Alfaz del Pi

La prensa de Madrid y Barcelona coincide en regañar al ‘exhonorable’ Jordi Pujol

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REVISTA DE PRENSA

Solo ‘La Vanguardia’ da editorialmente por buena la comparecencia del ‘expresident’ en el Parlament; los demás diarios denuncian que no aclaró nada de su fortuna y de su fraude

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  • Ara, 27-09-2014.

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El ‘exmolthonorable’Jordi Pujol Soleyacapara en exclusiva toda la atención del quiosco de hoy. Su intempestiva e infructuosa comparecencia en elParlament deCatalunya para no aclarar nada de la fortuna que TIENE él y su familia en el extranjero ni del fraude fiscal por no declararla a la Hacienda del reino de Españamanda en las portadasde las primeras ediciones de ‘La Razón’, ‘Abc’, ‘El Mundo’, ‘El País’, ‘Ara’, ‘El Punt Avui’, ‘La Vanguardia’ y EL PERIÓDICO.

Y aunque los titulares informativos y las reflexiones EDITORIALES no dicen lo mismo ni exhiben las mismas formas –siempre las hay más complacientes o más adustas, y HASTAquien, como ‘La Vanguardia’, sentencia que el Parlament llega tarde para pedir responsabilidades políticas a Pujol, que ya solo es hora de los jueces–, lo cierto es que el expresident de la Generalitat y exlíder de CiU cosecha –más allá de algún parabien por haber acudido a la Cámara– un reproche prácticamente unánime del quiosco por haber perdido la ocasión de aclarar la verdad.

Ahí van, por si les interesan, los ocho editoriales de los diarios deMadrid y Barcelona, que excepcionalmente por un día no están radicalmente enfrentados.

EL PUNT AVUI

Título: «Pujol BAJA el telón político»

Texto: «La comparecencia de ayer del expresident Jordi Pujol en el Parlament de Catalunya tuvo todo el aire de una bajada del telón político por parte de una persona sin la cual no se puede explicar la historia moderna de Catalunya. Qué parte de esta historia se eleva por encima de la gloria de los patriotas que han dedicado la vida a la reconstrucción nacional y qué se derrumba en la podredumbre de la corrupción lo tendrán que decidir los jueces. De MOMENTO, ayer, compareciente ante la comisión parlamentaria de asuntos institucionales, Pujol escenificó el respeto que todavía le merece una institución por la cual luchó desde los 20 años y, a la vez, la debilidad irrecuperable de su propio capital político después de haber confesado que tiene una fortuna escondida al extranjero.

La sesión sirvió porque los diferentes grupos parlamentarios hicieran preguntas pertinentes sobre el origen de la fortuna pujoliana y también porque el compareciente, seguramente amparado en la estrategia jurídica, no contestara ninguna. Según este balance, pues, fue una sesión prescindible DURANTE la cual, además, algunos diputados, como Alicia Sánchez-Camacho PP– y Albert Rivera Ciutadans–, exhibieron una lamentable capacidad para mezclar la corrupción política con el proceso soberanista. Fue entonces que, en un pronto de genio, Pujol les recriminó que intentaran aprovechar su caso para desmoralizar la gente y los acusó de infantilismo y audacia a la HORA de elevar ciertas informaciones de la prensa española a la categoría de certeza absoluta. A Pujol tuvieron que recordarle que no era allá para volver a dar lecciones a nadie y, cumplido el trámite, marchó con la sensación de que era consciente de haber pronunciado su último discurso en el Parlamento».

ARA

«No tocaba regañar»

«El personaje Jordi Pujol, la bestia política cargada de méritos históricos pero también de lastre político, y sobre todo con la credibilidad irremediablemente malograda por la autoinculpación familiar del 25 de julio, traicionó ayer el hombre aparentemente arrepentido, el expresidente que se suponía que iba al Parlament a dar más explicaciones por su error confeso como evasor fiscal. Ayer no tocaba regañar. Ayer tocaba volver a pedir perdón, y sobre todo tocaba ir más a fondo en las explicaciones, en la verdad, en la asunción de la culpa. Fue una oportunidad perdida, una oportunidad solemne, en SEDE parlamentaria, en un terreno conocido. Seguramente fue su última oportunidad de pasar hoja ante la opinión pública con dignidad. Y la desaprovechó.

