata es una fábrica de futuro maltrato.
Porque cada vez que ocurre hay que responder a demasiadas preguntas. Y por esto he venido en nombre de la mayoría de los hombres. Porque sois, desde que comenzó el mundo, compañeras de camino imprescindibles.
No sois, en ningún momento, nuestra otra mitad, porque esto no es un mundo de mitades. Sois algo más importante, sois nuestra compañía inseparable.
No hace falta morir ni matar para que haya crimen. La violencia contra vosotras tiene tantas formas que uno no sabe cómo dibujarlas. Desde el inocente piropo (que no es más que opinar sobre vuestro cuerpo sin vuestro permiso), el desprecio, el cállate, el tú que sabes, no te pongas eso, ¿aquí quién manda? Déjame la libreta del banco, a ver cuánto has gastado. A ver el móvil, tráelo para aquí.
Y así, y así, y así…
Oír eso, recibir eso de la persona que duerme a tu lado, que vive bajo tu mismo techo mata en vida.
Y algo muy doloroso, la mujer que escucha esas frases tiene una desventaja sobre la que muere: se ve a si misma muriéndose mientras vive, dejando de hacer, por pánico, las cosas que hacen las otras mujeres que sí que están vivas.
Porque si echáis un vistazo a lo que hemos construido veréis retazos de un mundo hecho contra vosotras:
No envejezcas.
No engordes.
Esas arrugas.
Los niños no lloran (las niñas sí).
Y eso por decir algunas…
¿Veis? Es lo que nos dicen constantemente, y nos lo han dicho desde pequeños. Nos lo han dicho tantas veces que se nos ha quedado dentro, a vosotras y a nosotros.
Y contra eso sólo existe actuar de una forma: abrir los ojos y, una vez abiertos, ayudar a que los otros lo hagan.
Abrir los ojos es educar, enseñar a abrir los ojos es educar para la igualdad, para la felicidad futura.
Pero hemos de ser todos los que hagamos esa labor. Ni primero la familia y después el colegio, ni primero el colegio y después la familia.
Porque hay partes del entorno que maleducan, desfiguran el mundo y hacen daño. Y contra las mujeres no es difícil, porque el mundo os ha colocado en la parte más vulnerable.
Fijaos en algunos medios de comunicación y tened cuidado con ellos, mucho cuidado con ellos, y hacédselo ver a vuestros hijos, a vuestras hijas.
La publicidad, y no en pocos casos, como algunos anuncios de la televisión, de las revistas, de los carteles os usan como cuerpos, (seguro que ya os habéis dado cuenta) y eso facilita que
muchos hombres os sigan viendo sólo como cuerpos y que muchas de vosotras valoréis antes que nada el aspecto de vuestros cuerpos y eso puede dañar a muchas mujeres.
A muchas niñas, a muchas adolescentes que no caben en algunas tallas les destroza su amor hacia ellas mismas y eso es hacer daño. Y si hace daño sabiendo que se hace daño, o no dando importancia a que se pueda hacer daño, no es más que violencia.
Y toda esta desigualdad, todo este desequilibrio os coloca en un lado peligroso y de muchas maneras prepara las futuras tumbas, hace que os mantengáis en vuestros sitios de antes (haciéndonos la comida, la cama, la colada, eternamente en la cocina, eternamente nuestras esclavas).
A los hombres, os lo voy a confesar como hombre, que para eso he venido como hombre, nos han movido la silla en la que estábamos muy cómodos. Nos habéis movido la silla y a algunos, los más mostrencos, se la habéis quitado del todo.
Qué cómodo nos resultaba (os estoy confesando algo muy íntimo porque lo hemos sentido alguna vez todos los hombres, pero muy pocos lo reconoceríamos en público) qué cómodo nos resultaba, os lo aseguro, tener a nuestra madre poniendo la mesa y cocinando y barriendo y fregando y haciendo la colada y cumpliendo nuestras exigencias. Y qué cómodo nos resultaba cuando la esposa hacía exactamente lo mismo.
(Ella en casa, quieta, sin que tuviéramos que hacer el esfuerzo de convivir con alguien igual a nosotros, sin tener que repartir tareas, crianzas. Con sus obligaciones bien claritas, con nuestros privilegios bien apuntados).
Habéis reclamado vuestro legítimo derecho a estar en el mundo (lo habéis reclamado, porque, si no, no os lo hubiéramos regalado) y lo habéis conseguido. Y habéis demostrado, y ya lo creo, que sabéis estar plenamente en el mundo.
Quizá es que no sabéis que el mundo cambió por vosotras, que mientras nosotros pasábamos semanas fuera de la tribu buscando carne fresca, vosotras observabais cómo germinaban las semillas, qué gallina ponía más y mejores huevos, de qué forma se adecenta para vivir más cómodo el interior de una cabaña.
Y que por lo tanto descubristeis la agricultura, y ya no teníamos que ir detrás de la caza. Ya podíamos vivir siempre en el mismo lugar.
Es muy posible que dejásemos de vivir como nómadas gracias a vuestra sabiduría. Y que comenzásemos a formar las ciudades y así se diese comienzo a la forma de vivir tal como ahora la conocemos en nuestro mundo.
Teníais la sabiduría y nosotros la fuerza bruta.
¿No se os ha ocurrido pensar que quizá os tuviésemos miedo y que por ese motivo decidiéramos cortaros las alas?
Porque si hay algo que define a los violentos es el miedo a la inteligencia.
No recuerdo cuántas mujeres he dicho que han muerto este año por la violencia. Da igual el número, con una sería demasiado y, además, en los minutos que llevo hablando puede que se haya ido otra.
Pero matar… matar no es lo único que destroza una vida.
Porque existen tantas formas de mataros que da miedo.
¿Miedo? Sí, también se mata con el miedo,
ese escalofrío, ese vértigo que recorre el cuerpo cuando se oye la llave abriendo la cerradura y ¿cómo vendrá hoy? Y está clarísimo que para nadie, para nadie la vida consiste en tener que preguntarse eso todos los días.
Venimos a rezar, a recordar, a darles su sitio en nuestro recuerdo.
Pero no venimos con la idea de quedarnos parados y en silencio.
Existen medios para que tantas mujeres que aún no están enterradas no continúen sepultadas en vida o, ya sabéis, en el nicho antes de tiempo.
Si se ve daño, se denuncia. Si se puede aconsejar se aconseja. Si se puede hablar con una niña, o con un niño sobre esto, se le habla.
Que nuestra sociedad está sanando lo demuestra que hoy estemos aquí todos unidos por lo mismo.
Por eso, y recordadlo siempre, vamos a trabajar hombres y mujeres juntos para que la felicidad, la tranquilidad, el bien vivir llegue a la vida de todas las mujeres que lo están necesitando a grandes voces.
Así que, vamos. Todos manos a la obra.
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