Exposición
Españoles en Argelia
memoria gráfica
de una emigración
una muestra de fotografías, dibujos, grabados y documentos
Edificio Multiusos (La Pilarica)
Polop de la Marina (Alicante)
Del 15 de julio al 25 de agosto de 2015
Desde el IES Luis García Berlanga de Sant Joan d’Alacant, surge la iniciativa de llevar a cabo un proyecto de recuperación de la memoria gráfica de la emigración española a Argelia. Este proyecto cristalizó en primer lugar con la publicación Españoles en Argelia. Memoria de una emigración, obra que además de ofrecernos un enfoque distinto sobre el fenómeno migratorio, incorpora una importante memoria gráfica que nos permite comprender aspectos humanos de enorme importancia y que pasan desapercibidos.
Tras 132 años de colonización francesa, los españoles de Argelia descubrieron otras culturas y asimilaron sus costumbres, pero esta diversidad les hizo también diferentes del francés de Francia y del español de España. Es momento de contar, esta vez a través de las imágenes (fotografías y documentos familiares), la historia de los españoles de Argelia. Lamentablemente, la desaparición de la mayoría de las colecciones como consecuencia de una precipitada salida sin más equipaje que una pequeña maleta, muchas veces vacía, ha reducido notablemente nuestro campo de actuación. Sin embargo, los pocos fondos documentales y fotográficos que algunas de aquellas familias aún hoy conservan, nos han permitido ilustrar la historia de todo este colectivo.
En colaboración con Casa del Mediterráneo se proyectó llevar a cabo conjuntamente y con apoyo de otras entidades públicas y privadas una EXPOSICIÓN de carácter itinerante. Tras su paso por la Casa de Cultura de Sant Joan, el Centro Cultural Bancaixa, la Fundación FRAX, el Centro Municipal de las Artes, el Espai d’Art de Benidorm y Centro Cultural «Las Cigarreras», fruto de este acuerdo es esta exposición en el Edificio Multiusos (La Pilarica) del Ayuntamiento de Polop de la Marina.
Juan Ramón Roca
Comisario de la exposición
Tres siglos de presencia española
Con la toma de Melilla en 1497, el Magreb empezó a ser objeto de interés en la política expansionista española. El 13 de septiembre de 1505, Diego Fernández de Córdoba conquista Mazalquivir (Mers el- Kebir), uno de los mejores puertos naturales de todo el Mediterráneo.
En 1509, el Cardenal Cisneros embarcó en el puerto de Cartagena con 15.000 hombres y una flota de 90 navíos al mando de don Pedro Navarro. El 19 de mayo de 1509 conquistaron Orán. El 6 de enero de 1510 cayó Burgía y el 25 de julio Trípoli. Poco a poco fueron sometiéndose Túnez, Tremecén, Mostaganem y demás poblaciones costeras.
Emigrantes españoles en la Argelia francesa
Las crisis agrarias provocadas por fenómenos climatológicos adversos, como fueron las largas y persistentes sequías y los devastadores efectos de las inundaciones acaecidas en el sureste español durante el segundo tercio del siglo XIX, fueron las verdaderas causas de la emigración peninsular al Oranesado. La proximidad geográfica de Orán con los puertos de Alicante y Cartagena y las similitudes con el territorio argelino, animó a muchos jornaleros alicantinos, murcianos y almerienses, afectados por la miseria y el paro, a embarcarse hacia una nueva tierra de promisión.
Hacia 1840, los españoles representaban casi la mitad de los ciudadanos europeos y en el medio rural este porcentaje era mucho mayor, casi exclusivo.
En un estudio sobre la población urbana en Orán, el historiador y geógrafo René Lespès escribiría: «De todos los elementos del asentamiento oranés, es incontestable que el elemento español es el que más ha influido en su crecimiento, así como sobre sus oscilaciones».
Los sucesos de Saïda
En 1880, la terrible miseria que se vivía en el desierto argelino hizo que el hambre empujara hacia el Norte a las tribus nómadas del Sahara, que atacaron a los europeos en el Sur oranés, sin distinguir entre si eran franceses o españoles. Los cabileños mataron a un centenar largo de españoles, capturaron otros 600 y saquearon poblados y granjas. Antes de retirarse a las montañas, incendiaron el atochal destruyendo miles de toneladas de esparto.
