Alfaz del Pi

Mariano Rajoy y Pedro Passos Coelho, en la rueda de prensa celebrada tras la cumbre hispano-lusa

Rajoy carga contra CiU: “No es momento de política pequeña”
El presidente no duda de la actitud “seria, ejemplar y con sentido de Estado” de Rubalcaba

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RAJOYCIU

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El Gobierno se ha instalado en una profunda preocupación, indignación y alerta máxima por la posición de CiU, que ha decidido abstenerse en la votación clave, la de la ley de la abdicación de Don Juan Carlos. El presidente, Mariano Rajoy, ha lanzado un mensaje muy duro contra esa decisión, que al Ejecutivo le ha sorprendido porque CiU es uno de los firmantes clave del pacto constitucional de 1978, siempre ha defendido la monarquía y además de las conversaciones con Josep Antoni Duran el Gobierno dedujo que el sí era seguro. «Este es un momento muy importante en la vida de la nación española», ha arrancado Rajoy, con el portugués Pedro Passos Coelho a su lado, para dar la mayor relevancia a la decisión de CiU.
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El presidente ha trasladado casi una idea de traición y ha desmentido la versión de CiU de que se han quedado fuera de las negociaciones. «El Gobierno ha actuado con transparencia y lealtad, informando a todos los grupos políticos. Nadie ha sido ignorado o preterido. Todo el mundo puede tomar su decisión que estime conveniente en base a su historia, a su libertad, a sus propios intereses. Lo único que me gustaría a mí es que en una ocasión como esta no hiciésemos política pequeña». El mensaje a CiU era muy evidente y muy duro.

«Tengo que decir que España es una democracia avanzada con instituciones fuertes y se va a cumplir con el marco legislativo», ha rematado para dejar claro que el proceso de la abdicación y la proclamación se va a hacer con o sin CiU. Esta dureza de Rajoy con los nacionalistas catalanes ha contrastado mucho con su agradecimiento al papel de Alfredo Pérez Rubalcaba. Preguntado por la presión en el PSOE y la posibilidad de que con otro líder de este partido las cosas cambien, Rajoy ha alabado a su rival. «El comportamiento de los dirigentes del PSOE y en particular de su secretario general, con el que he hablado en varias ocasiones estos días, ha sido serio, ejemplar, con sentido de Estado y por tanto no tengo la más mínima duda sobre cuál va a ser la posición del PSOE en las próximas fechas». Eso sí, Rajoy ha querido descartar la idea de que el Rey haya abdicado precisamente ahora para aprovechar que Rubalcaba es aún el líder del PSOE. «Creo que el Rey ha explicado por qué abdica ahora y no tiene nada que ver con ese asunto», ha contestado.

Passos Coelho, que protagonizaba con Rajoy la XXVII cumbre luso-española en Vidago, también fue preguntado por el debate entre Monarquía y República que se vive en España. El primer ministro portugués, con Rajoy al lado, se mostró respetuoso. «No voy a hacer observaciones sobre debates democráticos en otros países, lo observamos con la atención que nos merece España, un país hermano. Nuestra confianza en las instituciones españolas es total, no tomaremos partido. España es una democracia madura para afrontar estas situaciones, deseamos los mejores éxitos al futuro nuevo Rey y confiamos en que cumpla las grandes expectativas que en él tiene depositadas en él la sociedad española».

Tras las palabras de Mariano Rajoy, informa Miquel Noguer, CiU ha emitido un comunicado matizando lo expresado esta mañana por Duran Lleida: «Si bien hemos tenido información del contenido del artículo único del proyecto de ley y del calendario parlamentario siempre ha sido precedido de un acuerdo PP-PSOE. En ningún caso y en ningún momento hemos sido llamados a participar previamente para decidir o configurar el contenido y el trámite legislativo».

El mismo comunicado informa de una reunión entre Artur Mas y Duran Lleida esta tarde en Barcelona para ratificar la abstención. «Esta posición parlamentaria tiene que desvincularse del futuro de la institución de la Monarquía y de su futuro titular, a quien se desea todo tipo de aciertos y éxitos por el bien de la sociedad española y de quien reclamamos —conscientes de sus funciones constitucionales— una especial atención sobre la que es la voluntad mayoritaria de la sociedad catalana —que el Príncipe Felipe conoce suficientemente bien— tanto en lo referente al trato que recibe de las instituciones del estado como el deseo de ser consultada sobre su futuro político».