Mientras se ciñó al guion escrito, cumplió con el que parecía que era su comportamiento inicial: ser el principal crítico con él mismo sin desvelar, aun así, ningún elemento importante sobre la investigación. Pero en el turno de respuesta no se pudo contener y le salió de dentro del orgullo herido del viejo político que ve como se le cuestiona la trayectoria. Fue entonces cuando Pujol rompió con la imagen de arrepentimiento para adoptar un tono desafiando impropio del trance en que se encuentra. De forma que el resultado final de su intervención lo deja de nuevo malparado: se quedó corto a la hora de responder a las legítimas demandas de información de los diputados y se pasó de raya a la hora de recriminarlos la actitud. Por mucho que le buscaran las cosquillas, por tramposos que fueran algunos de los reproches disfrazados de pregunta, alguien que ha reconocido haber evadido impuestos durante tres décadas no se puede permitir en ningún caso levantar la voz y abuchear los diputados para darles lecciones de ética y moral. Da la sensación de que el expresidente no ha entendido cuál es su situación, no ha entendido, por decirlo en los términos cristianos que usó en su confesión, que se encuentra en un TIPO de purgatorio. Si efectivamente Pujol quería hacer un último servicio en el país, si quería honrar la institución del Parlament, no había bastante con comparecer. Había que explicarse a fondo y había que hacerlo sin pasar orgullosamente al ataque».

LA VANGUARDIA

«Comisión cumplida»

«Jordi Pujol Soley compareció ayer DURANTE cerca de dos horas y media ante la comisión de Asuntos Institucionales del Parlament. Al término de la sesión, con la exposición inicial del expresident de la Generalitat (1980-2003), el turno de preguntas de los distintos grupos políticos de la Cámara catalana y las réplicas consiguientes, basta SOLO decir: comisión cumplida. Desde el comunicado que difundió Jordi Pujol el pasado 25 de julio, hace justo dos meses, y que conmocionó a la sociedad catalana, estaba meridianamente claro que el expresident había asumido su “error original” –la posesión de un legado millonario no regularizado en el extranjero durante 34 años–, se había presentado como “el único responsable” de las consecuencias fiscales y judiciales del caso, había pedido perdón a la “gente de buena voluntad” y, finalmente, terminaba su declaración pública pidiendo que sirviera de “expiación” del mal causado.

Con posterioridad a su confesión, Pujol fue desposeído de todas las atribuciones ligadas a la función de expresident y se centró en la defensa judicial del caso, que presuntamente salpica también a su mujer y a sus siete hijos. Desde esta perspectiva, la comparecencia de Pujol en el Parlament se produce cuando ya no tiene ninguna responsabilidad política que ventilar ante la Cámara y cuando su estrategia, como avanzó ayer este diario, pasaba por no salirse del guión: más que de una herencia, se trata de “una manda o legado” de su padre, que fue puesto a buen recaudo durante la dictadura. Pujol se remontó a los años cincuenta, en plena autarquía, CITÓselectivamente las memorias de Manuel Ortínez –’Una vida ENTRE burgesos’– y rememoró los costes de su compromiso histórico: el ‘fer país’.

Pujol cumplía así, según sus propias palabras, con el “deber no obligado, pero sí obligatorio”, de comparecer ante el Parlament. Más allá de este gesto político postrero, que le honra, el expresident no respondió ni a las preguntas concretas sobre el legado –se limitó a constatar que había sido depositado en dólares y había aumentado por el efecto combinado de la devaluación de la peseta y la inflación– ni a la hipótesis de que su confesión fuera un CORTAFUEGOS de los casos judiciales que planean sobre varios de sus hijos, con la sospecha de un enriquecimiento ilícito a la sombra del poder, como apuntaron varios grupos. En este contexto, Pujol utilizó su segundo turno para contraatacar: llegó a decir que se estaba instruyendo una “causa general” política contra su persona y CDC, con la voluntad expresa de enmarañar (“embolicar la troca”) cuando él había PAGADO el coste de la transparencia –“me he desnudado ante la opinión pública”–, y recordó que había gobernado durante 23 años con elecciones libres.

