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Benidorm.- Dime cómo tratas a una mujer y te diré quién eres

Disculpen que insista

         “.. COMO PAGA SE CREE EN EL DERECHO DE MALTRATAR A LAS MUJERES”

(Parte II)

Hasta ahora ha quedado claro que nuestro personaje, al que hemos apodado “La Gallega”, ha tenido que dedicarse a la prostitución para poder dar de comer a sus hijos. En este oficio llamado el más antiguo del mundo casi todas la mujeres que se ven obligadas a ejercer lo hacen contra de su voluntad y forzadas por las circunstancias. En el caso que nos ocupa, la falta de atención de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Benidorm y el trato vejatorio empleado por la concejala Cristina Escoda con nuestra protagonista ha sido otro detonante para que el camino elegido haya sido el de la prostitución. “La Marquesa”, como parece que llaman a la señora Escoda por su lugar habitual de alterne, la Zona Vasca de Benidorm, “es un personaje muy conocido en ese ambiente. Me han dicho que hace favores y después se los cobra… o mejor no paga lo que consume”, nos comenta “La Gallega”.

Pero si profundizamos en el submundo que es la prostitución es fácil relacionarse con drogas como la cocaína o el alcohol. Y con personas aparentemente normales que se transforman cuando de sumergen en las cloacas para rebozarse como los cerdos. Es lo que le ha ocurrido a nuestro personaje. “He tenido que acostarme con multitud de hombres” por un puñado de euros. El lugar de trabajo de “La Gallega” era un piso en la calle Almendros, cerca de la calle Roldán. Allí, en compañía de otras mujeres, ha tenido que hacer servicios a hombres impresentables que eran de todo menos hombres. Hombres que como pagan se creen con todo el derecho de maltratar y vejar a las mujeres. Hombres que vuelven y repiten sus actitudes denigrantes con las mujeres. Hombres con los que después te cruzas por la calle, les ves con su familia y giran la cabeza. Hombres como “Rafita, como le llamaba la jefa del piso” -comenta “La Gallega”-, “un cliente habitual que se lo hacía con una chica, luego con otra y luego acababa con las dos”. “La Gallega” ha sido en alguna ocasión una de las participantes en este tipo de orgías.

La sorpresa de nuestra protagonista fue mayúscula cuando antes del verano se encontró con la fotografía del tal Rafita en unos carteles publicitarios como candidato a la alcaldía de Benidorm. “Mantuve relaciones sexuales con este señor en varias ocasiones, casi siempre puesto de varias rayas de cocaína, porque si no es así no se le levanta”, añade, y si bien es cierto que cada uno puede hacer lo que quiera con su cuerpo y su dinero, “creo que si le pagan dinero público a este señor y se lo gasta de esta manera es un desperdicio”. Una persona drogada, con varias copas de alcohol en el cuerpo y en un ambiente disoluto se le dispara la lengua. Según “La Gallega” “creo haber escuchado en alguna ocasión que este señor y la señora Escoda hacían, presuntamente, favores a comerciantes a cambio de favores, junto a otro señor muy delgado que va con él a casi todos los sitios”.(Juan) Nuestra interlocutora tiene las cosas claras: “la droga se la pasa Ángel, que la lleva al piso para que cuando llegue don Rafael, como él le llama, esté todo preparado, y con las bebidas”, pero lo que más duele es “lo que hace este señor con las mujeres. Suele ir todos los miércoles y viernes entre las ocho de la tarde y las once de la noche, porque dice que tiene una familia. Y cuando se pone con la droga no sabes cuál va a ser su reacción. Un día te pega en la cara, otro te tira el pelo… a él le encanta lo que se denomina sumisa”, y continúa su relato de denuncia machista añadiendo que “debe pensar que como yo pago, hago lo que quiero… suele poner las rayas encima del cuerpo de las mujeres antes de esnifarlas”, y remata diciendo que “si me tengo que echar a este señor a la cara, me lo hecho, yo voy al juzgado sin ningún problema”.

Todo esto, de ser cierto, evidencia el postureo de muchos de nuestros políticos. Presentan mociones contra la violencia de género, se rasgan las vestiduras cuando hay un caso de violencia machista y se hacen la foto en la puerta del ayuntamiento durante los cinco minutos de silencio por las víctimas, pero luego, en la intimidad de un burdel, se comportan como energúmenos.

Otro de los episodios que nos cuenta “La Gallega” de su viaje al lado oscuro de la vida son los episodios delictivos que se tratan en estos lugares. “Porque a mí me ofrecieron 3.000 euros por un trabajo especial, al que me negué, pero me han dicho que a una tal Simona le pagaron 3.000 euros por decir que un señor había intentado violarla. La pena es no haber grabado todas estas cosas. He intentado volver a quedar con él, no me importaría volver a acostarme con él para que soltara toda la mierda por esa boquita y grabarlo, pero desde que salió lo de ese otro señor al que querían hundir ya no contesta y parece que se ha escondido”.

“La Gallega” reconoce que se han ofrecido 3.000 euros para denunciar falsamente a otro político de Benidorm mediante la utilización de otra mujer, a las que parece que este señor tiene en poca estima, y añade que “presume mucho de su influencia” y “se sienta en los plenos como un déspota”.

Para finalizar “La Gallega” remata su relato diciendo que “al señor Rafa le gusta mucho también contratar a chicas para llevarlas a un club de intercambio de parejas que hay a la entrada de Alicante” (Vistahermosa)haciéndose pasar por su pareja, y que “a mí me ofrecieron también 3.000 euros para un trabajo especial”, y vuelve a la carga con que “yo nunca he querido prestarme para arruinar la vida a nadie, no quise los 3.000 ni decir que habían intentado violarme, aunque entiendo que Simona, presuntamente,habrá sido la que lo aceptó”.

¿Puede algunos pasajes considerarse de este relato como VIOLENCIA DEL GENERO. Cada cual que aplique, según su criterio, honestidad y manera de pensar, los hechos relatados en estos comentarios y, pueden estar seguro, que existe, de todo lo que estoy diciendo, pruebas más que suficientes. Yo hace muchísimos años,! muchos¡, que deje de ser un gilipollas en la profesión periodística y no iba, ¡ahora!, a inventarme los hechos.

Continuara

 

 

 

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