Me es gracioso leer y ver últimamente el estado de euforia en el que se encuentra el Gobierno de la Nación, cuando anuncia que se está bajando el paro, que se va por la senda que se tiene que ir, y que estamos saliendo de la crisis. Que la recuperación económica es toda una realidad, y que vamos bien. ¿Para quién?

El trabajador sigue siendo el mismo explotado de siempre, con condiciones laborales peores que la de hace más de 30 años cuando se firmó el Estatuto de los Trabajadores, que si estaban mal ahora están peor. Porque se haya bajado en algo más de 16000 trabajadores el paro, no quiere decir que estamos saliendo de la crisis económica. No vamos hacia una recuperación económica, porque los índices de crecimiento no superan el 0´5%. Hay que crecer por encima del 5 % para que se empiece a hablar de salida de crisis o de recuperación económica.

En el sector hotelero hay entre un 20 a un 30 % de ocupación laboral menos de la que debe haber. Hay trabajadores que realizan las funciones de 2 ó 3. Hay plantillas de hoteles, que hay más trabajadores extranjeros que españoles. No es por discriminarlos, pero tienen menos formación, menos experiencia, y lo que es peor, son trabajadores sumisos a las órdenes del empresario. Los sindicatos no tienen fuerza ninguna en las empresas. Las condiciones laborales, además de ser peores, tampoco respeta el mínimo establecido de contratación indefinida que debe haber en una empresa, que es entorno al 10 %. Y el Turismo es el que está creando empleo, ¿qué tipo de empleo? Precario como siempre, sin estabilidad alguna, que cuando llegas al año te echan a la calle, condicionando siempre que al no recibir subvenciones no te pueden hacer indefinido, y primando la mano de obra extranjera, porque sale más barata.

La fuerte emigración de trabajadores españoles fuera de nuestras fronteras es cada vez mayor, muchos tienen que buscar en Europa lo que no encuentran en España. Y hay casi 4 millones 800.000 parados, no hay más, por todos los que se han ido, y los que están dentro de la economía sumergida, que son más de los que se creé. Esto no explota por esa economía sumergida que existe y no interesa controlar. La inspección de trabajo mira para otro lado, el Gobierno con que se creé empleo -poco y malo, le basta. Pero el que paga, es el de siempre… el trabajador.

Manolo Mora
Diplomado en Relaciones Laborales por la Universidad de Alicante