Es evidente, como apuntaron ayer algunos portavoces, que el llamado ‘caso Pujol’ nos pone ante el espejo del déficit de CONTROLdemocrático durante un largo ciclo político que, con más luces que sombras, representó un salto cualitativo en el progreso de Catalunya. Y es también un hecho que las alarmas se han encendido ahora desde instrumentos de control situados fuera de Catalunya: de la Agencia Tributaria a la policía judicial española. La sociedad catalana –también los creadores de opinión y los medios– debe reflexionar sobre ello. El Parlament llega tarde para pedir responsabilidades políticas a Pujol. La sesión de ayer lo evidenció. Es la hora de la justicia, que debe llegar hasta el final de este caso. Y, para ello, debe ser más justa que ejemplar».

EL PERIÓDICO

«Fraude al Parlament»

El Parlament de Catalunya vivió ayer una de las sesiones más bochornosas que se recuerdan en tres largas décadas. La comparecencia de Jordi Pujol Soley –su tratamiento protocolario y distinciones como expresident de la Generalitat le han sido retiradas– fue un fraude sin paliativos a la Cámara catalana y a los ciudadanos. Era legítimo esperar de la comparecencia una versión más creíble y completa que la nota del pasado 25 de julio sobre la supuesta herencia oculta en el extranjero. Y algún RELATO que despejara un sinfín de incógnitas que han aparecido en estos dos meses y que afectan de lleno a su familia.

Nada de eso ocurrió. Pujol se limitó a leer en su primera intervención unos folios que poco aportaron a lo ya sabido. Si acaso fueron un breve recorrido por la exitosa ACTIVIDAD financiera de su progenitor y de las contradictorias relaciones con su hijo. Lo que pasaría después se vio venir enseguida. Cuando comenzó el turno de preguntas de los diputados, Pujol no hizo gesto alguno de tomar notas para preparar las respuestas. Escuchó impasible las recriminaciones y las cuestiones concretas que se le hicieron, dando a entender que no iba a entrar en ello. De las siete preguntas que este diario planteó ayer en su portada, y que de un modo u otro incluyeron los distintos portavoces en sus intervenciones, Pujol apenas sí se refirió a la primera, sobre el origen de los fondos de Andorra y aún para reiterar la historia ya conocida. Pero lo peor estaba por llegar. El turno de respuesta del defraudador confeso fue un despropósito, un compendio de los males de toda una época. Saltándose el guion que a buen seguro le había preparado su defensa, emergió el Pujol de antaño. Soberbio, irascible, empeñado en dar lecciones de moral a los diputados que preguntaban lo que toda Catalunya quiere saber. Cabía la posibilidad de que Pujol perdiera los papeles y decididamente los perdió.

Mención aparte merecen las intervenciones de los portavoces de dos grupos parlamentarios: Alicia Sánchez-Camacho (PP), que parecía más interesada en pasar CUENTAS con el independentismo a costa de las fechorías de Pujol, olvidando la pesada carga que arrastra su partido; y Jordi Turull (CiU), que decidió convertirse en ABOGADO DEFENSOR del compareciente. Su inexplicable papel hace prácticamente imposible ahora que ERC PUEDA reconsiderar su apoyo inicial a la creación de una comisión de investigación. CiU y Pujol se la ganaron ayer a pulso».

