Si en España estamos pendientes de la coronación de Felipe IV como nuevo rey tras la abdicación de su padre, Juan Carlos I, para muchos tenemos nuestro propio rey, Rafa IX, tras proclamarse ayer campeón del Torneo Roland Garros de Tenis y hacerlo por novena vez y sumar su décimocuarto título de grand slam.

Estamos, sin duda, ante el mejor deportista español de todos los tiempos. Es una hazaña lo que está consiguiendo este chabal de 28 años, que todavía tiene cuerda para rato, y que en tierra batida es todo un monstruo. Ayer, además de jugarse un título, era un partido de leyenda, jugaban los dos mejores jugadores de tenis que hay en la actualidad, y además de jugarse el Roland Garros, se estaban jugando ser el nº 1 de la ATP, ante Novak Djokovic, el único que le puede hacer sombra en la actualidad.

Lo de Rafa no tiene límites, supera lo insuperable. Es un monstruo, tanto como deportista como persona; sabe jugar ante todas las dificultades. Su techo todavía no ha llegado, tiene cuerda para rato, y en París es el rey de la tierra batida.