Las pérdidas fueron realmente importantes y aunque las autoridades francesas actuaron con rapidez para garantizar la seguridad de los colonos y auxiliar a los damnificados, no pudieron contener un éxodo de más de 9.000 trabajadores españoles que se apresuraron a solicitar su repatriación. Invadidos aún por el pánico, cruzaron a la Península subidos en la primera embarcación a su alcance, ya fuesen frágiles pesqueros o en los buques-correo de Alicante y Cartagena.
El «peligro español»
En 1882 llegaron al puerto oranés más de veinte mil españoles, la mitad de ellos procedentes de Almería. Tres años después la colonia española en Orán contabilizaría 80.000 individuos definitivamente establecidos, 30.000 de ellos residentes en la capital. En los distritos de Orán y Sidi- Bel-Abbés la población española duplicaba en número a la de origen francés.
Un viajero galo, sorprendido de que Orán en nada se pareciese a una ciudad árabe pero tampoco francesa, escribiría: «Por todas partes se ven hombres en mangas de camisa, con alpargatas de esparto, polainas desabrochadas, faja negra a la cintura y ancho sombrero de fieltro sobre un pañuelo encarnado, envueltos a veces en una manta de color oscuro. Son españoles. Dueños de Orán en dos ocasiones, parece que lo son todavía».
La opinión pública francesa bautizó como «peligro extranjero» la posibilidad de perder el control sobre el Oranesado, mayoritariamente en manos de españoles, y consecuentemente con el proceso de afrancesamiento del territorio.
Padres españoles, hijos franceses
En 1911 la provincia de Orán contaba con 95.000 franceses o de origen francés, 92.000 nacionalizados franceses de origen español y 93.000 españoles nacidos en España que conservan su nacionalidad, lo que significa un grupo hispano de 185.000 individuos, el doble que el de franceses de origen.
«No sabríamos definir – escribe René Lespès – las profesiones particulares de los españoles: las ejercen todas. Marinos, pescadores, vendedores de pescado, estibadores, carpinteros en el barrio de la Marina, jornaleros, carreteros, mozos porteadores, recaderos en los barrios humildes, toneleros, bodegueros en los barrios del Este, jardineros en los arrabales, artesanos un poco por todas partes y pequeños comerciantes de todo género, empleados y hombres de negocios bien acomodados en las calles del centro, en los alrededores del bulevar Seguin y de la calle de Arzew».
Carros de esparto en Almería en 1891
Vista de Almería en 1891
Los pieds-noirs
Los españoles solían vivir agrupados y aislados de la comunidad francesa, manteniendo su lengua, costumbres y maneras de vestir, pero va a ser la Escuela francesa quien desempeñe un papel decisivo en la cohesión social de todo el colectivo europeo. Es así como la lengua francesa irá ganando terreno entre unos españoles que se vuelven bilingües, como fue el caso de murcianos y almerienses, o incluso trilingües, como los alicantinos y mahoneses, pero conservarán sus costumbres y tradiciones, fuertemente arraigadas: construirán una plaza de toros (Les Arènes) y celebrarán Les Fogueres de Sant Joan (en 1933, Carlos Ramos, un comerciante en vinos y antiguo foguerer del barrio de Benalúa, desembarcó en el puerto de Alicante y plantó su hoguera).
La Guerra Civil española acabó prácticamente con la emigración de trabajadores dando paso a otra de refugiados republicanos. Se calcula que fueron unos 15.000 los que se instalaron en Argelia. Una vez más fue el puerto de Alicante el punto de partida de los exiliados republicanos que huían de la represión franquista. El episodio más conocido fue el del buque Stambrook, un barco carbonero que zarpó el 29 de marzo de 1939 con más de 2.600 pasajeros a bordo rumbo a Orán.