EL PAÍS

«Derecho a saber»

«Convergència Democràtica (CDC) propició la comparecencia parlamentaria del expresident de la Generalitat, Jordi Pujol i Soley, con objeto de dar carpetazo al asunto de su reiterado fraude fiscal. Pretendía así evitar una más enojosa comisión de investigación. Erró. La sesión de ayer dio nuevo impulso a la urgencia de aclarar el caso. Pujol fue inconcreto y confuso sobre la fortuna (quizá) heredada de su padre; nada explicó sobre la conducta de su esposa e hijos, y menos sobre los vínculos de sus negocios y la gestión de la Generalitat que presidió DURANTE 23 años. La conclusión de los portavoces fue unánime (excluido el convergente Jordi Turull): las respuestas fueron insuficientes, por lo que se impondrá la creación de una comisión de investigación parlamentaria.

El expresident no solo no aclaró el alcance de su fraude fiscal PERSONAL-marital, sino que complicó la explicación dada en julio. El “legado” de su padre, dijo, fue por carta a su esposa. ¿Con requisitos de testamento hológrafo? ¿Fue protocolizado en el REGISTRO de últimas voluntades? ¿Abonó los impuestos devengados? No aclaró nada.

Peor aún. ¿Es creíble el importe del patrimonio exterior? La única novedad fue que el legado ascendió a una cuantía en dólares equivalente a 140 millones de pesetas (¿de 1972?). ¿Se multiplicaron hasta 4,8 millones de euros, 8.000 millones de pesetas, (¿de 2010?) solo por efecto de la revalorización del dólar? Tampoco aclaró si liquidó el impuesto de donaciones por la entrega de acciones que, alega, le obligó su padre a ponerle en garantía. Todo indica que las irregularidades fiscales del presidente de una ADMINISTRACIÓN titular de los impuestos de sucesiones, donaciones y patrimonio fueron aún superiores a lo ya sabido.

La sesión del Parlament no fue vana. Los distintos grupos -—salvo el partido pujolista— formularon las preguntas adecuadas, útiles AHORA para realizar un índice de la comisión de investigación. Unos, con mayor cortesía. Otros, en tono levantisco. Pero Turull nada aclaró tampoco: lanzó un patético alegato contra los demás en vez de criticar el fraude de su padrino político, y acabó de enfangar así a su partido.

Muchas cuestiones desbordaron los aspectos del caso circunscritos a la actuación personal de Pujol, en relación con el dinero público (mejor, evadido al sector público), sino también a su impacto en las contrataciones de la Generalitat; así como a una larga ristra de casos de la era pujolista que sí han aflorado en estas décadas. De la averiguación de las responsabilidades políticas de Pujol se pasará así a la evaluación del pujolismo. Eso, si Esquerra mantiene su exigencia de rigor anticorrupción (aunque sea en la complaciente actitud sumisa de su portavoz) y no la brinda en el altar de un compadreo prosecesión con CDC.

Conviene iluminar todos los rincones oscuros, también porque los herederos de su responsable político aceleran ahora la convocatoria a los ciudadanos a una aventura de “transición nacional”. Pero para tomar decisiones se requiere toda la información. Para ejercer cualquier derecho a decidir hay que haber colmado antes el derecho a saber. ¿De qué credibilidad gozaría una nueva ADMINISTRACIÓN que no hubiera identificado y purgado las irregularidades y corrupciones de sus promotores?

Estamos pues ante un asunto de alta tensión, cuya densidad emocional se reflejó ayer cumplidamente en el hemiciclo. Resultó penoso constatar que Pujol se crea aún titular de un derecho de regañar a sus rivales y dar lecciones morales. Aunque los Pujol mantengan la inocencia desde un punto de vista judicial —por evaporación de pruebas, por prescripción o por otras causas— lo que han perdido PARA siempre es la altura moral. Del heroico resistente antifranquista de 1959 al embaucador de 2014 va similar colapso político-moral al del mariscal Pétain ENTRE Verdún yVichy«.

