Asistimos atónitos a los conflictos que se desarrollan en lugares tan dispares como Siria, Ucrania, o Venezuela, por citar algunos. No conozco ninguno de los paises citados, a lo sumo he respirado el aire que me venía desde el Mar Muerto o el Rio Jordán, de Territorios Sirios en sus lindes con Israel.
Al nacer en Panamá, siento una especial simpatía por todos los paises latinoamericanos y Venezuela, muy cercana a Panamá, de manera muy especial. Incluso, en mis tiempos mozos, tuve un ligue Venezolano.
No alcanzo a entender como un país tan rico como Venezuela, puede tener problemas de abastecimiento de productos básicos como puede ser el papel higiénico. Tienen una inflación de más del 60%, su moneda no vale nada y las tasas de criminalidad son altísimas. ¿De qué han servido tantos años de Chavismo? ¿Puede ser un país como Venezuela gobernado por una persona que se imagina que un pajarito le dice cosas al oido? ¿Que se puede esperar de un país que mantiene a buena parte de su población a base de subsidios? El que puede invertir porque tenga fortuna, huye espantado a otros paises que le ofrezcan más oportunidades de negocio y más seguridad jurídica. Panamá, Estados Unidos y otros destinos, acogen a los adinerados Venezolanos con los brazos abiertos. Un país en que las diferencias se resuelven en las calles con manifestaciones, con violencia, incluso con tiros, tiene un futuro negro. Y me duele.
Cierto que la burguesía del poder y del dinero no lo hicieron bien años atrás. Seguía habiendo en Venezuela una masa ingente de «descamisados», que el Chavismo supo captar para sus fines, pero, tras muchos años, siguen igual de pobres o más, y yo creo que ya no les queda ni dignidad, que es lo último que les puede quedar después de perder la libertad.
Deseo que la mediación del Papa Francisco, que habla el mismo idioma que ellos, y no sólo me refiero a la lengua, sirva para que Maduro, Capriles y todo el pueblo Venezolano enderece su rumbo.

DESDE MI OTERO
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Francisco Javier Reverte Lledó