Guerra y descolonización: crónica de una traición
En 1962 había en Argelia en torno a un millón de argelinos franceses de origen europeo, un diez por ciento de la población total argelina. Los franceses, que con sus leyes naturalizaron a judíos, españoles, italianos y malteses, no supieron hacer lo propio con los musulmanes, el 90% de la población de Argelia. Las engañosas promesas del general de Gaulle «Je vous ai compris!» (¡Os he comprendido!) darán paso a la violencia y a la represión, llevando irremediablemente a los pieds-noirs a elegir entre la huida forzosa o la acción violenta y clandestina de la OAS.
Estos acontecimientos marcarían para siempre a los expatriados de Argelia, muchos de ellos de origen español que nunca dejaron de sentirse franceses. Ese año salieron de Argelia 651.265 personas, un año después 80.000 y al siguiente 30.000.
En total fueron 968.685. Con ellos se fueron los tiralleurs, 60.000 soldados argelinos integrados en el ejército regular francés. En cuanto a los Harkis, es decir, la minoría musulmana que apoyaba una Argelia francesa, al no pertenecer al Ejército fueron abandonados a su suerte. Se calcula en unos 25.000 los que consiguieron alcanzar las costas de Marsella y en 30.000 los que fueron masacrados tras la independencia. La mayoría de los 50.000 emigrantes españoles residentes en Argelia en el momento de la descolonización regresaron a España sin indemnización alguna por parte del Gobierno francés.
Los últimos de Argelia
En dos o tres décadas a lo sumo los últimos de Argelia serán ya Historia. Son hombres y mujeres que perdieron su identidad siendo unos niños, unos adolescentes, en cualquier caso siendo muy jóvenes. Fueron felices mientras su patria veló por ellos. Vivieron el horror cuando fueron traicionados y abandonados a su suerte.
Los trataron de explotadores, reaccionarios, racistas y asesinos, cuando en realidad la gran mayoría de ellos era gente asalariada, trabajadores agrícolas, tenderos, dependientes, pequeños comerciantes, obreros de la construcción, empleados de banca, propietarios de industrias familiares o profesionales a su cuenta. Fueron insultados y despreciados, víctimas de una propaganda engañosa sobre la comunidad Pied-Noir.
Muchos de ellos eran de origen español, naturalizados franceses desde hacía dos o tres generaciones, sin apenas contacto con sus familiares peninsulares. Se sentían franceses de la cabeza a los pies, deudores hacia una Francia que los había acogido librándoles de la miseria de una España que nunca miró por ellos. La mayoría se quedó en Francia y sólo unos pocos regresaron en busca de sus orígenes. Son los últimos de Argelia.
«Nos marchamos de Orán el 15 de junio de 1962 en un barco que nos llevó a Alicante – cuenta Martine Correa -. De Alicante fuimos a Almería y luego a la provincia de Granada» donde vivían una tías de su padre. Luego pasaron tres años en Barcelona sin llegar a adaptarse a la vida en España.
Con 45 años, Serafín Correa decidió entonces marcharse a Francia y solicitar finalmente la nacionalidad francesa. Un año más tarde, en 1966, Martina, su madre y su hermana se reunirán con él.
Federica Toro nació francesa en Orán en 1950. Sus bisabuelos paternos eran originarios de Málaga, Valencia y Monforte del Cid y habían emigrado a Orán en 1859.
Tenía 12 años cuando tuvo que expatriarse a Francia, en junio de 1962. «Nos odiaban, nos menospreciaban – nos cuenta-. Cuando llegaba [a Marsella] un barco de Argelia con los muebles metidos en un contenedor de madera, los cogían con una grúa y los sumergían varios minutos en el agua antes de sacarlos».
Manuel Cid nació en Torrox (Málaga) en 1915. Nos recibe en casa de la familia argelina que le acoge como uno más desde que se jubilara. Cuando estalló la Guerra Civil se encontraba prestando el servicio militar en el buque de la Armada «José Luis Díez». La historia de Manuel es la de un superviviente: «En Túnez estuvimos un año y en el 39 pasamos a Argelia. Éramos unos veinte marineros y nos llevaron al campo de concentración de Khechila, cerca de Constantina, hasta el desembarco americano del 42, en que nos liberaron».
