DÍA TRISTE PARA BENIDORM
El pasado 26 de mayo fue un día triste para la democracia y para Benidorm. Porque «la mayoría no siempre tiene la razón». Y el Pleno de ese lunes es un ejemplo palmario. Se aprobó la firma de un contrato artístico con una promotora musical constituida hace sólo unos meses, por ¡7 años! (que al menos hubiera debido ser prorrogable por años y de común acuerdo entre las partes). Que la mayoría de sus miembros formasen parte de la mercantil que ha venido organizando con éxito el principal evento musical para la juventud en esta Ciudad, no es excusa para que además de darles esa confianza que nos impide fiscalizar su trabajo durante todo este tiempo -tal y como afirmó el Consejo Vecinal-, se les concedan una serie de prebendas irracionales.
Para que se entienda el porqué se perjudicó y se continúa perjudicando a las arcas del Ayuntamiento, haremos un relato sucinto de los hechos.
No existe la menor duda de que este evento, bien organizado como hasta ahora, es un éxito en lo artístico y en lo económico: más de 70.000 jóvenes pagan religiosamente su entrada y consumen en el interior de ese recinto de actuaciones propiedad de todos los benidormenses.
Pues bien, el Ayuntamiento cede total y gratuitamente las instalaciones deportivas para esos conciertos multitudinarios, sin contraprestación alguna. Ya en el año 2011 firmó un contrato con la mercantil LOW COST por 4 años. Y sin conocer qué artistas actuarían durante todo ese tiempo, ni cuál sería su caché, ni el resultado económico final -después de sumar al billetaje, los patrocinadores, subarriendos de bares, merchandising, etc.- se accedió a abonar por cada edición «a fondo perdido», 300.000 € + IVA; además de proporcionar, también, ‘gratis et amore’, otros servicios complementarios. ¡Qué ignorancia y qué irresponsabilidad! ¡Qué manera tan absurda y frívola de negociar con dinero público!
Y ahora, a la promotora resultante de la escisión de LOW COST, denominada Baltimore- cuyo nombre comercial con el que llevan vendidas más de 25.000 entradas para la edición de este año sin haber suscrito documento alguno con el Ayuntamiento es LOW FESTIVAL- se le ha firmado ese vergonzoso contrato por 7 años en base al pliego de condiciones “a medida” aprobado el pasado 3 de marzo y suavizadas a última hora por Gema Amor. Pero tampoco ellos pagarán cantidad alguna por el arrendamiento del recinto donde se celebrará el evento. Un negocio manifiestamente rentable; un gran negocio del que Benidorm debería recibir su parte: bien mediante un canon fijo; un fijo + variable, o un porcentaje pactado sobre los beneficios. Esto es lo lógico y lo que cualquiera que quisiera gestionar como es debido el patrimonio de Benidorm exigiría. Pero no. El equipo de este gobierno municipal da la sensación de que sólo está interesado en el número de entradas VIP que le corresponden y que, esas sí, se pactan con mucha claridad en dicho documento. De verdad, da vergüenza ajena hablar de esta tropelía, de esta acción arbitraria que perjudica a la Ciudad no sólo en lo económico, que es muy importante, sino también en su dignidad: porque estamos quedando como auténticos imbéciles ante la opinión pública. Pero el Sr. Concejal de Eventos, D. Conrado Hernández, rebate esta afirmación aduciendo que él actúa como todos los Ayuntamientos. Y se queda tan pancho.
Al igual ocurre con la marca, cuya idoneidad lingüística ha sido puesta en entredicho por el mencionado Consejo Vecinal. No quieren que se sepa que si Benidorm no es propietario de la marca comercial con la que se publicita este evento, no solo estaremos en manos de Baltimore estos 7 años, sino toda la vida…
¿Quiere decirnos por qué debemos imitar a los ayuntamientos que lo hacen mal?
¿Qué razón existe para que el propietario del recinto de actuaciones, tratándose de un negocio súper rentable, no deba recibir su beneficio por dicho arrendamiento?
Es falso de toda falsedad que sólo estos señores de Baltimore sean los únicos profesionales que puedan llevar a cabo un espectáculo de estas características. Mire Vd. si no, cuantos buenos festivales de este tipo se celebran, desde que están de moda, a lo largo y ancho de España; y la cantidad de excelentes profesionales que los dirigen. Un buen cartel y Benidorm, son los principales reclamos del que celebramos aquí. Todo lo demás, milongas. Naturalmente, organizado por profesionales.
Si ahora ya no son 300.000 € + IVA , que se deberían haber ofrecido exclusivamente para el primer año -2011- y sólo en el caso de que la promotora hubiese acreditado pérdidas y no a «fondo perdido», en el nuevo contrato nos comprometemos a abonarles pagos que siempre son a cargo de los promotores: como 35.000 € para la SGAE; la reposición del césped del estadio, que serán alrededor de 20.000 €; 6.500 € para las ambulancias y servicios médicos; y otros trabajos publicitarios y técnicos. ¡Ah! Y la Sra. Amor ha conseguido que se nos «perdonen» los 55.000 € que «a fondo perdido» también figuraban en dicho pliego de condiciones.
¿Pero es que alguien puede creerse que estos promotores del Low vienen aquí porque pierden dinero y necesitan una ayudita? No insulten a la inteligencia. Lo que hay es una tomadura de pelo al ciudadano de a pie; una nefasta negociación de contrato artístico y una cara muy dura por parte de quienes se atreven a solicitar esos pagos que ahora D. Conrado, para liarnos, dice que son «en especie». ¿Tampoco hay que comprar el césped?
Y para acabar, vamos a poner el ejemplo de un ayuntamiento que lo hace bien y que antes lo gestionaba mal; habiendo llegado a perder casi 1.800.000 €. Y ahora, con otra gestión, el ayuntamiento de Villarrobledo, con el VIÑA ROCK, gana dinero; el festival es rentable para el pueblo. Y aunque no es lo más aconsejable, aquí sí está justificado que contraten por más tiempo a los promotores que no quieren todo «el pastel» para ellos: aportan en los dos primeros años 300.000 €; a partir del 2015 1€ por entrada, y se comprometen, a lo largo del contrato, a gastar ¡4.500.000 €!, en mejoras de las infraestructuras y otros.
Sería interesante que consultasen a los gerentes de Terra Mítica y Terra Natura. Allí los promotores de los festivales musicales que se celebran en sus instalaciones abonan un canon de arrendamiento Y no les irá tan mal, cuando a pesar de pagar sustanciosas sumas, repiten cada año. También pueden preguntar al director del IFA, en Alicante. Y si no, al responsable del estadio Santiago Bernabeu, donde se celebran eventos multitudinarios.
No continúen despilfarrando dinero público, y procuren obtener -cuando se pueda, como en esta ocasión- la justa rentabilidad que merece el uso comercial de nuestro patrimonio.
Que les quede clarísimo que todos queremos ese Festival, pero con un contrato equitativo y no leonino. ¡En manos de quiénes estamos!
Cecilio González
Empresario
Categorías:Benidorm















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