EL MUNDO

«Pujol se burla del Parlament y elude responder con la complicidad de CiU»

«La comparecencia ayer de Jordi Pujol en el Parlament de Catalunya resultó una burla tanto en la forma como en el fondo. En la forma porque el expresident de la Generalitat tuvo las máximas facilidades para no contestar, de tal modo que pudo replicar de una tacada a toda la oposición y ni siquiera estuvo obligado a responder a una brevísima rueda de repreguntas. Y en el fondo porque, además de no rendir CUENTAS absolutamente de nada, se permitió el lujo de abroncar a los diputados y de arremeter contra la prensa por «frivolizar» e «intoxicar».

La prepotencia de Pujol fue posible gracias a la determinación de CiU de protegerle a toda costa, pese a que ha reconocido ser un evasor fiscal y pese a las gravísimas sospechas de corrupción que ensombrecen su gestión y la actuación de sus hijos. El cierre de filas de CiU con el padre fundador del PARTIDO, unas horas antes de que Artur Mas consume su reto al ESTADO con la convocatoria de la consulta independentista del 9-N, supone la defensa sin paliativos de un modelo de HACER política basado en el cobro de comisiones irregulares a cambio de adjudicaciones públicas a dedo, todo cubierto por un manto de impunidad tendido desde el poder.

CiU no SÓLO perdió ayer la OPORTUNIDAD de apartarse de una gestión bajo sospecha, sino que apostó por la omertá para intentar que Pujol siga siendo considerado un héroe de la patria y tratar de despejar al máximo las perspectivas del aventurerismo rupturista de sus dirigentes.

Si la confesión del expresident de la Generalitat el 25 de julio sobre la fortuna familiar evadida DURANTE 34 años conmocionó a la sociedad catalana, el espectáculo dado ayer por el ‘exmolthonorable’, por CiU y por algunos partidos de la oposición acentuó la decepción generalizada. La soberbia de la que hizo gala Pujol sólo es comparable al descaro con que se enrocó en un guión previsible. El compareciente dijo que si no declaró una herencia depositada en Andorra durante tres décadas –pese a que ha habido tres amnistías fiscales– fue por respeto a la memoria paterna. Insistió en que al dinero evadido no hay que presumirle un origen ilícito. Y subrayó que nunca ha sido un corrupto y que jamás ha cobrado nada al margen de su sueldo como presidente. A modo de prueba adujo que con 40 años ya tenía 140 millones de pesetas en dólares y que su motivación nunca fue hacerse rico sino ‘fer país’.

También resultó lamentable el papel de algunos portavoces. El de CiU, Jordi Turull, hizo de ABOGADO de Jordi Pujol, a quien llamó «referente» y agradeció «lo mucho que ha hecho por Catalunya». La diputada de ERC, Gemma Calvet, confesó la «incomodidad» que le producía interpelar al expresident, con quien se mostró benevolente. Y Miquel Iceta, del PSC, hizo gala de un respeto reverencial incomprensible ante un defraudador fiscal.

La popular Alicia Sánchez-Camacho fue contundente, pero se enzarzó luego con Turull en un cruce de acusaciones de corrupción que contribuyó al éxito de la estrategia elusiva de Pujol y CiU. Sólo Joan Herrera (INICIATIVA) y especialmente Albert Rivera (Ciutadans), que llevará a la Fiscalía la petición de explicaciones a Pujol, sacaron al expresident de sus casillas con un implacable interrogatorio. El ‘exmolthonorable’ se ESCAPÓ de dar detalles a base de recurrir a una táctica muy suya: impartir lecciones morales, esta vez a voz en grito. Y fiel a su estilo, se envolvió como siempre en la ‘senyera’ y echó mano de sus 23 años de mayorías absolutas como argumento de autoridad. En definitiva, una comparecencia fallida y un insulto a los ciudadanos».

