Ayer tarde, saltó la noticia en algún periódico digital de que el sindicato Manos Limpias había presentado una querella criminal contra el Presidente Arturo Mas, por delito de prevaricación, desobediencia y sedición o rebelión. La noticia, a día de hoy, es como si se hubiese esfumado. No lo comentaron en las notiias de la tele y no lo veo en los periódicos de hoy. Raro.
Siempre me ha intrigado el sindicato Manos Limpias, que al parecer lleva funcionando desde 1995, aunque no se le conoce acción sindical propiamente dicha. Eso sí, está presente en todos los procedimientos importantes de corrupción como acusación particular, sino los han iniciado ellos mismos. En la redes sociales se les acusa de sindicato fascista, ligado a la Falange y al difunto Blas Piñar.
Sé que mis amigos de izquierda, republicanos, no tienen ningún cariño por este sindicato, por ser los culpables de que uno de nuestros jueces estrella, Baltasar Garzón, esté apartado temporalmente de la carrera judicial. Tampoco mis amigos monárquicos, de izquierda o derecha, sienten simpatía por Manos Limpias, por ser parte activa de los procesos que se están llevando contra Iñaki Urdangarín y la Infanta Cristina, lo que desestabiliza el régimen monárquico vigente.
Aparte de éstos dos casos, están en todas las salsas.
La querella contra Mas podrá ser admitida a trámite, o no, por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Si se admite, tendrán que entrar a investigar a fondo y se podrá imputar, o no, a Mas, y se le juzgará, o no.
No entro a valorar los orígenes, ni los fines últimos que pueda perseguir este sindicato. Lo que si aplaudo es que por fín alguien se haya atrevido a actuar como muchos desearíamos que hiciesen nuestro gobierno y el resto de fuerzas democráticas. Tendrán o no razón. La justicia tendrá que decidir. Para que exista una democracia, tiene que haber unas leyes que todos debemos aceptar y cumplir, desde el Rey hasta el último de sus » súbditos » , siendo la Constitución la más importante de todas
Veremos en que acaba todo ésto; puede ser un proceso largo y hasta tedioso.
Justicia para todos. Al pan, pan, y al vino, vino.

DESDE MI OTERO
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Francisco Javier Reverte Lledó