La alcaldía de Benidorm es una de las joyas de la corona en la que, salvo una extraña coalición, Manuel Pérez Fenoll, previsiblemente, ya no volverá a ser alcalde. Se lo impediría la bajada del PP y Gema Amor
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26/08/2014
// JUAN DE LA CRUZ

A estas alturas los fenollistas de Benidorm, los partidarios de Manuel Pérez Fenoll, se encuentran cabreados, a pesar de que lograron la presidencia del partido hace escasos meses en una pugna bastante desigual ante el senador Agustín Almodóbar, porque en el inicio del curso político, y en sus matemáticas electorales no cuadran las cuentas. Sencillamente: Benidorm es una ciudad con mayoría de voto de centro derecha, pero Gema Amor, que lo sepa de una vez Pérez Fenoll, nunca a va dejar de luchar contra él. De tal modo que con el PP a la baja y con Gema Amor al frente de los Liberales de Benidorm, el presidente de los populares benidormíes o benidormenses lo tiene muy crudo. Incluso, ojo, con la reforma de la Ley Electoral que pretende llevar a cabo Mariano Rajoy.

En Benidorm no es que esté todo el pescado vendido. Ni mucho menos. Es que durante mucho tiempo se han dejado ganar pulsos, desde el de un tal José Bañuls, que pasó de ser un concejal más con Manuel Pérez Fenoll, a primer teniente de alcalde, con competencias de oro, al dar la vara de mando al socialista Agustín Navarro, que todavía se anda riendo por el Paseo de la Alameda o por Ruzafa, y luego el de Gema Amor que le ha dejado temblando el brazo. Pero en Benidorm se mueven muchas familias, políticas y de las de verdad. Como sabe muy bien el abogado David Devesa, que se fue del PP harto de problemas, cuando tenía la presidencia local a su alcance, y Manuel Pérez Fenoll, con la asistencia de la dirección provincial, le abortó el aterrizaje.

Así que Manuel Pérez Fenoll, presidente del PP-Benidorm, tiene dos firmes y jóvenes enemigos que antes pactarían con el diablo que con él. Con lo que las matemáticas electorales no le cuadran, ni le van a seguir cuadrando por mucho que Sebastián Fernández, por ejemplo, o Antonio Pérez, o José Ramón González de Zárate, por caso, muevan las fichas que quieran mover, incluso con la ayuda asistida de la dirección provincial, José Císcar, que siempre apoyó a Fenoll

En esas se andaban las cosas cuando Fabra se sentó a comer, con Gema Amor. De este hace unos seis meses, Lo que cabreó de forma verdaderamente monumental a Manuel Pérez Fenoll, que, a pesar de su flema habitual, se subía por las paredes. Como todo el fenollismo benidormí. Gema Amor, que lo fue casi todo en el PP, por ejemplo concejala, presidenta local, consellera, vicesecretaria de comunicación provincial y directora del Patronato Provincial de Turismo, y que quiso tumbar a Francisco Camps y a Pérez Fenoll de un tajo, lo que no pudo por la fuerza de Císcar y de Camps, que acabaron con el ripollismo de a bordo. Lo que hay que decir en honor a José Císcar, ex alcalde de Teulada Moraira, ex visecretario general del PPCV, ex delegado del Consell en Alicante, vicepresidente de la Generalitat y presidente del PP-Alicante,que mueve y controla, como pocos, los hilos de la política provincial. Pero sabe que en Benidorm, que conoce como la palma de la mano, verdes las han segado con Manuel Pérez Fenoll para la alcaldía, aunque ostente la presidencia del partido en la ciudad.

¿Será verdad que Alberto Fabra, en su desesperación podría intentar pre pactar con Gema Amor a un precio muy alto, como bien sabe Manuel Pérez Fenoll, y que en la anterior convocatoria electoral, a las doce menos cinco de la noche, cinco minutos antes de cerrarse el plazo de admisión de candidaturas, tuvo que sacar de la cartera a toda prisa la lista en la que no llevaba de número dos a Gema Amor, porque la misma andaba jugando a que el PP y Manuel Pérez Fenoll se quedaran fuera como estuvo a punto de pasar?

Mientras tanto, a menos de nueve meses para las elecciones municipales, Benidorm, a fecha de hoy, es un severo y agudo problema para la dirección provincial popular alicantina y para Alberto Fabra que, desde luego, no se encuentra, bajo ningún concepto, en su mejor momento político.