Hoy hace ya seis años que murió Don Pedro Zaragoza Orts. Para mí es una fecha fácil de recordar; porque es muy raro el día en que no lo nombro o que no pienso en alguno de sus consejos. De ellos echo mano, sobre todo, cuando como ahora unos sinvergüenzas quieren aprovecharse del patrimonio de su Benidorm del alma, y políticos que en esta ocasión no están demostrando amor por el pueblo que representan, les dan todo tipo de facilidades para que se lleve a cabo una tropelía que, si se consolida, jamás les perdonarán las gentes de bien que han tenido la suerte de nacer o residir en esta bendita y privilegiada tierra.

Estas fueron textualmente las palabras de don Pedro: «A veces, algunos políticos resultan ser enanos mentales y no dan más de sí. Qué se le va a hacer. Ahora bien, si alguno de ellos osa perjudicar los intereses de Benidorm, siempre me tendrá enfrente» Y eso es simplemente lo que este humilde y sencillo ciudadano de a pie intenta evitar: que algún político irresponsable haga perder a Benidorm dinero y dignidad.

Me explico: si a esos individuos que pretenden que se les firme un contrato leonino para -utilizando instalaciones municipales por siete años- obtener un beneficio pecuniario sin la contraprestación correspondiente; consiguiendo encima que el Ayuntamiento les abone dinero sin conocerse el monto total de la recaudación que van a obtener en un negocio próspero, Benidorm no solo perderá mucho dinero -tanto, que si quienes tratan el asunto lo pudiesen calcular, seguramente no actuarían así- sino también la dignidad, al dejar sus ciudadanos, a través de los políticos que los representan, que les tomen por imbéciles. Hasta el nombre actual del evento no tiene sentido y ahí continúa promocionándose…

En estos momentos, no se me ocurre, ni está en mi mano, ninguna solución para parar este desaguisado. He hecho individualmente todo lo que he podido; pero hasta ahora sin resultado positivo. Y solo me queda exclamar de vez en cuando: ¡Ay, si mi querido amigo Pedro levantara la cabeza! Pero como “de bien nacidos es ser agradecidos”, pido la colaboración de toda la sociedad civil de Benidorm, para que en memoria de este Ilustre y Predilecto Hijo, colabore en la manera de sus posibilidades para tratar de evitar que se produzca la barbaridad que indirectamente se pretende cometer.

Y lo más triste del caso es que don Pedro -doy mi palabra de honor- me dijo en una ocasión, cuando nuestro actual primer mandatario municipal, el señor Navarro, estaba en la oposición: «Agustín es un chico muy majo que un día podría llegar a ser un buen alcalde. Porque es inteligente, honrado y quiere mucho a su Pueblo»… Pero estoy convencido de que, al final, nuestro Alcalde- en un acto que revelará su grandeza de espíritu y hará honor a las palabras que le dedicó la persona que tanto le quería- rectificará. Y aquí no ha pasado nada.

Cecilio González