A quienes tuvimos la fortuna de conocer y tratar a Don Pedro Zaragoza nos ha llenado de alegría este nuevo reconocimiento que se le acaba de tributar con la presentación de su biografía, escrita por Pedro Nuño de la Rosa: periodista de raza; reputado escritor gastronómico a nivel internacional y magnífico cronista y analista político.
¿Y por qué el Alcalde y la concejala de Turismo se la encargan a él? Muy sencillo. Porque en vida de Don Pedro la Diputación Provincial ya le había encomendado este trabajo. Pero cuando Nuño, después de muchas horas de entrevistas con el biografiado, amén de contactos con algunos de sus antiguos colaboradores y de investigar por su cuenta la vida y obra del Fundador del Benidorm Moderno, una “mano negra” ordenó paralizarla. Como suena. Así nos comportamos, a veces, en este país: haciendo bueno el dicho de que “nadie es profeta en su tierra”.

Negar que Pedro Zaragoza tuvo enemigos sería desvirtuar la Historia. ¿Qué personaje de los grandes en cualquier actividad, ya sea política, artística, empresarial, etc., no los tiene? Sin embargo, a él la mayoría de la gente de toda clase y condición social y – lo que es más difícil – diferente pensamiento político, lo adoraban.
Cuando el PSOE, entonces en la oposición, presentó una moción al Consistorio Municipal con las propuestas de su nombramiento como Hijo Predilecto y de dedicarle una calle – la elección de la misma no fue del agrado de todos -, el entonces alcalde, Vicente Pérez Devesa, al acabar su lectura, la apoyó directamente en nombre de todos sus concejales, sin necesidad de votación alguna. Tal fue el grado de entusiasmo que despertó la iniciativa, aun viniendo de adversarios políticos.

Aunque ya tendrán ocasión de leer el libro -a modo de pequeño homenaje -quisiera referir una anécdota que refleja su grandeza de espíritu. Leo que en la presentación de la obra, Quico Zaragoza comentó el momento en el que a su padre se le saltaron las lágrimas el día de la celebración de la llegada del agua corriente a Benidorm.
Conozco de boca del protagonista lo complicada que fue aquella “aventura” y los desaires que tuvo que sufrir de los vecinos más escépticos que al cruzarse con ellos en la calle, llegaron a espetarle: “De ilusión también se vive”.
Pues bien, Doña María Ivars, entrañable, cariñosa y encantadora esposa que vivió a su lado todo tipo de vicisitudes, me confesó lo siguiente en relación al tema: “Cecilio, no te puedes imaginar lo que pasamos. Incluso, como faltaba dinero para acabar las obras, un día se presentó Pedro en la Caja y no se conformó con vaciar nuestras cuentas, sino que “arrampló” con todos los ahorros de las cartillas de nuestros hijos”.
Así era nuestro Pedro: la persona más generosa que he conocido. Y además de visionario, familiar, inteligente, culto, trabajador, socarrón, fiel amigo de sus amigos, amable y servicial con todo el mundo, fue un genio en lo que hoy se conoce como “marketing turístico”; impulsando con brillantes ideas e imaginación, no sólo el turismo de su pueblo, sino el de toda España. Pero estoy seguro de que lo que más le gustaría que escribiese sobre él es que amó con pasión a su Benidorm del alma.

Cecilio González