Alfaz del Pi

Lo que he leido.- LOS AFICIONADOS POR JORGE FAURÓ

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Los aficionados

Saltándose su propio manual, el PSOE de Alicante ha convertido las redes sociales en bullying de instituto. Si de rebajar la moral del rival se trataba, he visto mensajes entre adolescentes mucho más elaborados, más sibilinos y, por supuesto, más inteligentes que los escritos en Twitter por la banda de chapuceros que jaleaba a Gabriel Echávarri, secretario general del PSPV de Alicante y candidato a la Alcaldía, y desacreditaba a todo aquel que osara criticarle en su feliz camino al precipicio. La forma en que la red de falsos tuiteros ha sido destapada, usurpando identidades, situando como supuestos autores de los mensajes a personas reales, de carne y hueso, que nada tenían que ver con las batallitas internas de los socialistas que, como demuestran la encuestas, de nada sirven y cada vez alejan más al partido de sus votantes; la forma, decía, contraviene además los principios elementales de acción electoral en redes sociales que dicta el partido. La primera regla marcada desde el laboratorio de ideas socialista de la Universidad Jaime Vera establece la acción en Twitter o Facebook como algo elemental, pero descarta, por ineficaz, el insulto, la crítica destructiva, la difamación al oponente o la calumnia. Permítanme que les diga que por razones profesionales algo sé de esto. Muy al contrario, el manual permite únicamente el mensaje en positivo, la contestación al rival con datos y hechos y una línea de actuación que huye –precisamente porque la ciudadanía está harta– de la antipatía, la crítica feroz y el juego sucio, conceptos que cualquier director de campaña sabe que se vuelven contra quien los difunde. Tras destaparse el escándalo, debe llegarse a la conclusión de que quienes perpetraron tamaña barbaridad no solo no conocen el manual, sino que ni siquiera saben que existe. Visto lo visto, quizá nos encontremos cualquier día con alguno de los autores de estos mensajes posando en un selfie medio desnudos frente al espejo del cuarto de baño. Dan el perfil del perfecto gilipollas. Por supuesto, ninguna red de este tipo se crea sin conocimiento de la persona a la cual se sirve. Insisto, ninguna. Ese tipo de estrategias se discuten previamente, se acuerda su conveniencia y se aplican con conocimiento del candidato. Si Echávarri dice ahora, como el sábado se encargó de asegurar públicamente y obligado desde Valencia, que de esto él nada sabía, imaginen qué modelo de candidato es el que nos presenta el principal partido de la izquierda española: un tipo que nada sabe, que de nada se entera, cuyo equipo actúa a espaldas suyas. Lo contrario, es decir, que el candidato del PSOE a la Alcaldía de Alicante era conocedor de esta red de internautas, pone a Echávarri directamente contra la pared y como urdidor de esta chapuza. Quien deja su estrategia electoral en manos de aficionados no es más que otro aficionado. Y de éstos últimos, bastantes ha tenido ya Alicante.