Alfaz del Pi

El Gobierno hace del 12-0 un día de reafirmación nacional

El País

 
Demasiado tarde y demasiado poco. Dos semanas después de las elecciones catalanas, en las que el 47,7% de los electores votó por romper con España, y a menos de tres meses de las generales, el Gobierno ha querido convertir la celebración del 12 de octubre en un acto de reafirmación nacional de España, tanto desde el punto de vista institucional como popular. Lo primero lo ha logrado a medias, con la presencia hoy en el Palacio Real de más de 2.000 invitados —entre ellos, 15 presidentes autonómicos—, pero lo segundo queda aún lejos.

La Fiesta Nacional carece en España de arraigo popular. Muchos ciudadanos ignoran incluso la fecha e identifican el 12 de octubre con el Día de la Hispanidad o la Virgen del Pilar. A ello ha contribuido que tradicionalmente la conmemoración se limitara a un acto castrense —el desfile, que además ha ido perdiendo lustre en los últimos años por imposición de la austeridad— y la recepción en el Palacio Real se limitara al mundo político e institucional.

Los nuevos Reyes han abierto los salones de Palacio a la sociedad civil y, entre los invitados de este año, figuran deportistas, científicos, sindicalistas, cooperantes, artistas o representantes de las confesiones religiosas.

Aunque el peso de las instituticiones seguirá siendo aplastante —de los representes de los poderes del Estado a los alcaldes de las capitales de provincia— y la atención volverá a centrarse en las ausencias; sobre todo, después de que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, haya rehusado asistir pese a comprobar que, en contra de lo que creía, había sido invitado. Respecto a los presidentes de comunidades y ciudades autónomas (Ceuta y Melilla), está confirmada la presencia de 15, una cifra similar a la del año pasado. Faltarán, como es habitual, los de Cataluña y Euskadi, Artur Mas e Íñigo Urkullu, a quienes se suma la nueva presidenta navarra, la nacionalista Uxue