ABC

«Pujol, de defraudador a salvapatrias»

«El ‘exhonorable’ Jordi Pujol consiguió ayer que pareciera que era el Parlament de Catalunya el que tenía que comparecer ante él y no al revés, como estaba previsto. Pujol, intimidatorio, amenazante y bronco, hizo una demostración exagerada de su gestualidad habitual, con la que aderezaba una retórica agresiva, entre victimista y amenazadora. Dio una explicación llorosa y sentimental de las razones por las que ha mantenido oculto hasta hace dos meses un patrimonio que, en 1980, alcanzaba los 140 millones de pesetas, procedente de su padre, preocupado al parecer por el incierto futuro PERSONALque podría darle la política a su hijo Jordi. Una explicación inverosímil –risible, incluso, cuando Pujol dijo que tenía esos fondos para «construir una nación»– e insuficiente, aunque fuera cierta, para justificar su proceder personal durante tantas décadas de actividad política. Tan poco creíble resultó esta estrategia de pasar de defraudador a héroe nacional, que al final más pareció el discurso de un salvapatrias.

Enrocado en no hablar de las fortunas de sus hijos, pese a una más que razonable vinculación con la suya propia, Pujol se lanzó al final de su intervención a la advertencia encubierta, pero nada equívoca, cuando dijo que si se corta una rama «caen todas las ramas». Fue más lejos cuando extendió a otros la responsabilidad política que se le reclamaba, al recordar que la suya «sería una condena para toda la clase política catalana». Pujol hizo lo que se preveía: callar sobre lo que le comprometía, contraatacar con un lamento victimista y dejar aviso de que no está dispuesto a aguantar SOLO el calvario provocado por su corrupción. No le falta razón desde su punto vista, el de un ídolo caído y abandonado, porque es seguro que muchos sabían y consentían. Tampoco será la primera vez que Pujol dé a entender que, si su futuro judicial se complica, hay una manta de la que tirar y que puede dejar al descubierto a algunos de los que ayer, de palabra o con sus silencios, lo sometieron a juicio político.

El ‘caso Pujol’ agotó ayer un episodio, pero no cerró su historia política. La actitud del expresident catalán no contribuyó precisamente a aliviar las preocupaciones de CiU. Sin una petición de perdón, sin una mínima apariencia de humildad, Pujol agravó los peores perfiles de su PERSONALIDAD y encrespó los ánimos políticos. Es difícil que un defraudador confeso logre en una comparecencia parlamentaria la exculpación por sus responsabilidades, pero es un ocasión propicia para mejorar su imagen personal y, en todo caso, para no empeorar las cosas. Mas y CiU no pueden sentirse satisfechos con esta comparecencia. No se libran de la carga política del escándalo y su actitud connivente con el expresident catalán durante la sesión parlamentaria parece responder a las amenazas veladas de Pujol».

LA RAZÓN

«La excusa del patriotismo»

«A tenor de lo sucedido ayer en la Comisión de Asuntos Institucionales del Parlament de Catalunya, pareciera que el expresident Jordi Pujol no es plenamente consciente de la gravedad de su situación, tanto personal como familiar. Como primera providencia, el fundador de Convergencia se mostró convencido de que había hecho un gran honor a la Cámara catalana PRESTÁNDOSE a explicar asuntos que él considera exclusivamente de índole personal, completamente ajenos a su trayectoria política –tesis que también defendió el representante de CiU–, para estallar en un notable enfado cuando todos los portavoces de la oposición expresaron sus más que fundadas dudas sobre la veracidad de lo expuesto por el compareciente y le exigieron que diera respuesta a las dos preguntas que hoy se hace toda España: ¿proviene la inmensa fortuna acumulada por el clan familiar del cobro de comisiones por la concesión de contratos públicos en Catalunya? ¿Oculta la supuesta herencia operaciones de ventaja en la venta de acciones de Banca Catalana? BENEFICIADO por el formato impuesto por CiU a la comparecencia, que le evitaba tener que responder una a una las intervenciones de la oposición, Jordi Pujol se permitió reñir a los parlamentarios, haciendo gala de esa superioridad moral que ha venido encarnando los últimos treinta años de su vida. Una vida, dicho sea de paso, que él concibe como parte inherente de Catalunya y que convierte cualquier crítica a su persona en un ataque contra la esencia del catalanismo e incluso contra los catalanes todos. Se presumía que el ‘exhonorable’ acabaría por envolverse en la bandera, y así lo hizo. De ahí que no provoque la menor perplejidad su relato del origen de la fortuna familiar –en el que transforma los negocios de contrabando de divisas de su padre durante el franquismo en un «servicio a la industrialización» del país, disfrazando la trampa y la competencia desleal, vinculada a la corrupción de funcionarios, como la obra insigne de «un visionario catalanista»–, ni su reivindicación personal de que cualquier mediación económica por él realizada durante sus 23 años al frente de la Generalitat no ha tenido otro objeto que el bienestar de Catalunya. Comisión de investigación parlamentaria aparte –si es que se llega a crear–, parece claro que ante esa actitud la única vía para llegar al fondo de las presuntas irregularidades financieras y fiscales del «clan Pujol», y su relación con la política catalana, es impulsar una exhaustiva investigación judicial, que debe comenzar por los paraísos bancarios donde se presume que los Pujol ocultan su fortuna. Una fortuna, según las primeras investigaciones, que supera en mucho esos 140 millones de pesetas de 1980 –hoy equivaldrían a 4,2 millones de euros– que Florenci Pujol ocultó a Hacienda… y a su propia hija».