A pesar de la muerte de Franco en 1975, Manuel no viajará de nuevo a España hasta 1993. De joven, estuvo casado y tuvo un hijo al que sólo pudo ver en 1938, con tres meses de edad. De su mujer no quiere hablar. A su hijo lo localizó un día cerca de Torrox, donde vivía cómodamente casado y con hijos. Regresó a verlos en el 94 y en el 95, pero no tardó en darse cuenta de que nada querían saber de él. Desde entonces no volvió a pisar España y aquellos argelinos para los que estuvo trabajando fueron su única familia. Manuel Cid falleció en Argel en 2008.
Hace tiempo que Argelia dejó de ser «El Dorado». Hoy las cartas de los emigrantes ya no se escriben en español, en francés o en italiano. Para muchos jóvenes argelinos, Europa es su tierra de promisión.
Españoles en Argelia. Memoria gráfica de una emigración
Del 15 de julio al 25 de agosto de 2015 · Edificio Multiusos (La Pilarica) Polop de la Marina (Alicante)
LA EXPOSICIÓN
Se ha estructurado en tres partes. La primera, de carácter histórico, recorre la presencia hispana en tierras argelinas desde la conquista de Orán en 1509 por tropas del Cardenal Cisneros hasta la independencia del país de Francia en 1962.
La segunda parte se centra en la etapa final de la Argelia francesa y es de carácter testimonial, aportada por los últimos pieds-noirs de origen español, abordando todos los aspectos de las migraciones en cuanto a experiencias enriquecedoras y otros demoledores como la pérdida de identidad.
La tercera parte es un viaje a la Argelia actual en busca del pasado y de aquellos españoles vivos que por una u otra razón allí se quedaron.
Fotografías y documentos
François Andugar (Alicante), Juan Asensio (Alicante), María García (Alicante), Claude Berenguel (Francia), Manuel Cid (Argel), Martine Correa (Francia), Lucien González (Elche), Guy Huertas (Alicante), Carlos Galiana (Alicante), Mauricio Lezra (Madrid), Louis Rujas (Alicante), Bernardo Sancho (Alicante), Roger y Marinette Sans (Francia), Leila Terici (Orán), Federica Toro (Madrid), Jean-Claude Visdominé (Orán), Gérard Viudès (Francia).
Otros colaboradores
Ahmed Abi-Ayad, Yacine Birady, Farid Bouhitem, Isabel Cuesta, Domingo García, Hafida Gherram, Mohamed Ikhlef, Redouane Ouaguenouni, Kader Ouarad, Maravillas Puerta, Ariane Reyes y Leila Terici.
Desde el Ayuntamiento y la Concejalía de Cultura, estamos muy contentos de poder exponer en Polop, la obra de Juan Ramón Roca «Españoles en Argelia. Memoria gráfica de una emigración«. Dado que muchos de los habitantes de Polop son, o nacidos en Argelia o tuvieron que emigrar allí para poder progresar económicamente. Ahora tenemos una oportunidad única para recordar aquella parte de la historia de Polop, de las experiencias vividas, de los lugares, muchas veces recordados en comidas familiares o tomando un aperitivo en un bar.
Invito a todos los vecinos de Polop y Comarca a visitar esta exposición, que les hará rememorar su presencia en tierras argelinas, a través de este magnífico trabajo de documentación y fotografías.
Andrés Barcelot
Concejal de Cultura
Casa del Mediterráneo es un consorcio promovido por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación creado como espacio de diplomacia pública para facilitar encuentros entre las sociedades civiles de los países de la región Euro mediterránea.
La Casa tiene el placer de colaborar con el IES Luis García Berlanga en esta exposición que narra la presencia española en Argelia desde la toma de Orán en 1509 hasta la independencia de Francia en 1962. Se presta especial atención a los emigrantes españoles que compartieron con la ciudad argelina su vida, su cultura y sus tradiciones a lo largo de varios siglos.
Les invitamos a rememorar momentos de la historia común de países mediterráneos y a entender la emigración bajo un enfoque diferente.
Miguel Oliveros
Director General de Casa del Mediterráneo
La
MAISON de FRANCE
d’Alicante
Categorías:Polop, POLOP DEPORTES














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