La I tuvo lugar cuando el Dictador, Franco, murió en la cama, fruto de la edad. Casi en un suspiro nos convertimos en una monarquía y nos dotamos de un régimen parlamentario democrático, con el beneplácito de la mayoría del pueblo español, de izquierdas y de derechas, de Andalucia, Cataluña, País Vasco y resto de España. Sin odio ni rencores, con amnistía incluida. Un verdadero ejemplo para todo el mundo.
Cuando nuestro viejo monarca, Juan Carlos I, decide abdicar en su hijo Felipe, el gallinero se alborota y hay quien quiere aprovechar para azuzar viejas y legítimas aspiraciones para que la Jefatura del Estado pase a ser presidda por un Presidente de la República, en vez de un nuevo Rey. Coincide el momento con la profunda crisis económica que sufrimos y que parece que se empieza a ver la luz; coincide, también, con las tensiones soberanistas de Cataluña, aprovechando los momentos de debilidad; coincide también con los altos niveles de corrupción y desprestigio de los partidos políticos tradicionales; y coincide también, con los profundos cambios que se están produciendo en el mapa político que seguramente haga saltar por los aires a las siglas políticas de siempre ( PSOE, IU, PP CiU…) en favor de nuevas formaciones ( UPyD, Ciudadanos, Podemos, Compromís…).
La República no es algo que esté entre las prioridades de los españoles, ni creo que sea la salvación para todos nuestros males. En su momento las Cortes Franquistas se hicieron el harakiri y abrieron la puerta a una reforma política que nos trajo la monarquia parlamentaria y democrática. Se hizo todo dentro de la legalidad y eso mismo se puede hacer democráticamente, si el Parlamento Español lo decide, convirtiéndonos en una República ( habrá que dejar claro si queremos una República como la de Cuba, Corea, Francia o Estados Unidos) en vez de una Monarquía que en su balance total ha sido muy positiva para nuestro país (sabiendo que ha tenido sus imperfecciones).
Los representantes del pueblo decidrán en estos días validar la abdicación oportuna de Juan Carlos, y proclamar al nuevo Rey, Felipe VI. Esta nueva transición de un monarca a otro, seguro que llevará parejo una reforma de la Constitución, que ha de ser consensuada por todos, o casi todos los grupos políticos, y que ha de servir para dar a España la estabilidad necesaria para afrontar los retos que exige el pueblo español en este siglo XXI que vivimos.
Confío en el pueblo y en su inmensa sabiduría.
Francisco Javier Reverte Lledó
Categorías:Benidorm











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