TITULARES DE PORTADA

El País:
«Pujol niega ser un corrupto y apela a su familia y su amor a Cataluña»; «Del Ejército español al ESTADO Islámico. Cae en Melilla una red yihadista que coordinaba un exmilitar desde Siria»; «El Gobierno anuncia cerca de 350.000 EMPLEOS PARA el año próximo»; «La policía acusa al pederasta de dos tentativas de homicidio»; «Ucrania llega a un acuerdo PARA volver a recibir gas de Rusia».

El Mundo:
«CiU protege a Pujol horas antes de que Mas consume su reto a la Constitución»; «Un imputado desvela el reparto del DINERO de los ERE entre PSOE y PSC»; «El pederasta a los policías: «Me estáis destrozando toda la casa».

Abc:
«Pujol no aclara nada. En su comparecencia, replica irritado a la oposición que no es corrupto, PERO deja sin respuesta las principales acusaciones»; «Un día en la ciudad asediada por el Estado Islámico».

La Razón:
«Pujol se defiende con una bronca: «Han abierto una causa general». El PP acusa a Mas de convocar hoy la consulta para «tapar» el efecto mediático»; «El Gobierno eleva el crecimiento al 2% y prevé que se creen 622.000 EMPLEOS«; «Cae en Melilla el jefe español del Estado Islámico»; «»Soy un buen hombre», asegura a la Policía y niega los 16 delitos».

Ara:
«Renya i no respon. Pujol esbronca el diputats: ‘S’ha de ser curós, no poden dir mentides. L’expresident no aclareix les incògnites al voltant dels diners evadits»; «Mas signa avui el decret i Rajoy presnetarà els recursos dilluns».

El Punt Avui:
«Defensa i atac. Pujol compareix al Parlament, afegeix poc a la confessió i no respon a preguntes. Sosté que no és corrupte, que no està encausat i que s’ha ‘despullat’ davant la població. Respon amb una esbroncada a les insinuacions d’ombres en la gestió pública»; «Rajoy farà dilluns el consell per ACTIVAR el pla contra el 9-N»; «Un exmilitar espanyol assessorava un grupo islàmic a Melilla».

La Vanguardia:
«Pujol se revuelve. Una reacción furibunda. Pujol reprochó a los diputados que extendieran la sombra de la duda sobre su pasado político»; «Mas convoca hoy el 9-N y eleva el pulso a Rajoy, querecurrirá el lunes al TC».

EL PERIODICO:
«Bronca por respuesta. Pujol riñe a los diputados y sigue sin aclarar los puntos oscuros de la fortuna familiar»; «Rajoy: «No se puede intentar liquidar la soberanía de un país»»; «El Gobierno proyecta los PRESUPUESTOS sin miedo al parón europeo».